Hartos de la injusticia del sistema impositivo, que permite a los grandes pagar poco o no pagar mientras que los pequeños no se libran de una sola tasa, los comerciantes de un pequeño pueblo de Gales han diseñado un plan fiscal a medida imitando los mecanismos de elusión fiscal de las grandes empresas. Su objetivo, presionar al gobierno para obtener un sistema más justo.
La idea de que una gran empresa como ArcelorMittal o Google se instale en tu territorio, creando cientos o miles de puestos de trabajo, incluso empleos cualificados, atrae a cualquiera, sobre todo a las administraciones públicas de las que depende que eso se haga realidad y que se llevarán los laureles por ello.
Sin embargo, todos sabemos que la instalación de esa empresa conlleva exenciones impositivas, acuerdos ventajosos para tarifas eléctricas, suelo y edificios gratis, etc.
En muchos casos, esas negociaciones con la administración se convierten en puro chantaje por parte de las grandes empresas, que amenazan con llevarse su planta a otro lado, dejando a miles de trabajadores en la calle si no se les da lo que piden. A veces, simplemente la empresa factura desde un lugar fiscalmente ventajoso. Lo que hace años suponía progreso hoy es un síntoma más de pérdida de sentido de la gran escala.
El trabajador de la gran empresa, dependiente por completo de las decisiones de los de arriba, quizá preferirá que se ceda al chantaje. El pequeño empresario, sin embargo, acostumbrado a sufrir los abusos del Estado, los precios del suelo y a luchar por que la factura de la luz y los impuestos no lo arruinen, puede no verlo de la misma manera.
En un pequeño pueblo turístico de Gales, Crickhowell, los orgullosos y pequeños comerciantes locales decidieron rebelarse y darle una lección al gobierno. Empezó con la apertura de un supermercado perteneciente a una gran cadena.
El rechazo al gran distribuidor «de fuera» muchas veces procede de un localismo exacerbado, de un pueblerinismo cansino, pero en este caso, el tema es más interesante.
Aunque todo partió de la preocupación por la pérdida de ventas por parte de los pequeños comerciantes locales, la cosa se puso seria cuando éstos descubrieron que la gran cadena no pagaba apenas impuestos gracias a ciertos mecanismos legales de elusión propios de las grandes empresas multinacionales. Pero ahí no quedaba la cosa, pues resultó que esta empresa no era una excepción. Cuando uno de ellos descubrió que su pequeño comercio pagaba (proporcionalmente) 7 veces más impuestos que Facebook, decidieron pasar a la acción.
Los pequeños comerciantes locales se unieron. A la cabeza y repartiéndose el trabajo de portavoces están el ahumador local de salmones, la cafetería, la óptica, la tienda de ropa de aventura, la panadería y la librería. Juntos, diseñaron un plan de impuestos DIY que presentaron ante el HMRC (algo parecido a la Agencia Tributaria) y que se basa en las prácticas de elusión (que no evasión) de grandes empresas como Google, Facebook, Apple, Starbucks o Caffe Néro en Gran Bretaña.
Todo legal. Además, llamaron a la BBC para filmar el proceso, que incluyó visitas de los comerciantes a la Isla de Man o las islas Caimán. El resultado es un documental, «The Town that Went Offshore», que se emitirá en BBC 2 en 2016.
El ahumador de salmones, Jo Carthew, resalta que «hasta ahora, estos complicados trucos offshore solo estaban disponibles a grandes empresas que podían afrontar las tarifas de los abogados. Pero nosotros hemos juntado nuestras cabezas y encontrado una forma ingeniosa de imitarlos».
Todos afirman que no tienen nada en contra de pagar impuestos y que siempre han pagado hasta el último céntimo exigido por la ley. Lo que no están dispuestos a dejar pasar por más tiempo, es que sus competidores más grandes y poderosos jueguen con ventaja mientras ellos financian los servicios públicos.
Como dijo sobre el tema Heydon Prowse, un popular cómico británico, «tan pronto como se tapa un agujero en la ley contable, se abre otro. Los comerciantes de Crickhowell están hartos y cansados de soportar la carga de todo el sistema. A ellos no les invitan a esas reuniones íntimas con los jefazos del HMRC, a las que sí van las grandes corporaciones, y sin embargo son la columna vertebral de la economía británica».
Aunque pagar lo mismo que, proporcionalmente, paga Google sin duda les dará mucho gustito, su nuevo plan fiscal no deja de ser una reivindicación, una petición para que el gobierno haga más justo el sistema de pago de impuestos para las empresas. Esa es la razón del documental y también de su amenaza (y deseo) de compartir ese conocimiento con otras localidades, que daría lugar a una verdadera rebelión fiscal.
El acceso a la información y el conocimiento empoderan a los pequeños, hoy más que nunca.
https://lasindias.com/la-rebelion-legal-de-un-pequeno-pueblo-de-gales
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