El hecho es que el 20D será mayor la capacidad de decisión de los mayores que de los jóvenes.
- España se ha hecho vieja. De los más de 36 millones de ciudadanos con derecho a voto, casi la tercera parte, 11,5 millones, tienen más de 60 años.
- Hemos llegado a la situación insólita de que la renta que reciben los jubilados supere a la de los trabajadores en activo.
- Para muchos mayores “los jóvenes” han de ser como Albert Rivera. Repeinados, con vestimenta clásica, moderados, fieles a los preceptos.
- Inventamos el rock pero podemos acabar bailando El Relicario.
Rosa María Artal | El Diario | 03/12/2015
El último barómetro del CIS ha vuelto a sorprender dando
una victoria holgada al PP. El estado de opinión conservador que
pronostica otorga buenos resultados a Ciudadanos, hunde al PSOE, frena
Podemos aunque mejora con las mareas de izquierda, y baja también a
Unidad Popular. El dato más relevante es un 41,6% de encuestados que no
tiene decidido el voto a pocos días de acudir a las urnas.
Con su
participación todo podría dar la vuelta, o justificar estos resultados
del CIS, poco coherentes con todo lo ocurrido hasta ahora. Pero hay más
variables a tener en cuenta. En particular cambios generacionales
profundos que influyen en el voto.
Esta legislatura, la del PP
de Mariano Rajoy, tiene como una de sus principales señas de identidad
el pronunciado aumento de las desigualdades. Y en todos los terrenos.
Desigualdad económica, entre los seres humanos, entre hombres y mujeres
en particular, en el acceso a todos los servicios: sanidad, educación y
vivienda como pilares esenciales. Derivas que se venían marcando,
incluso desde hace décadas, han encontrado en las políticas de este
conservadurismo neoliberal y éticamente laxo su mejor caldo de cultivo.
Un primer gráfico nos mostraría la pirámide demográfica: España
se ha hecho vieja. De los más de 36 millones de ciudadanos con derecho a
voto, casi la tercera parte, 11,5 millones, tienen más de 60 años. Casi
el doble de los que había en las primeras elecciones democráticas.
Mientras tanto, ha disminuido el número de jóvenes electores que apenas
llegan al 15%, ni aun extendiendo el tramo hasta los 30 años.
El desarrollo, una mejor
sanidad, han ido aumentando la esperanza de vida, en la tónica de los
países más civilizados. Al mismo tiempo, el control de la natalidad y,
en su caso, las dificultades económicas disminuyen el número de hijos,
para adaptarlo al que se puede atender. En los años setenta del siglo
XX, España registraba una tasa de crecimiento vegetativo del 10%
(Informe FOESSA) como los países en vías de desarrollo, mucho más si son
católicos por decreto y sin píldora anticonceptiva como sucedía en el
nuestro.
Acabamos de saber-por el INE
(Instituto Nacional de Estadística) que la mortalidad se ha disparado
en España en aumento descomunal: más del 10,5% en el primer semestre de 2015, en datos absolutos. Esta tendencia se inició en 2012,
con la cifra más alta en una década. Era el primer año de gobierno del
PP y sus recortes en sanidad. Esa disminución en concreto, los copagos
farmacéuticos y el aumento de la pobreza son las variables que suelen
influir en vivir menos años. Los olvidados e intocables suicidios
entran, probablemente, en la estadística. También ha descendido el
número de nacimientos (un 0,8%). Y por tanto el balance: estamos en
crecimiento negativo.
El hecho es que el 20D será mayor la capacidad de decisión de los mayores que de los jóvenes.
La segunda instantánea nos remite a los ingresos disponibles según la edad: Hemos
llegado a la situación insólita de que la renta que perciben los
jubilados supere a la de los trabajadores en activo. Por el baremo que
el INE llama “unidad familiar”. Y eso cuando los pensionistas españoles
cobran menos de la media europea (15.574 euros frente a 19.441 de
promedio en la UE). Los interesados pueden ver datos complementarios en
un excelente trabajo de Luis Faci publicado en CTXT este verano.
El
Gobierno ha tratado menos mal a los mayores retirados por el supuesto
“nicho electoral” que representan. Y dado que contribuyen a la ‘paz
social’ haciéndose cargo con sus pensiones y ahorros de sus hijos y
nietos. Hasta el 80% de ellos les prestan algún tipo de apoyo económico.
No será eterno. Y menos con políticas ultraliberales que acaban
reduciendo la esperanza de vida –esas que según el CIS van a ganar las
elecciones-. Se añade la Reforma Laboral del PP que ha supuesto una
merma considerable de los sueldos. Los datos constatan –de forma
inequívoca- un empeoramiento generalizado de los salarios y condiciones
laborales, excepto en los puestos mejor remunerados que se han mantenido
o incrementado.
El problema, mucho más allá
del 20D, es que las oportunidades de trabajo difícilmente van a crecer.
