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jueves, 30 de marzo de 2017

El índice de tolerancia de los vascos hacía los inmigrantes alcanza su cota más alta



El “índice de tolerancia” de los vascos hacia la inmigración registró en 2016 su nota más alta desde 2007, antes de la crisis y cuando la Universidad del País Vasco y el Gobierno Vasco pusieron en marcha el Observatorio de Inmigración-Ikuspegi.


El pasado año, según ha informado hoy Ikuspegi, ese índice de tolerancia subió a 59,04 puntos, cuando el máximo hasta ahora eran los 58,74 puntos registrados en 2008, mientras que la nota más baja de la serie fueron los 53,62 puntos de 2012.


Pese a ello, la percepción de que la inmigración es un problema en Euskadi se mantiene en niveles similares, con un 12,4 %, el cuarto principal problema por detrás del paro (85,5 %), la economía (26,0 %) y la corrupción y el fraude (13,8 %), aunque sólo el 2,2 % de los vascos cita de forma espontánea a la inmigración como uno de los principales problemas.


Además, el 8,5 % de los vascos siente que la inmigración le crea un “problema personal”.
En cuanto a las ayudas sociales, los resultados pueden resultar contradictorios, ya que si bien aumentó notablemente (del 39,6 al 48,5) el porcentaje de quienes piensan que los inmigrantes deben acceder a la RGI en las mismas condiciones que los autóctonos, también se incrementó (del 54,8 al 56,5) el de quienes creen que los inmigrantes se “benefician excesivamente” de las ayudas sociales.


Otro dato destacado del estudio es que en 2015 bajó el número de vascos que piensan que la inmigración genera inseguridad y delincuencia (pasó del 41,4 % al 34,9 %) y por primera vez son más los vascos (39,8 %) que creen que la llegada de inmigrantes no afecta a la seguridad ciudadana.

 
Respecto a los servicios públicos a los que se debe dar acceso a los inmigrantes, es absolutamente mayoritaria la opinión de que la educación (78,0 %) y la sanidad (72,5 %) es universal, mientras que las ayudas sociales, la vivienda pública o el voto se considera que debe ser solo para los extranjeros que han regularizado su situación.


Una cuarta parte de los vascos (la cifra más alta de la serie desde 2007) regularizaría a todos los inmigrantes, mientras que un 43,3 % solo lo haría con los que tienen un trabajo. En el caso de los refugiados, el 29,8 % los acogería sin ninguna restricción y el 41 % solo recibiría a aquellos que se compruebe que están perseguidos en su país.


“En términos comparativos los datos del barómetro de 2016 son algo mejores en general que los de 2015 y marcan la consolidación de un escenario postcrisis, más favorable y optimista con respecto a la inmigración de origen extranjero”, ha concluido Ikuspeg


 





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