Estos días las brujas de Zugarramurdi
han sido desempolvadas de los anaqueles de la historia de la mano del
cineasta Álex de la Iglesia, no creo que se recree en los hechos
históricos, sino que se trata de una alocada comedia. Sin embargo para
poder hablar de esta cinta primero tendremos que verla. Los Ojos de Hipatia
lo que tratarán es acercarles los hechos históricos que ocurrieron en
1610, cuando cincuenta y tres vecinos de Zugarramurdi fueron procesados
en el Auto de Fe de Logroño. Once personas o doce según las fuentes
fueron condenadas a la hoguera, en lo que se conoció como la quema de brujas. El lugar Zugarramurdi un pequeño pueblo navarro situado a pocos kilómetros de la frontera con Francia.
Este es un tema al que vuelvo de vez en
cuando o mejor dicho no abandono. Me interesa el papel de la mujer como
bruja, dentro de un matriarcado donde es la sanadora, ligada a la
naturaleza y todo lo que ella le ofrece. Para luego convertirse en una
fabricadora de pócimas, con vuelos nocturnos encima de una escoba, y ser
adoradoras del diablo, cuando no sus concubinas. La religión las relega
de su espacio en la comunidad, las aísla, convirtiéndolas en seres
temidos y despreciados, lo diferente no tiene cabida en el nuevo orden
cristiano. En los hechos de Zugarramurdi el fanatismo encontró las
puertas abiertas, frente a la razón, lo que propició la intervención de
la Inquisición.
Los hechos fueron realmente luctuosos,
casi trescientas personas fueron sospechosas de formar parte de una
secta en la que se adoraba a Satán. Hay que recordar que en estas
tierras el cristianismo se implantó más tarde, las creencias y prácticas
anteriores a él se mantuvieron intactas mucho más tiempo que en el
resto de la Península. Se vieron afectadas personas de las comarcas de
Navarra y Gipuzkoa, pero la mayor parte eran del valle del Baztan. La
Inquisición con este proceso pretendía vencer el culto a la brujería.
Los hechos que motivaron el proceso
de la secta demoníaca de los brujos de Zugarramurdi, mundialmente más
conocido por «el proceso de las brujas de Zugarramurdi», fue el
siguiente…
Las actuaciones darán comienzo como
consecuencia de la denuncia de una joven… «y es que una bruja (cuyo
nombre no se declaró más que era de nacionalidad francesa y se había
criado en Zugarramurdi), habiendo vuelto a Francia con su padre, una
mujer francesa, la persuadió a que fuere con ella a un campo donde se
holgaría mucho, industriándola en lo demás que había de hacer, y dándole
noticias de cómo había de renegar, y habiéndola convencido la llevó al
aquelarre, y puesta de rodillas en presencia del demonio y de otros
muchos brujos que la tenían rodeada, renegó de Dios, y no se pudo acabar
con ella que renegase de la Virgen María su Madre, aunque renegó de las
demás cosas, y recibió por dios y señor al demonio…que en año y medio
que fue bruja, hizo todas las cosas que hacían los demás brujos, siempre
andaba con recelo de parecerle que no podía ser dios aquel demonio…».
Cayó enferma y arrepentida «propuso de se confesar luego que pudiese ir a
otro lugar que estaba de allí media leguá…Y habiendo cumplido el
sacerdote la dio muchos y buenos consejos, y la consoló y animó,
mandándola que muy de ordinario nombrase el nombre de Jesús…».
Arrepentida delatará a los brujos que había conocido…
Y resultarán inculpadas numerosas
personas y entre ellas, como figuras principales de la alucinante
historia: Miguel de Goyburu, «rey de los Brujos», su esposa Graciana de
Barrenechea, «bruja y reina del aquelarre» y sus hijas. Otros personajes
importantes del proceso serán Martín Vizcar; Juan de Echalar, brujo y
ejecutor de las penas impuestas por el demonio; María de Echaleco,
bruja; María de Yurreteguía tendrá una activa intervención en la
inquietante historia, con las brujas María Chipia, vieja tullida y
maestra de novicios, y de María de Zozoya, que morirá en la hoguera (de Alfredo Gil del Río).
En el proceso de Logroño intervinieron:
don Juan del Valle Alvarado, don Alonso Becerra Olguín y don Alonso de
Salazar y Frías, el ordinario del obispado y cuatro consultores. Es
curioso que en este proceso los dos primeros creyeran firmemente en la
existencia de las brujas. Frente a la opinión de Salazar y Frías que lo
rechazaba, además de no creer en las denuncias arrancadas bajo coacción o
tortura. Todo esto hace pensar claramente en la dudosa veracidad de los
testimonios de los inculpados. El tribunal de la Suprema juzgó lo que
para ellos era una herejía, con ello salvaguardaban todos los preceptos
cristianos.
Lo cierto es que se ha creado una
leyenda negra del lugar por sus bruxes, que eran unas perfectas
conocedoras de la naturaleza y por ello ligadas a ella. Sirvan estas
pocas palabras como homenaje a las víctimas de una sin razón.
Para saber más sobre el tema les dejo algunos libros:
- Historia y leyenda de las brujas de Zugarramurdi de José Dueso.
- Las brujas y su mundo de Julio Caro Baroja.
- Las brujas de Zugarramurdi de Alfredo Gil del Río.
Por Isabel Genovés Estrada
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