Señor consejero de Sanidad:
Permítame responder a sus
declaraciones sobre cómo está afectando la ola de calor al alumnado de 3
a 18 años en las aulas de la Comunidad de Madrid y a sus estrambóticas
recomendaciones para combatirla a base de abanicos de papel elaborados
por los propios menores.
Quiero pensar que es por
simple desconocimiento por lo que afirma usted que las altas
temperaturas no alteran gravemente el normal desarrollo de la actividad
escolar. Le aseguro como profesora de Secundaria que imparte clases en
un centro público que esto no es cierto.
Sabrá usted como médico que los
niños y adolescentes son especialmente vulnerables al calor. En
cualquier caso sabrá que no son más resistentes que los adultos a los
que la normativa vigente sobre prevención de riesgos laborales
desaconseja trabajar a más de 27 grados en una oficina por considerarlo
insalubre.
En los últimos días se han
registrado casos de mareos y lipotimias en centros educativos que habrá
conocido usted por la prensa, pero también se ha producido un cansancio,
desánimo, irritabilidad, pérdida de concentración, incomodidad y
desazón generalizados entre el alumnado que los maestros y profesores
percibimos claramente y que es incompatible con el aprendizaje.
He visto a mis alumnos de 16
años escapar literalmente de las aulas y esconderse a la sombra del
edificio donde tendrían que haber estado dando clase y a profesores de
tecnología afirmar que en las aulas de informática se han alcanzado los
35 grados centígrados. Todo dentro de esa normalidad en la que usted
afirma que nos encontramos.
Mis alumnos de Secundaria se
enfrentan a jornadas escolares similares al horario laboral de muchos
adultos (siete horas en el instituto donde trabajo) y lo hacen en grupos
de 33 y encerrados en aulas demasiado pequeñas sin toldos, ventiladores
ni aire acondicionado, en edificios en muchos casos pésimamente
orientados y peor aislados donde pega el sol toda la mañana. Su escasa
media hora de recreo la pasan en patios y canchas donde las zonas de
sombra son una anécdota, si es que tienen la suerte de haya alguna.
Ningún adulto trabaja en su
Consejería en estas condiciones que considera usted adecuadas para los
menores. Me pregunto entonces si sus afirmaciones obedecen a criterios
profesionales o a criterios políticos de complicidad con quienes
deberían tomar medidas para prevenir o paliar estas situaciones y no han
hecho nada al respecto.
Querría pensar que cuando un
consejero de Sanidad no asesora al Consejero de Educación ni le insta a
tomar medidas efectivas contra los efectos del calor en colegios e
institutos lo hace desde el desconocimiento, pero cuando se atreve usted
a desaconsejar por motivos de salud la instalación en las aulas de
equipos de aire acondicionado de los que sí están dotadas las áreas de
pediatría de los centros de salud y de los hospitales públicos de los
que usted es el máximo responsable no me queda más remedio que pensar
que en uno de los dos casos está actuando con negligencia.
También quiero pensar que
cuando un consejero de Sanidad recomienda que los alumnos se dediquen a
elaborar abanicos de papel para combatir las altas temperaturas en las
aulas lo hace desde el desconocimiento, porque lo contrario supondría
directamente cuestionar la profesionalidad de los docentes y
menospreciar el trabajo que realizamos, que no consiste en organizar
“terapias ocupacionales muy importantes para los niños” sino educar y
enseñar de acuerdo a los más altos estándares de aprendizaje recogidos
en una ley educativa que seguro que le suena porque la ha redactado su
propio partido.
Debo reconocer que como
profesora no me resulta nuevo que un consejero del PP de Madrid
cuestione la profesionalidad y menosprecie el trabajo de los docentes
pero hasta ahora esa labor se la reservaba el consejero de Educación,
así que quiero pensar que esto también lo ha hecho usted desde el
desconocimiento.
Cuando un responsable
político actúa con tal despliegue de desconocimiento no tengo más
remedio que preguntarme por qué no dimite o es cesado. Pero esta
pregunta ya no se la dirijo a usted sino a la presidenta de la Comunidad
de Madrid, Dª Cristina Cifuentes, que aún no le ha desautorizado y le
mantiene en el cargo.
Atentamente,
Raquel Romero
Raquel Romero – Profesora de secundaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION