Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


lunes, 17 de noviembre de 2014

Permiso para asesinar, también para robar el patrimonio público



Permiso para asesinar, también para robar el patrimonio público 

 

 

Al hermano pueblo argentino del que me siento parte, a su dignidad y justicia universal.
 
 

¿Cuál debe ser la cantidad de imputados/as por corrupción para que un partido político sea considerado una organización criminal?
 
 

Esta pregunta al frío viento del invierno sintetiza, resume lo que está sucediendo en los últimos años en el estado español. Un régimen con todo tipo de escándalos cuyos protagonistas son altos cargos del gobierno, de comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos, que están robando el patrimonio público, saqueando hasta el último céntimo de un país destruido, masacrado por una casta política sin escrúpulos, sin pudor, que está conduciendo a todo un pueblo a la más vergonzosa de las miserias.
 
 

Un funcionamiento mafioso de partidos teóricamente democráticos genera inseguridad y desconfianza en la ciudadanía, en las millones de personas que sufren las políticas de esta gentuza, sus recortes sociales, desahucios a palos de los esbirros policiales, desempleo, desnutrición, decenas de suicidios por razones económicas cada semana, mientras estos delincuentes aparecen en los canales televisivos pidiendo disculpas cada vez que son descubiertos, tal como hizo el antiguo rey Borbón, cuando se fue a Botswana con su amante alemana a cazar elefantes y se partió la crisma.
 
 

Cada día un nuevo caso de corrupción que inunda todo de basura y pestilencia, sobre todo al partido gobernante, ese hibrido de la dictadura franquista convertido en “demócrata de toda la vida” por el fascista Manuel Fraga. Un conglomerado de residuos fecales que invaden nuestra desesperación por no llegar a fin de mes, la preocupación de no tener comida para nuestros/as hijos/as, de vernos sin nada, sin trabajo, sin sueldo, sin dinero, sin casa, sin pan, gracias a estos pandilleros del coche oficial, los sobres, las tarjetas blacks y las putas caras.
 
 

Sufrimos ese terror que nos deja la boca seca, cuando vemos de lo que son capaces estos cuatreros, como nos roban los derechos, los servicios públicos que tantos años nos costaron construir, mientras se llenan los bolsillos de dinero robado, inflando sus cuentas corrientes en Suiza con la sangre del sufrido pueblo, con nuestro dolor, nuestros derechos sociales saqueados premeditadamente, atracados impunemente desde los despachos de estos viciosos psicópatas.
 
 

Este régimen cleptocrático construido en los umbrales del franquismo por la misma banda de ladrones que asesinó a un millón de antifascistas, en una transición que “dejó todo atado y bien atado”, por supuesto para seguir robando a manos llenas, donde el propio presidente, el falangista Adolfo Suárez, sabía a la perfección junto al etílico Borbón, que en la Argentina se iba a asesinar a 30.000 personas, que los sanguinarios militares del criminal general Videla irían casa por casa, escuela por escuela, fabrica por fabrica para a masacrar a parte de su propio pueblo, respaldados, según documentos secretos en manos del Diario Público, por el ultraderechista y corrupto gobierno español.
 
 

La impunidad de los asesinos franquistas es total, el gobierno los protege, los oculta, los encubre de la justicia internacional para que no sean juzgados por crímenes de lesa humanidad. Los ladrones de guante blanco no van a la cárcel, son indultados y si entran salen a los pocos meses para disfrutar del capital substraído, un botín de miles de millones de euros malversados de los presupuestos del estado.
 
 

El país de nunca jamás se llama ahora España, su particular Peter Pan es un presidente pasmado, ridículo, patético, torpe, estúpido, indecente, pero con la suficiente inteligencia para servirle fielmente a la delincuencia financiera internacional, matarnos de pobreza y dolor, logrando para orgullo nacional de los miembros de su partido, que en pocos meses más de cuatro millones de niños/as estén pasando hambre, sobrevivan bajo el umbral del empobrecimiento extremo.
 

¿Cuál debe ser el límite de la paciencia de todo un pueblo para salir a las calles y encarcelar a los culpables de este atraco a mano armada contra nuestro futuro?
 

Las preguntas nos golpean como brisa indolente nuestras mejillas, la revolución de la justicia y la dignidad nos espera, solo falta tomarla de la mano dulcemente, inundar la noche de claridad y esperanza.


 





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