Ramona Álvarez, vecina de San Carlos del
Valle (Ciudad Real), quiso tomar la comunión en la misa del pasado
domingo pero el cura se la negó porque ya no aporta los generosos
donativos de 6.000 euros al año que ella y su hermano, fallecido hace
dos años, solían realizar a la parroquia. Según Ramona, no es la primera
vez que el cura de este pueblo le niega este sacramento por este
motivo, como el religioso ha llegado a reconocer en público.
Es la última gota que ha colmado el vaso
de la paciencia de los 1.200 vecinos de este pueblo que, a través de su
alcalde, José Torres, han pedido al Obispado de Ciudad Real el relevo
del párroco.
Según el alcalde, “los vecinos sienten
dolor y se sienten acosados y muy indignados con algunas de sus
actitudes” como negarse a celebrar entierros o a dar el sacramento de la
extremaunción a determinadas personas.
El último desplante
del sacerdote del pasado domingo que ha tenido como víctima a Ramona
incluso animó a los feligreses que llenaban la iglesia a abandonar el
templo al ser testigos de cómo el cura le daba la espalda cuando la
mujer acudía a recibir la comunión.
Según los vecinos, revolucionados con su
cura, el sacerdote siempre ha estado demasiado preocupado por el dinero
porque se quejaba de que el Obispado no le pagaba lo suficiente para
mantener sus gastos.
El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, será
ahora el destinatario de la carta que los vecinos de San Carlos del
Valle van a enviar comunicando los “malos modos” de su párroco, una
información que ya conocía el anterior obispo, Antonio Algora, sin que
tomara cartas en el asunto.
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