La marca británica The Licktators comercializa
un helado de leche materna. Según reza su campaña promocional: para que
sepas “cuán deliciosa es la leche materna, sea cual sea tu edad”.
La
empresa Ambrosia Labs Milk, con sede en Utah (EEUU), dirige una clínica en Phnom Penh, capital de Camboya, donde se exprime a las madres para
importar la leche de sus senos hasta Estados Unidos.
La firma se ufana
de ser la primera compañía norteamericana en importar leche materna
humana desde el extranjero. “Compra leche segura para tu bebé” es uno de
sus más populares reclamos.
Las dos informaciones anteriores son fruto de una búsqueda
de meses ligada a los llamados “vientres de alquiler”. Y es
probablemente lo único verdaderamente “nuevo” que se puede añadir hoy
sobre el tema de los “productos” en el mercado fruto del cuerpo de las
madres.
Eso y que en mayo se celebraba en Madrid una feria de muestras
con empresas dedicadas a ofrecer vientres de alquiler: Surrofair.
En dicho mercado, 23 expositores pugnaban por brindar el mejor vientre
para gestar a tu hijo.
Y eso incluye, sobre todo, precio y la seguridad
de que la madre de la criatura, la que la ha gestado, renuncie a ella de
forma inmediata y definitiva una vez parida.
Algunas de las empresas más populares en España en este
momento son las californianas Building Families o California Center for
Reproductive Medicine, la canadiense Canadian Fertility Consulting, la
checa IFV Center o, ya en España, Soñando Juntos y Neovida (Comunidad de
Madrid) y Gestavida (Euskadi).
PROLIFERACIÓN DE EMPRESAS
Cualquier información necesita datos. En eso se basa el
periodismo y justo eso es lo que falta actualmente sobre la compra de
servicios para adquirir bebés gestados en vientres lejanos. El nombre
que se le suele dar actualmente es “maternidad subrogada”, surrogacy en
su acepción anglosajona.
Sí cabe preguntarse por qué, sobre todo en el
último año, aparece este debate una y otra vez en los espacios
académicos y de comunicación. Por qué, si las personas que se plantean
“alquilar vientres” son todavía una muy minoritaria parte de la
población.
Básicamente por dos razones. La primera, porque pese a ser
todavía un negocio muy residual, su crecimiento se ha acelerado. Y para
hacer esta afirmación, de nuevo carecemos de datos concretos sobre
cuántas personas tienen hijos gestados en vientres de alquiler, tanto en
España como a nivel mundial. Sin embargo, se puede utilizar como
síntoma la proliferación de empresas que los ofrecen.
No florecen tantos
y tan caros negocios alrededor de un producto que no “tiene salida”.
También es cierto que, desde algunas asociaciones de bioética, sobre
todo norteamericanas, como The Center for Bioethics and Culture Networks, se ha empezado a alertar sobre esta proliferación.
PERSONAJE FAMOSO O POPULAR
El pasado 16 de abril, el cantante Miguel Bosé hizo
pública una foto tomada durante su viaje a Disnyeland París con sus
cuatro hijos. Se trata de dos pares de gemelos conseguidos a través de
sendos vientres de alquiler. Solo 15 días antes, uno de los
protagonistas del archiconocido programa Sálvame (Telecinco), Kiko Hernández,
narró su experiencia al ir a buscar a Estados Unidos a sus mellizas. No
se sabe cuánto ha pagado Bosé por sus hijos.
Hernández sí afirma que le
han costado más de 140.000 euros. Además de estos dos conocidos
personajes, la prensa se ha hecho eco de la “paternidad” subrogada de
los futbolistas Cristiano Ronaldo y Ezequiel Garay, los actores Nicole
Kidman y Robert de Niro, el cantaor Miguel Poveda o la baronesa Carmen
Thyssen.
Todas estas personas marcan eso que el
mercado denomina “tendencias”. Lo que significa, ni más ni menos, que la
mayoría de los medios de comunicación se ponen de acuerdo para
publicitar alguno de sus comportamientos. En este caso, la compra de
servicios de empresas para conseguir mujeres desconocidas que gesten a
sus hijos.
ILEGAL EN ESPAÑA
La Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana
asistida en España, en su Artículo 10, afirma: 1. Será nulo de pleno
derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin
precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor
del contratante o de un tercero; 2. La filiación de los hijos nacidos
por gestación de sustitución será determinada por el parto; y 3.
Queda a
salvo la posible acción de reclamación de la paternidad respecto del
padre biológico, conforme a las reglas generales.
El hecho de que la compra de criaturas gestadas en
vientres de mujeres que renuncian a ellas sea ilegal en España no obsta
para que se publicite dicha práctica y se organicen ferias comerciales
con dichos servicios en oferta.
“Se podría considerar que una feria como Surrofair es
ilegal aquí”, afirma la abogada Ángela Alemany, especializada en
violencias contra la mujer. “Estas prácticas no solo son nulas de pleno
derecho en España, sino que además nuestra normativa afirma que se trata
de prácticas contrarias al orden público”. En el Código Penal, la
“maternidad subrogada” está tipificada como conducta criminal cuando
media compensación económica.
