El tiro por la coleta
A Jonathan Cabeza, el concejal asilvestrado que deseaba un tiro en la
nuca para Pablo Iglesias, no habría que demandarle, ni siquiera pedir
su dimisión. Es de agradecer que los energúmenos se vayan identificando y
exhibiendo públicamente ese lado oscuro que prefieren guardar para la
intimidad y el colegueo, sin que nunca les asome la garra ni se les vea
el colmillo retorcido, ni les chorree la baba venenosa por las comisuras
cuando ejercen sus funciones públicas y políticas. Cabeza era concejal
de Fiestas, Cultura (¿?) Juventud y Deportes de su pueblo. Demos por
bueno que Jonathan fuera un excelente organizador de festejos, un joven
profesional del botellón y un deportista de élite.
Demasiadas responsabilidades. Cuando a un analfabeto funcional, que escribe “haber” por “a ver”, le pones al frente de la cultura ciudadana no puedes esperar mucho más que esa versión del “Cuando oigo hablar de Cultura echo mano a la pistola”, que dicen que dijo el jerarca nazi Goering un día que le tocaron mucho los cojones. También podría ser una adaptación de aquella dialéctica joseantoniana de los puños y las pistolas, pero no quiero caer en la difamación.
Casi puedo asegurar que Jonathan Cabeza Infante no ha necesitado tanta teorización para llegar a la solución definitiva del tiro en la nuca. Primero disparar y luego preguntar dónde hay que presentar la dimisión y decir que tus declaraciones han sido sacadas de contexto. ¡Haber si no sabemos aguantar una broma!
Gloria y loor al exconcejal Cabeza Infante, cuya dimisión ha sido
aceptada por la alcaldesa Infante, pero la homonimia, muchas veces, nada
tiene que ver con la endogamia ni con el parentesco (mi segundo
apellido es Mas, honorable sin duda, pero sin vínculo alguno con el muy
honorable Artur).
La fiel infantería del PP no ha podido expulsar al concejal indomable porque no estaba afiliado al partido. Además, no cobraba, gesto digno de encomio, tan encomiable como el de presentar su dimisión voluntariamente y pedir perdón a los agraviados descontextualizadores que cuando dices digo dicen digo y no Diego, como tú querías decir. ¡Haber si nos aclaramos!
La cofradía del PP muestra su infinita compasión con sus pecadores casi siempre que reconocen públicamente sus errores. “Lo tuyo ni siquiera era pecado”, debió de decirle Mariano a su Monago antes de explicar que es legal considerar las visitas a la novia como viajes de trabajo, como forma de conciliar la vida laboral con la personal. No sabemos si la teoría incluye a una sola novia o a varias, si reconoce a los polígamos y qué papeles se necesitan para acceder a un noviazgo itinerante de forma oficial.
La cúpula y la crápula del PP habían viajado a Extremadura para hablar de transparencia y buen gobierno y, tal vez, quisieron comenzar con un caso práctico. Tocaría también felicitar a esa “novia” tan visitada que ya ha causado problemas a dos cargos del PP, en Extremadura y en Teruel. Esta renovadora por la base merece también compasión y aplauso de los que aplaudieron a Monago cuando dijo que pensaba devolver todo lo que había pagado de su bolsillo y pidió perdón por lo que no había hecho. ¡Qué lección de humildad! Haber si aprendemos.
Cambio de canal y escucho a otro héroe popular, Grau, el vicealcalde de Valencia, que ofrece una rueda de prensa para dar explicaciones por su imputación en el caso Nóos pero decide no explicar nada y sacar pecho. Y los periodistas, que son como son, le preguntan por qué ha convocado la reunión y el vicealcalde imputado que no se siente imputado responde: “Porque me da la gana” o, como hubiera dicho su colega el Jonathan Cabeza, “Porque me sale de los cojones, haber qué pasa”.
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