Pero no con los trabajadores, sino con el Consejo de Administración de esa empresa.
En medio de una cortina
mediática saltó a la luz hace tan solo unos días que la alcaldesa de
Barcelona, Ada Colau, renovaba el contrato con la multinacional
Telefónica valorado en 3,2 millones de euros para el gigante de las
telecomunicaciones.
Esta
renovación es acatar exactamente lo mismo que tenía planeado el anterior
consistorio dirigido por el convergente Xavier Trias. Con lo cual, los
negocios e intereses de Telefónica no solo no sufren ningún
contratiempo, sino que se mantienen y en algunos casos, como el Mobile
World Congress, se extienden.
Esta firma
ha sido el último paso, hasta la fecha, de traición que Ada Colau ha
efectuado contra los intereses de las y los trabajadores de las
subcontratas de Telefónica que el pasado año mantuvieron una huelga
ejemplar de más de 2 meses y medio de duración.
Durante la
huelga una de las principales exigencias era que Ada Colau, por aquel
entonces candidata a la alcaldía, dejara en caso de victoria de tener
tratos y concesiones con la multinacional. Los trabajadores hacían
especial hincapié en el Mobile World Congress y en las concesiones que
Telefónica tenía en la ciudad de Barcelona.
Pero el
paso del tiempo ha marcado una hoja de ruta diametralmente distinta para
la alcaldesa de Barcelona en Comú. En un primer momento, apoyó la firma
del Alcalde Xavier Trías de renovación del convenio del Mobile World
Congress para que se siguiera celebrando en la capital catalana. Y, en
segundo lugar, la renovación del contrato con Telefónica para que sea
ésta la que ofrezca los servicios y la cobertura en telecomunicaciones
en la ciudad condal.
Desde que
asumiera el cargo, Ada Colau y su equipo renovó durante los últimos 6
meses del 2015 el contrato con Telefónica por valor de 1,6 millones de
euros. Hace tan solo unos días el consistorio ha ampliado esta
colaboración con la multinacional durante los 6 primeros meses del 2016
por el mismo valor. Los negocios de Telefónica con el Ayuntamiento de
Barcelona en Comú dejarán en las arcas de la explotadora multinacional
un total de 3,2 millones. Es decir, exactamente lo mismo que percibían
con el anterior alcalde Xavier Trias.
En medio de
un ataque brutal contra las trabajadoras y los trabajadores de sus
subcontratas, que incluye despidos y represalias varias en su día a día
de trabajo, la multinacional continúa encontrando aliados en el
Ayuntamiento de Barcelona.
Diferentes
fuentes del consistorio apuntan que la complejidad de la infraestructura
y de las negociaciones ha perjudicado a la hora de encontrar otras
alternativas. Sin embargo, el pacto de renovación firmado por el equipo
de Barcelona en Comú no incluye ni un solo punto de perjuicio para la
multinacional. Mantiene la cuantía de beneficio, a la vez que no incluye
ninguna “cláusula social”, es decir, una cláusula que obligue a la
empresa a conceder unas condiciones laborales “dignas y justas” para sus
trabajadores.
Esta
“cláusula social” fue otra de las promesas que tanto Ada Colau como su
número dos, Gerardo Pisarello, no se cansaron de pregonar durante la
campaña electoral y frente a las trabajadoras y los trabajadores de
Movistar durante su huelga, y que era un punto marcado en negrita en el
“Compromiso de las escaleras”. Pero de nuevo una promesa más que ha
quedado en humo. Fuentes del Ayuntamiento aseguran que se están
“estudiando fórmulas para que estas cláusulas se incorporen en un
futuro”.
Pero para
los trabajadores que lucharon incansables contra un gigante de la
explotación y la precariedad y que a día de hoy mantienen su lucha
contra las represalias y los despidos, el futuro es tan solo un término
vago y lejano.
Al mismo
tiempo, en medio de la huelga de TMB, el consistorio dirigido por Ada
Colau vuelve a mostrar su cara más antipopular y que ataca una vez más a
la clase trabajadora, aquella que realmente lucha contra la precariedad
y la explotación sin retóricas.
izquierdadiario.es



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