Hasta setecientos kilogramos de caspa
podría haber acumulado Albert Rivera en ambas fosas nasales durante todo
el tiempo que lleva gobernando el Partido Popular, según los
observadores.
Lo que en un principio parecían copos de ideas nuevas
adornando la punta de su apéndice nasal han resultado ser simples
partículas seborreicas del presidente del Gobierno español, Mariano
Rajoy.
La manera en que toda esa caspa ha ido a
parar a la nariz del líder de Ciudadanos todavía no se conoce con
exactitud pero se cree que se podrían haber utilizado palas quitanieves,
ácido cínico y una astucia formidable.
La complicidad de al menos una
de las dos mejillas de su cara, ambas de una dureza
extraordinaria, estaría también detrás de ese pintoresco trasvase.
“Estamos convencidos de que alguien muy cercano a su nariz tenía que
estar al tanto de todo ese trajín”, aseguran desde la Federación
Española de Caspa Natural.
Desde Ciudadanos niegan absolutamente la
presencia de partículas de Rajoy en el cuerpo de Rivera y achacan el
fenómeno a la “cristalización de las fabulosas propuestas de su líder
cuando entran en contacto con el aire impuro de España”, según palabras
del capellán castrense de la formación neoliberal y de las JONS.
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