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He tenido que verlo muchas veces, porque
de verdad que quiero encontrar una explicación al comentario de Mariano
Rajoy: incluso una disculpa (y no soy sospechoso de tenerle aprecio
alguno), porque de no encontrarla, es peor. No he podido, y no sabría
bien cómo calificar la gravedad de lo sucedido.
Que el presidente del Gobierno de España
cometa uno o diez errores no tiene importancia, no deja de ser una
persona más. Que el presidente del Gobierno de España concatene errores
garrafales sobre un mismo asunto (sobre el principal asunto en una
nación, y el motivo por el que presuntamente aceptamos todas las
reformas y recortes), sabiendo que si la respuesta estuviera preparada
sería correcta, y que para improvisarla solo hay que hacer un mínimo
cálculo mental sobre cifras y porcentajes sencillos y asimilados por
fundamentales, ofrece una conclusión: Mariano Rajoy no sabe nada, es
como una ameba: una ameba que como decía Kropotkin en su día, decide el
precio del pan, el valor del suelo, y añado yo, la velocidad en las
carreteras o el monto de las pensiones.
Yo mismo, como mucha otra gente, incluso
siendo un tío muy torpe, puedo decir ahora mismo de memoria a cuánto
asciende la deuda de EE.UU. y su porcentaje respecto al PIB, así como la
de Japón, o Francia, o Alemania y, evidentemente, también la de España o
Grecia. El caso es que si yo no lo supiera no pasaría nada, porque yo
no decido sobre la vida de nadie.
En una sola frase comete tantos errores
inexplicables sobre su principal tarea como gobernante; sobre aquello
que debiera quitarle el sueño, que es para echarse a temblar. Dice
escandalizado que Grecia tiene una deuda del 90% del PIB (es de más del
175% que es donde la dejó su homólogo de ND, y la de España este mismo
año superará el 100%, aunque puede que ya lo supere con las cifras del
segundo o tercer trimestre), dice que eso es como si España debiera
900.000 millones de euros (no es ‘cómo’ si los debiéramos, porque de
hecho debemos bastante más: 1,045 billones hasta marzo, y ahora serán
unos 15 o 20 mil millones más según datos de su propio gobierno),
califica esa cifra de astronómica (y lo es, pero es inferior a la deuda
que él mismo ha disparado), y se queda tan a gusto.
Esto es muy preocupante, porque no es
fácil asumir que un personaje con semejante cargo llegue a ese cargo con
ese nivel de indolencia ‘penal’, y también me preocupa que el
periodista no aproveche para sacar punta a algo así, encontrándoselo de
morros.
A lo mejor es verdad que nos merecemos
el país que sufrimos. Pero me gustaría que lo sufrieran especialmente
sus votantes, y al resto que no nos hicieran pagar tan cara la decisión
de tanto necio y tanto obtuso.
http://iniciativadebate.org/2015/07/07/video-los-errores-son-humanos-pero-esto-no-puede-ser-un-error/
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