En verdad lo
elegante sería que la única imagen de Cayetana de Alba fuera la de
los retratos -fabulosos- que le hizo Gyenes, más jovencita, más mayor.
En ambos con una personalidad arrolladora, con joyas buenas, de las de verdad, montadas sobre siglos de poseer la tierra y casi casi a los que la trabajaban, porque el poderío de la casa de Alba se remonta allá donde no existe mi genealogía.
Un catalán
ilustre, Martín de Riquer publicó en 1999 “Quinze generacions d'una
familia catalana", en el que glosaba la historia de su familia
ilustrando cada época con documentos tanto oficiales como domésticos.
En mi familia, tan sólo he llegado a tres.
Y eso que los Pérez y los Paredes hemos tenido ganas de sobrevivir a guerras, epidemias y hambres, pero muchos sólo fueron jornaleros y la mayoría casi no asistieron al colegio, así que la tradición oral se fue con ellos.
Todos sus sueños, sus proyectos y sus logros se perdieron con sus huesecillos pegados a la tierra -siempre de algún señorito- en la que trabajaron.
En mi familia, tan sólo he llegado a tres.
Y eso que los Pérez y los Paredes hemos tenido ganas de sobrevivir a guerras, epidemias y hambres, pero muchos sólo fueron jornaleros y la mayoría casi no asistieron al colegio, así que la tradición oral se fue con ellos.
Todos sus sueños, sus proyectos y sus logros se perdieron con sus huesecillos pegados a la tierra -siempre de algún señorito- en la que trabajaron.
Capítulo
aparte merecen las mujeres de mi familia.
Aguerridas, valientes, cabales. Luchadoras incansables.
De ellas nadie ha podido decir "vivieron como les dio la gana", de ellas nadie contará que fueron embajadoras de su ciudad, es posible que alguien las recuerde cantando o echando un baile, no creo que les gustara menos bailar que a Cayetana.
Aguerridas, valientes, cabales. Luchadoras incansables.
De ellas nadie ha podido decir "vivieron como les dio la gana", de ellas nadie contará que fueron embajadoras de su ciudad, es posible que alguien las recuerde cantando o echando un baile, no creo que les gustara menos bailar que a Cayetana.
Una de mis
abuelas tuvo tantos hijos como ella, y uno se murió en el parto. No tuvo
médico. Quizá si a Cayetana le hubiera pasado hubiese sobrevivido. Vaya
usted a saber.
En verdad los pobres, aunque parezca lo contrario quieren a sus hijos con locura. Mi abuelas también quisieron a sus hombres hasta que murieron, a los nietos que crecían deprisa. Con fe en la vida, como ellas hacían las cosas...
En verdad los pobres, aunque parezca lo contrario quieren a sus hijos con locura. Mi abuelas también quisieron a sus hombres hasta que murieron, a los nietos que crecían deprisa. Con fe en la vida, como ellas hacían las cosas...
Compadezco a
Cayetana encarcelada en un cuerpo que no le obedecía, como tantos
enfermos... quién como ella, rodeada de cuanto precisara, de todos los
avances, sin mirar una factura.
Me extraña en la hora de la muerte, la loa a alguien que no hizo más que vivir de acuerdo a sus posibles, eso sí, con un punto trasgresor, que siempre es de agradecer.
Me extraña en la hora de la muerte, la loa a alguien que no hizo más que vivir de acuerdo a sus posibles, eso sí, con un punto trasgresor, que siempre es de agradecer.
Nuestras
madres y abuelas no pudieron serlo tanto.
Sin blasones y dineros no se tiene la calidad de trasgresor.
Sin blasones y dineros no se tiene la calidad de trasgresor.
Una mujer pobre trasgresora o era
rebelde o directamente una perdida, y eso es tener derecho a castigo en
la tierra y en el cielo. Parece, oyendo hablar de esta mujer, que vivió
en otra época a nuestras mujeres sometidas, analfabetas, envejecidas
antes de tiempo.
Y sí, quizá sólo ha habido un San Francisco de Asís, no
digo yo que todos andemos por la vía ascética, pero parece que hoy por
hoy habría que haber sido más comedido en la fanfarria.
Por lo que está sufriendo el vasallaje, mayormente.


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