Hablamos
de la demanda de prostitución en masculino porque en la inmensa mayoría
de los casos son hombres, y es que cuando se analizan algunos fenómenos
e instituciones sociales, a menudo la masculinidad no es tenida en
cuenta como situación privilegiada y son sólo las "otras"
a las que se analiza, se etiqueta, se estigmatiza, y a quienes se les
exige transformación. En este artículo Beatriz Ranea pone el foco en el
putero, en quién demanda la prostitución.
El hombre invisible
al que hacía referencia H. G. Wells no absorbía ni refleja la luz y por
tanto, se podía volver invisible a ojos de los demás. Algo así parece
que ocurre con los hombres que demandan prostitución que pertenecen a
ese género con el "don" de la invisibilidad en algunos debates y análisis.
Hablamos
de la demanda de prostitución en masculino porque en la inmensa mayoría
de los casos son hombres, y es que cuando se analizan algunos fenómenos
e instituciones sociales, a menudo la masculinidad no es tenida en
cuenta como situación privilegiada y son sólo las "otras" a las
que se analiza, se etiqueta, se estigmatiza, y a quienes se les exige
transformación.
En lo que se refiere a la prostitución y la trata de
mujeres con fines de explotación sexual, tanto en los estudios, los
medios de comunicación, como en la cultura popular, prostitución tiende a
identificarse únicamente con las mujeres dando lugar a un imaginario
colectivo en el que prostitución aparece como sinónimo de prostituta,
como si ésta encarnase en sí misma una institución tan compleja como es
la prostitución.
No
suele centrarse ninguna atención en el resto de actores que intervienen
como la demanda, el proxenetismo, el Estado o la sociedad. En el caso
de la demanda, Beatriz Gimeno sostiene que esta invisibilización "es en
sí misma consecuencia de una ideología determinada que produce
representaciones sociales y sexuales únicas y que ve la prostitución
como natural, y por tanto inevitable".
En este sentido, el pensamiento
crítico feminista ha de tratar de cambiar esas representaciones sociales
y marcos de referencia patriarcales, preguntándonos a qué se debe, por
ejemplo, que tanto desde medios de comunicación conservadores como
progresistas se siga poniendo el foco únicamente en las mujeres,
ocultando uno de los correlatos que las acompañan: el de los hombres que
pagan por ello.
Hay
un interés claro en invisibilizar a los demandantes porque cuando nos
acercamos a la demanda de prostitución, es fácil observar como los
puteros reproducen patrones de un modelo de masculinidad hegemónica, es
decir, un modelo de "ser hombre" que se aleja del
reconocimiento de la autonomía (sexual) de las mujeres. Para acercarse a
la demanda, podemos acceder a los escasos estudios al respecto o a los
foros donde éstos intercambian experiencias, opiniones, recomendaciones
sobre las mujeres o los espacios de prostitución. Algunos ejemplos de
comentarios encontrados en foros:
"Después
del tiempo que lleva uno en este maravilloso mundo, ando buscando
nuevas experiencias. Antes se veía alguna lumi embarazada pero ahora es
difícil. Alguno puede facilitar información de dónde follar con una
preñada de más de cinco meses en Madrid". (Usuario: daddy)
"Rumanita
recién llegada, no habla español, muy servicial, entregada, se deja
dedos: Esta acompaña amiga rubia mal teñida, esta rumana es castaña
entregada al 100%, 20 21 años se deja meter 3 dedos en la vagina,
mientras la chupa sin condón, mejor llevar guantes de látex, la tiras
del pelo y la chupa más rápido y no dice nada, se deja. Lo mejor la
corrida dentro de su boca, se lo trata todo y además con sonrisa
incluida. 15€ chupar y tragar. Follar y tragar 20€". (Usuario: mortaldog)
"He
estado en la glorieta más cercana a la avenida real de pinto, donde se
ponen las rumanas, y había una que nunca había visto, morena y con unos
tetones de impresión (...) Por 15 euros, solo follar sin chupar ni nada
nos hemos ido (el precio lo ha puesto ella). Cuando estaba a punto de
correrme me dice que pare que voy muy fuerte, total que empiezo a ir más
despacio y claro, tardo más, todavía no me he corrido cuando la muy
zorra ha cogido y se ha ido. Hija de puta como la vea la atropello, me
la he tenido que pelar como un mono, y os aseguro que la he tratado
bien, la he dicho que que bonita era, cuando me ha dicho lo de más
despacio más despacio, que si donde, todo la he respetado y no ha durado
ni 7 minutos la hija de la gran puta. Por favor, si alguien tiene
pensado suicidarse, que antes la atropelle". (Usuario: tomaguarra)
Éstos
son tan sólo tres ejemplos del proceso de deshumanización de la
prostituta que realizan los puteros. Las prostitutas son representadas
como mera corporeidad sin subjetividad. Las mujeres son percibidas
cuerpos devaluados, también, a través del racismo (sexualizado) que se
perpetúa en las relaciones prostituyentes.
Conviene
invisibilizar a la demanda, además, porque con la invisibilidad de la
demanda subsiste el poder de la fratría masculina sobre el que se
sostiene la desigualdad estructural entre mujeres y hombres. Esa fratría
que cierra reuniones de negocios en el prostíbulo; o que acude tras la
cena de empresa; que celebra la despedida de soltero en un club; que se
toma unas copas allí tras la reunión del partido o del sindicato; que
celebra la victoria de su equipo; que hace chistes sobre "ir de putas";
que comparte experiencias de prostitución con sus amigos o en foros de
internet...
Como afirma Rita Laura Segato en referencia a esos clientes
que acuden en grupo a la prostitución "es común que estos grupos tengan
el burdel como el local para una confraternización entre hombres que
incluye la celebración de acuerdos, alianzas, negocios y pactos” de los
que se excluye a las mujeres. La fratría se erige sobre la invisibilidad
de los privilegios de la masculinidad hegemónica, donde la mujer existe
como instrumento para representar su hombría tanto en su autoconcepto como frente al grupo de iguales masculinos.
* Los clientes de prostitución no han conseguido alterar el índice refractivo de la luz como lo hiciera Griffin en la novela de H. G. Wells, sino que hay un interés claro en invisibilizarlos como parte del entramado sociopolítico patriarcal donde lo que no se nombra, no existe. Cambiar el marco de referencia para abordar la prostitución, supone toda una revuelta feminista.
* Los clientes de prostitución no han conseguido alterar el índice refractivo de la luz como lo hiciera Griffin en la novela de H. G. Wells, sino que hay un interés claro en invisibilizarlos como parte del entramado sociopolítico patriarcal donde lo que no se nombra, no existe. Cambiar el marco de referencia para abordar la prostitución, supone toda una revuelta feminista.
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