Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 29 de enero de 2016

Las otras víctimas del terrorismo machista

Alicia bebe
Homenaje a Alicia - Foto Twitter
 
 
Alicia, una bebé de 17 meses, fue violada y asesinada brutalmente en Gasteiz hace unos días. El asesino estaba abusando sexualmente de la menor cuando su madre los encontró. En medio de la refriega, tiró a la niña por la ventana e intentó matar también a la madre, quien a pesar de los graves daños, ya se encuentra estable. Esta historia no es un hecho aislado, es un caso más de dominación del hombre sobre los que considera más débiles, las mujeres y los niños. Se trata de otro oscuro episodio en la mayor lacra que sufre España en la actualidad y que más asesinatos genera: el terrorismo machista.


Pero la respuesta de los medios de comunicación, la clase política y la sociedad todavía no trata este sangrante problema con la gravedad que exige, como se puede observar en la cobertura que varios periódicos nacionales han dado al asesinato de Alicia. Este apenas ha ocupado unas pocas noticias informando de los hechos, y cuando se ha profundizado más no ha sido con el objetivo de contextualizar en la realidad que hay tras el asesinato, sino en alimentar el morbo y la curiosidad de los lectores. 


Tanto el ABC como La Razón dedican artículos enteros a describir al sujeto: “Ahora nadie se explica qué ha podido pasar por su cabeza para que este profesor de música, sin antecedentes penales y con un currículum académico brillante, haya podido hacer algo así”, se puede leer en el ABC. Un tipo “introvertido”, con una novia de hace muchos años y “un currículo brillante”, continúa el artículo. El mensaje que se deduce de todo esto es que se trata de algo incomprensible, de un monstruo, un loco más de los que, por desgracia, existen por el mundo y van cometiendo barbaridades sin explicación. 



A base de ofrecer múltiples detalles que poco tienen que ver con la explicación del caso, sino con la recreación morbosa, se privatiza el problema. Cuando un problema se privatiza, el conflicto que hay detrás se desactiva. Son casos aislados, no asesinatos fruto de una violencia específica. Se trata de locos, de monstruos. 



Esta privatización es cada vez más común en los medios. Hay casos que, por diversas razones, saltan a la opinión pública y ocupan los medios con más que una o dos noticias en la sección de Sociedad. 


En estas ocasiones, se ofrece al espectador sediento de carnaza horas y horas de debates televisivos que privatizan y banalizan el conflicto. Ocurrió con el caso Bretón, en el que numerosos medios como El País se dedicaron a analizar al asesino de sus hijos. Se le describía como un hombre “pulcro, maniático, ordenado y frío”, que se ponía tapones en los oídos porque no soportaba el sonido de su mujer al comer.


 Pocos trataron este caso como lo que era, un caso más de terrorismo machista.


 La razón es que no había asesinado a su mujer, sino a sus hijos, ¿cómo iba a ser violencia machista? Pero había asesinado a sus hijos cuando su mujer le pidió el divorcio. Decidió matar lo que su mujer más quería cuando ella, incapaz de seguir aguantando la convivencia con ese hombre, se rebeló contra él. Bretón asesinó a sus hijos como forma de hacer el mayor daño posible a la mujer que había decidido dejar de estar bajo su dominio.


El caso de Alicia tampoco ha sido tratado como violencia machista por muchos medios. El País apunta que “fuentes policiales aleja cada vez más la hipótesis de que se trate de un caso de violencia machista, sino de un caso de abusos”. El ABC y La Razón no nombran ni siquiera el término (estas dos palabras juntas no existen en su vocabulario). Según informa La Razón, una manifestación silenciosa se ha celebrado en frente del Ayuntamiento para mostrar su repulsa por el acto, pero ninguna mención de sus pancartas de “Nos queremos vivas” o “Ni una más ni una menos”.


 Recogen las declaraciones de la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, y su “rotunda condena” a lo ocurrido, pero omiten que su repulsa se refiere a todos los casos de violencia contra las mujeres y las niñas. Lo que no nombras, no existe. Y para estos periódicos, la violencia de género no existe.



La clase política tampoco ha dedicado mucha más atención a este caso. Pedro Sánchez y Albert Rivera han hecho comentarios en sus páginas de Facebook, y Podemos ha publicado un comunicado denunciando la situación. Sin embargo, esta reacción deja muchísimo que desear teniendo en cuenta la gravedad del problema. Hace pocas semanas, la reacción que produjo la diputada de Podemos Carolina Bescansa al llevar a su hijo lactante al Congreso generó ríos de tinta. 



Numerosos medios y políticos se pronunciaron sobre el tema, incluida esta revista. Jorge Fernández Díaz, Ministro de Interior, tachó de “lamentable” la actuación de Bescansa (sí, el mismo que afirma que un ángel de la guarda le ayuda a aparcar). La socialista Isabel Rodríguez dijo que “no es cómodo ni para el bebé ni para nosotras”, y Segovia Beatriz Escudero, diputada del PP, acusó a la militante de Podemos de utilizar al bebé para generar portadas. Este acto acaparó los medios también, que llenaron varios días de noticias y artículos de opinión al respecto.


 Artículos como el de Arcadi Espada para El Mundo (sí, el mismo que tachó de “absurda” la manifestación del 7N contra las violencias machistas), quien afirmó que Bescansa utilizó a su hijo como objeto propagandístico. O el ABC, que dedicó un artículo a “desmontar” a la diputada. ¿Dónde están todas esas voces para hablar del asesinato de Alicia?



El bebé de Bescansa generó un gran debate acerca de los menores en España y la conciliación entre la maternidad y el trabajo. Mostró los cuidados normalmente relegados a las paredes de un hogar y a las mujeres, e incomodó a más de uno y una. Estos políticos y periodistas sintieron la necesidad de opinar sobre el bienestar del hijo de Bescansa, y sobre lo adecuado o no de su actuación, pero no se han pronunciado sobre la urgencia de proteger a los menores víctimas de violencia de género tras el asesinato de Alicia. ¿Dónde queda esta supuesta preocupación por la protección de los menores cuando se trata del terrorismo machista? La Ley de Violencia de Género no reconoce a los menores jurídicamente, por lo que Alicia no será contabilizada como un caso más de violencia de género. Este no es un caso aislado.



 En los últimos tres años, 14 niños y niñas han sido asesinados víctimas del machismo, y en los últimos dos años, 71 niños han quedado huérfanos víctimas del terrorismo machista. Estos datos ponen de relieve que hay una serie de medidas en España que deben atajarse urgentemente, como el blindaje de los Presupuestos Generales del Estado para la protección de las víctimas de violencia machista, o la protección de los menores por la ley. 









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