Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


martes, 17 de marzo de 2015

Las colas del hambre en la España del dolor



Son millones de personas las que cada día hacen cola en todo el estado español para poder comer, tal como sucede con los cientos de suicidios mensuales por motivos económicos, el pacto del degenerado poder con la mayoría de los medios de comunicación nos oculta esta tristísima realidad, la de un país devastado por un gobierno nefasto, metido hasta el cuello en la ciénaga podrida de la corrupción.

Las vemos en Cádiz, Valencia, Badajoz, Albacete, en cualquier barrio de Madrid, Barcelona, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, la colas del hambre nos golpean la conciencia, rostros de personas desesperadas con bolsas en las manos, sin nada, abandonadas, desamparadas por una clase política depredadora, que gestiona el patrimonio público con el único objetivo de enriquecerse en el menor tiempo posible.

Más de tres millones de niños y niñas en situación de hambre, de empobrecimiento extremo, cada vez más gente durmiendo en las calles, familias enteras desahuciadas por la usura bancaria y sus adiestrados esbirros del coche oficial, los golpes, las patadas y las pelotas de goma contra los derechos civiles del pueblo.

Las colas del dolor en una España destruida, arrasada, hundida entre recortes sociales, estafas políticas, saqueos y robos, filas inmensas de personas, interminables en cada calle, esperando la obsoleta beneficencia de los bancos de alimentos, las parroquias y otras instituciones utilizadas por el régimen como tapaderas de la miseria generalizada.
 
 

Cola de miles de personas en el banco de alimentos de Valencia, España
 
Esa buena intención de muchas personas que colaboran en esas entidades se ve enturbiada por las acciones del mal gobierno, utilizan la caridad para tapar el verdadero rostro del sufrimiento ciudadano, sus corruptelas, sus vergonzosas políticas marcadas, dictadas, escritas con tinta roja de sangre obrera por la mafia financiera internacional del FMI, del BCH, de la Unión Europea, del imperialismo criminal de los Estados Unidos.

Cada cola destroza el horizonte como la marea negra de un petrolero hundido, como las filas de millones de seres humanos hacinados bajo el invierno gélido de la Europa de los años 40, muertos en vida, sacos de huesos, antes de entrar en los hornos crematorios de los campos nazis.
 
 




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