La economía financiera –que solo mueve anotaciones contables- se ha
desbordado en detrimento de la real y para producir ya tienen a los
países de mano de obra aún más, mucho más, barata. El lema de que “el
trabajo esclavo de unos, perjudica a todos” cada vez es más constatable,
si alguna vez no lo fue. Y también que, por todos los medios que se
quiera oír hasta con los oídos tapados, nos dicen que las pensiones no
son sostenibles.
Las últimas recomendaciones de la OCDE, esta misma
semana como aviso a navegantes, dejan claro que los nuevos jubilados no
dispondrán de ingresos suficientes para cubrir sus necesidades y se
propone pensar en alguna ocupación acorde con su edad y aptitudes.
Ultraliberalismo puro. De echarse a temblar. Y eso el día en el que el
PPmetía mano de nuevo en la hucha de las pensiones a la que ha dejado exhausta en sus 4 años de mandato.
El tercer esquema al que atender habla de las intenciones de voto por tramos de edad. Y es el que, teniendo en cuenta los anteriores, más interesa ahora.
El bipartidismo se mantiene
con los mayores de 55 años que –recordemos viene a ser la franja más
numerosa de votantes-. Los apoyos de los jóvenes en cambio les son
escasos, sobre todo al PP. Los menores de 35 años se decantan por
Podemos y Ciudadanos , mucho más por el partido que lidera Pablo
Iglesias. Y es el tramo en el que se anotan más indecisos.
Y más bajas. Involuntarias.
Aquí entra otra variable: el voto en el exterior. Pese a todas las
protestas y campañas, las dificultades para ejercer ese derecho a los
numerosos jóvenes y menos jóvenes que el paro ha expulsado de España,
van a dejar fuera de las urnas al 94% de ellos. No podrán votar no menos de 1.750.000 españoles. Una anomalía que habría de subsanarse inexcusablemente y ya porque el resultado se adultera sin ellos.
No es cierto que todos los
mayores voten conservador, uno siempre conoce… excepciones. O no tanto.
Esa generación, con menos estudios, hubo de luchar por construir un
país democrático y se movió entre el trabajo, el coraje e ideales más o
menos ingenuos –desde las flores hippies al rechazo de la guerra y
prácticamente “inventar” el rock-. Es cierto que, por ejemplo, en los
hogares de ancianos de la Comunidad de Madrid bailan ‘El Relicario’, un
cuplé, agarrados, como hacían sus padres, no ellos. Estampa de películas
en blanco y negro que presencié boquiabierta meses atrás.
Hay una
cierta tendencia a la gerontocracia, propiciada por el involucionismo
que ha imprimido el PP a la sociedad española. Hace ya mucho tiempo que
se ensalza la juventud mientras se le siegan oportunidades, ahora los
conservadores entre los mayores marcan su impronta. Y la eterna brecha
generacional se agranda, o se agranda como siempre el inmovilismo y los
deseos, la necesidad, de cambio.
El éxito de Ciudadanos es
explicable precisamente por esto. Para muchos mayores “los jóvenes” han
de ser como Albert Rivera. Repeinados, con vestimenta clásica,
moderados, fieles a los preceptos. Pedro Sánchez es aceptado al menos
por sus características coincidentes con el modelo, aunque un punto de
insolencia le haga menos homogéneo. El resto de los nuevos valores
cumplen el estereotipo al completo; incluso la hoy vicepresidenta Soraya
Sáenz de Santamaría, a quien se considera ‘muy preparada y formal’,
ignorando su mano férrea en la aplicación de las políticas de Rajoy y
las suyas propias en algunas decisivas, como la informativa.
Alberto
Garzón también les gustaría “si no fuera tan radical”. Pablo Iglesias y
los líderes de Podemos se apartan por completo del prototipo para este
sector, aunque lo sean para jóvenes y la ‘gente corriente’. Al igual que
Garzón.
Más viejos que jóvenes. Más
poder de decisión de los mayores. Con más ingresos estos dentro de una
precariedad galopante para todos. Un futuro oscuro, salvo el de quienes
se baten por lograr ese puesto al sol del poder y los pocos que de entre
ellos lo consiguen.
La última variable nos remite a su acceso a la información.
El 70% de los españoles, insistamos, dice hacerlo por televisión,
incluidos los debates espectáculo de estructura arbitraria. No son los
jóvenes, ellos apenas ven cadenas convencionales. La campaña electoral
también se va a jugar, se va a seguir jugando, en la tele.
Para gran
parte de la generación que ahora sobrepasa los 60 años, El País todavía
es un periódico progresista. Más de la mitad de los que no ven otro
horizonte que el bipartidismo, no se acercan a Internet ni para hacerse una cuenta de correo electrónico,
privándose de encontrar su propia información y criterio. La realidad
que tiene muchos más matices que los ofertados en pantalla o papel
plano. Y con anuncios.
Habrá vida tras el 20D y, si nos descuidamos, puede ser al compás de ‘El Relicario’… como último cuplé.
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