Al menos 60.613 millones de
euros. Este es el último cálculo que hace el Banco de España sobre la
parte del rescate financiero que no logrará recuperar. La cifra no dista
mucho de la ofrecida por el Tribunal de Cuentas que en un reciente
informe de fiscalización calculaba que se perderían 60.718 millones de
euros, apenas cien millones de diferencia.
Esto supone que se perderá casi el 80% del dinero invertido en sanear básicamente a las Cajas de Ahorros, que recibieron ayudas públicas por valor de más de 76.410 millones de euros.
Esto supone que se perderá casi el 80% del dinero invertido en sanear básicamente a las Cajas de Ahorros, que recibieron ayudas públicas por valor de más de 76.410 millones de euros.
El Banco de España presenta
un extenso informe de 257 páginas en el que repasa no solo el rescate
sino también los prolegómenos, lo que llevo a la quiebra del sistema, y
detalla la fotografía actual.
Este pormenorizado informe tiene como objeto aclarar el papel del regulador en todo este proceso, debido al cuestionamiento al que se la ha sometido y a la inminente apertura de la Comisión de Investigación sobre el rescate que se iniciará en el Congreso.
Este pormenorizado informe tiene como objeto aclarar el papel del regulador en todo este proceso, debido al cuestionamiento al que se la ha sometido y a la inminente apertura de la Comisión de Investigación sobre el rescate que se iniciará en el Congreso.
En general el informe es muy
pormenorizado en el tipo de intervenciones que llevó a cabo el banco,
en el que se ve un intenso trabajo regulatorio y en el que se pone el
foco sobre la carencia de instrumentos para actuar de otra forma. El
recorrido histórico es abrumador, por la introducción de continuos
cambios regulatorios que se fueron desarrollando según se iba
recrudeciendo la crisis.
También hay varios capítulos
al contexto económico, a la imprevisible dureza de la coyuntura y a que
la situación empeoró por encima de la previsión de los organismos
internacionales. “Puede plantearse la pregunta de si se podría haber
actuado de forma más enérgica”, dice la entidad en un momento
determinado para concluir que no había regulación suficiente para haber
actuado de otra forma.
En el balance, el Banco saca
pecho al asegurar que cuando se inició la crisis en 2007, el sistema
español funcionó mejor que el resto gracias al tipo de supervisión que
ejercía la entidad. Achaca el deterioro de la solvencia de los bancos a
cómo se recrudeció la crisis y a los desequilibrios macroeconómicos.
Y cuando entra a valorar el papel de la entidad en materia supervisora dice que, “los instrumentos supervisores que se habían desarrollado hasta entonces […] resultaron insuficientes, evidenciándose, las vulnerabilidades acumuladas. Todo ello, además, en un contexto en el que la arquitectura institucional de la zona del euro era incompleta.
En este sentido, la crisis ha revelado importantes enseñanzas en relación con la regulación y la supervisión financieras, que afectan tanto al ámbito internacional, como al nacional”.
Y cuando entra a valorar el papel de la entidad en materia supervisora dice que, “los instrumentos supervisores que se habían desarrollado hasta entonces […] resultaron insuficientes, evidenciándose, las vulnerabilidades acumuladas. Todo ello, además, en un contexto en el que la arquitectura institucional de la zona del euro era incompleta.
En este sentido, la crisis ha revelado importantes enseñanzas en relación con la regulación y la supervisión financieras, que afectan tanto al ámbito internacional, como al nacional”.
En el lado internacional, el
informe concluye que la regulación estaba incompleta y que era
necesario hacer una aproximación más transfronteriza.
En cuanto a la evaluación de
lo sucedido en España, asegura que “la crisis ha puesto de manifiesto
la importancia de impulsar un patrón de crecimiento más equilibrado y
sostenible a largo plazo”, tras lo que vuelve a pedir reformas
estructurales para proteger a la economía española.
Cuando aterriza ya en
concreto al tratamiento que se hizo en fusionar a las cajas, cree que se
hizo lo mejor posible con la normativa vigente.
Las cifras del banco hablan
por sí solas de cómo ha menguado el sistema financiero, y eso que el
informe se cerró antes de la intervención y venta por un euro de Banco
Popular.
De 45 entidades financieras
se ha pasado a diez (ahora 9 tras la desaparición de Popular). De 45.667
oficinas a 31.000. Y de 270.00 empleados a 197.000 en 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU OPINION-THANKS FOR YOUR OPINION