Adquirir una prenda de ropa de las marcas del grupo Inditex que se haya confeccionado en Marruecos
supone refrendar un sistema de producción en el que las trabajadoras
acumulan hasta 65 horas a la semana detrás de una máquina para cobrar un
salario de 178,72 euros mensuales, condiciones laborales que las
mantienen “viviendo en situación de pobreza” mientras el fundador del
imperio textil, Amancio Ortega, se consolida como la mayor fortuna del
planeta.
La multinacional española feudo de Amancio Ortega, quien ostenta la tercera mayor fortuna en el mundo, propietaria de las marcas Zara, Zara Home, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Kiddy’s Class, Uterqüe o Stradivarius, entre otras, ha recibido numerosas denuncias en países como Marruecos, Portugal, Argentina o Brasil,
tras descubrirse talleres clandestinos donde vivían niños menores de
edad que eran explotados en condiciones infrahumanas, realizando
jornadas que excedían las doce horas según informa tres24.
Estos hechos, que se vienen
sucediendo con escaso impacto mediático por parte de los grandes grupos
informativos en el mundo (¿complicidad, tal vez?) desde los inicios de
la Compañía, siguen repitiéndose a pesar de que el código de conducta de
la Empresa prohíbe terminantemente la esclavitud,
tanto de manera interna como en las subcontratas. Estas últimas son
frecuentes víctimas de la justificación de sus prácticas; Inditex alega
que los cientos de talleres clandestinos repartidos por el mundo que han
sido y son investigados por albergar a niños y familias enteras que
trabajan en condiciones de esclavitud confeccionando prendas y calzado
para Inditex son ajenos a su conocimiento y su gestión corporativa.
La prensa
nacional se niega a investigar que ha detrás del rentable y sucio
negocio de la explotación de millones de trabajadores. Sin embargo, el periódico noruego Aftenposten creó un “reality” donde 3 jóvenes fueran a Camboya para ver cómo se produce la ropa que se ponen a diario. En su apartado de video lanzó varios capítulos bajo el nombre Sweat Shop (ya disponible en español). En
ella, se muestra a tres jóvenes noruegos que estuvieron en este país
asiático, viviendo durante un mes en las mismas condiciones de vida y
trabajo que las trabajadoras textiles.
El resultado cambió sus vidas:
Más allá del objetivo de esta serie: ver
a estos jóvenes enamorados de la moda llorando por todo lo que ven,
es una oportunidad excepcional para mostrar las denunciables condiciones
de trabajo que se vive en Camboya. Las largas jornadas de trabajo y un
salario muy por debajo del nivel de vida ocasiona que más de 1.000 trabajadoras ya hayan perdido incluso el conocimiento mientras trabajaban
en estas fábricas. Y eso sólo en lo que llevamos de 2014. Aunque
recordemos que no es la única bajo sospecha, en este mismo blog contamos
hace poco otro caso de explotación en Primark.
El ‘low cost’ de Primark tiene una doble cara. El convenio colectivo para las dependientas establece un salario base de 15.247 euros al año
para los trabajadores a tiempo completo, que se reparte en 12 pagas
mensuales y tres extras. Y mucho más: un informe elaborado por el
prestigioso Centre for Research on Multinational Corporations,
organización independiente holandesa sin ánimo de lucro y el India
Committee of the Netherlands, una ONG del mismo país impulsora de la
campaña Clean Clothes (Ropas Limpias) contra la explotación vinculada al
comercio textil, nos advierte de las prácticas “esclavistas”
de algunos de los gigantes mundiales de la moda. Entre otras marcas,
citan a Tommy Hilfiger, Timberland, H&M, Marks&Spencer, Diesel,
Gap, C&A, El Corte Inglés, Cortefiel, Inditex( propietaria entre
otras de las tiendas Zara).
PERO LA HISTORIA VA MUCHO MÁS ALLÁ: LA CENSURA EN PRENSA
Aquel viaje cambió la vida de una de las jóvenes y muchos de los que pudieron ver los capítulos. Pero Anniken Jørgensen, bloguera de tan solo 17 años decidió emprender una campaña de denuncia sobre lo que vio y que aquella experiencia no quedara en una simple anécdota.
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Decidió denunciar qué marcas estaban detrás de esa explotación, como la sueca H&M. Fue al empezar a señalar a marcas concretas donde empezó su calvario pues según denuncia en su blog, el medio que les llevó de viaje, Aftenposten, le prohibió hablar públicamente sobre lo vivido y sobre todo mencionar marcas, concretamente H&M. A pesar de los meses de lucha el silencio mediático se mantenía. Ningún medio parecía dispuesto a hacerse eco de su denuncia y hablar de las marcas que fabricaban en aquellas tiendas.
“Es increíblemente frustrante que una importante cadena de ropa tenga tanto poder que pueda asustar y condicionar al periódico más importante de Noruega. No es de extrañar que el mundo esté así. Pensaba que en mi país había libertad de expresión. Me equivoqué” Anniken Jørgensen.
Poco a poco, y gracias al poder de
difusión de la gente a través de sus redes sociales, la lucha de esta
bloguera está obteniendo sus frutos, su blog es más seguido y sus denuncias son difundidas gracias a usuarios como tú o como yo.
Gracias a esta presión, H&M ha dado el paso y le ha solicitado una
reunión en su sede en Estocolmo (Suecia) y su denuncia de boicot
mediático empieza a tener eco en varios medios de su país.
Si hace unos días hablábamos de cómo muchas veces somos los propios consumidores los que no queremos ver qué hay detrás de la industria alimentaria,
también nos toca hablar de cómo han conseguido convertirnos en
consumidores de ropa de usar y tirar. Todo ello orquestado según las
“modas” que nos imponen renovar el armario cada temporada y gracias a la
explotación a la que someten a millones de personas y animales
en todo el mundo para abaratar costes. Pero merecemos saber y que se
difunda la verdad para ser clientes conscientes y rechazar ciertas
prácticas.
“La proliferación de las tiendas low cost está íntimamente relacionada con una educación también low cost, que las políticas ultraliberales imponen a la sociedad: más bragas a 1 euro y menos Filosofía o Artes en los contenidos curriculares de escuelas y universidades. A través de un sistema de consumo estúpido y de una formación académica cada vez más estúpida, las sociedades serán más fácilmente manipulables, dirigidas, dominadas, vigiladas”
Extracto del artículo ‘Los calcetines de Primark’
Como bien sabe Anniken, es complicado que esto salga en las noticias.
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http://muhimu.es/economia/slowfashion/
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