“Por lo tanto”, explica Alemany, “podría
afirmarse que están haciendo propaganda de un acto criminal que va en
contra del orden público”. Alude la letrada a la prohibición en España
“de comerciar con el ser humano”. Sin embargo, detalla que los padres
que se hacen con hijos a través de estos servicios pueden traerlos “por
el interés superior del menor”.
«MODALIDAD ALTRUISTA»
Algo que llama la atención –además del supuesto “bajo
consumo” de bebés para tanta oferta–, es que muy pocos países en el
mundo contemplan este tipo de maternidad como abiertamente permitida o
legal. Georgia, Rusia, Grecia y Ucrania son los países de referencia
europeos para alquilar cuerpos de mujeres con la finalidad de que gesten
una criatura para terceros.
El caso estadounidense es paradigmático: en
algunos estados, como California, se trata de una práctica no solo
permitida, sino que ha convertido a este Estado en uno de los
principales destinos del llamado “turismo reproductivo”, mientras en
otros, como Nueva York, supone un delito penal.
En Francia, como en España, es ilegal. Y luego existe una
larga lista de países donde solo se permite la denominada “modalidad
altruista”, como Canadá, Portugal, Brasil o, en muy determinadas
situaciones, Reino Unido y Holanda.
Dicha “modalidad altruista” ordena
que la madre usada para gestar no puede cobrar ningún tipo de
retribución por sus servicios. Sí cobran, paradójicamente, todo el resto
de personas que participan en el proceso: agencias de oferta, servicios
jurídicos, servicios médicos, biólogos, enfermería, agencias de viajes,
etcétera.
Una de las críticas a la “modalidad altruista”, hoy la más
en boga, se basa en la falta de vigilancia, cuando no imposibilidad de
hacerlo. Prácticamente no se conocen sanciones en ningún país a madres
que han prestado su cuerpo gratis para gestar, lo que podría indicar una
falta de celo de las autoridades en el control.
EL DEBATE
En este punto, un periodista debería estar en disposición
de ofrecer el número de personas que, bien en España bien en cualquier
otro país, han utilizado estos servicios. Por otra parte, también se
debería conocer el global del dinero que, aproximadamente, mueve este
sector económico. No es que estas cifras no estén al alcance de la
prensa, sino que sencillamente no existen.
Como tampoco está muy claro,
en el caso de España, por ejemplo, a quién debería uno dirigirse para
preguntar: ¿al Ministerio de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad? ¿Al
de Economía? ¿A la Agencia Española de Consumo? Ninguno de ellos se
hace cargo, evidentemente, de un “consumo” que aquí está vetado por la
ley.
Los dos países que han manejado cifras y las han hecho públicas son India y China.
Según los datos de la Confederación de la Industria India, el negocio
de los “vientres de alquiler” movía en el país, en 2012, alrededor de
2,3 millones de dólares. Hay que indicar que en aquel momento, y desde
el año 2000, India era “el paraíso” de los vientres de alquiler, por la
proliferación de servicios y, sobre todo, por sus bajos precios.
En
cuanto a China, no se conocen los datos económicos, pero sí que los
niños nacidos allí desde los años 90 superan los 25.000. En este
momento, tanto en China como en India, los “vientres de alquiler” están
prohibidos, en teoría, para los españoles. En el caso de China, porque
la maternidad subrogada es ilegal. En el de India, porque solo pueden
acceder a ella aquellas parejas heterosexuales casadas en cuyo país sea
legal.
POSTURAS IRRECONCILIABLES
Sin embargo, pese a la falta de datos, sí existe
información sobre la opinión que genera el “alquiler de vientres” en
España. Y se trata de dos posturas, en general, radicales e
irreconciliables, en contra y a favor. Para ilustrarlas valen las dos
páginas web que lideran ambos discursos.
En contra de los “vientres de
alquiler”, nosomosvasijas.eu. A favor, sonnuestroshijos.com. En líneas
generales, las primeras denuncian la cosificación del
cuerpo de la mujer y la explotación que supone por parte de una
población rica que convierte a los hijos en un bien de consumo. Las
segundas defienden el derecho de las personas a tener hijos y la
libertad de las mujeres para ganar dinero usando su cuerpo.
Quienes defienden que la mujer es libre para explotar su
propio cuerpo suelen comparar la “maternidad subrogada” con la adopción o
la donación de órganos. Quienes, por el contrario, se oponen, alegan
que las mujeres que prestan su cuerpo no son libres, sino que participan
de una explotación cruel por razones de pobreza, y que no es comparable
con la donación, sino con el tráfico de órganos, ya que media el lucro.
De hecho, ambas posturas coinciden en ese punto, el económico:
se llame “gestación subrogada” o “vientre de alquiler”, se trata de una
práctica solo a disposición de un pequeño sector rico de la población.
Los precios van de los alrededor de 40.000 euros que vale una gestación
en Ucrania o Rusia, a los más de 200.000 que acaba costando una en
Estados Unidos.
Se podría afirmar que, como en el caso de la importación
de leche materna, existe una amplia población pobre que funciona como
proveedora de una pequeña élite rica. El centro de la cuestión se
encuentra en aquello que se “importa” o compra: fluidos, tejidos y
criaturas procedentes del cuerpo de la mujer.
Cristina Fallarás | La Marea | 27 Junio 2017
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