50 años de Felipe VI: el rey que apuntaló el statu quo
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Felipe VI a su paso por Gran Vía 60 tras su coronación, el 19 de junio de 2014.
El rey, que se coronó tras la imputación de su hermana Cristina por el
caso Nóos, alentó el 155 y arropó a López Madrid, llamado "compiyogui"
por la reina Letizia, por las tarjetas 'black'
A su padre le llamaban "campechano". Y a él,
"preparado". Felipe VI, que ha cumplido 50 años este martes, es el
primer rey de España con carrera universitaria, incluso estudió COU en
Canadá y un máster en Georgetown tras licenciarse en Derecho en la
Universidad Autónoma de Madrid.
Pero también, como sus predecesores, se formó en las artes militares, marineras, deportivas y cinegéticas.
Felipe de Borbón, durante una cacería.
Korpa
Si su padre llegó al trono tras ser ungido por el
dictador y jurar los principios fundamentales del régimen franquista;
Felipe lo hizo en junio de 2014 tras la abdicación de un Juan Carlos
asfixiado por los escándalos. Si Juan Carlos, que acaba de celebrar su
80 cumpleaños con bombo y platillo mediático, se convirtió en rey
durante la agonía del franquismo –ya sin Franco–; Felipe fue coronado en
plena crisis del régimen del 78: tres años después del 15M y un año
antes de un 20D que dibujó una España que, de momento, enterraba el
bipartidismo.
Juan Carlos no dejó el paso a su hijo
por gusto. La abdicación, pactada entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez
Rubalcaba, llegó tras las imputaciones a Iñaki Urdangarin y Cristina de
Borbón, los papeles de Bárcenas, el caso de los ERE, la cacería en
Botsuana, el fin de ETA, el reparto desigual de la crisis y las
aspiraciones independentistas catalanas: todo ello, elementos de erosión
de la arquitectura de 1978.
La abdicación amasada por el bipartidismo supuso un
apuntalamiento del edificio agrietado del 78: el recambio de un jefe del
Estado desgastado por otro que llegaba limpio de sospechas. La
monarquía, en tanto que clave de la bóveda del régimen de la Transición
por su papel ante los partidos, los empresarios y la política
internacional –incluidos los "primos" saudíes y los "hermanos" alauís–,
se debe a su razón de ser: la supervivencia de la dinastía.
El rey Fahd de Arabia Saudí, acompañado por su hijo, el príncipe
Abdulaziz (2i), antes de almorzar con Juan Carlos y el príncipe Felipe,
en el Palacio de la Zarzuela durante su visita privada en febrero de
1984.
EFE
Y esa supervivencia va ligada al sistema constitucional
del 78. Por eso, el rey se empleó a fondo tras el 1-O: interpretó que la
supervivencia del sistema al que debe su existencia como monarca pasaba
por el 155; que si el régimen del 78 estallaba por Catalunya, también
podría estallar su trono.
El 1-O era, debieron de decirle, su 23-F; el hito que alimentó durante décadas la imagen de su padre como salvapatrias. Y
el primero en golpear fue el rey, cuyo papel constitucional es el de
árbitro.
Antes de que Mariano Rajoy anunciara la aprobación del 155,
pactado con PSOE y Ciudadanos, Felipe VI abonó el camino. Fue el 3 de
octubre por la noche, 48 horas después de la consulta del 1 de octubre.
Aquel día, el monarca se empleó con una dureza inusual, como
si, efectivamente, estuviera mirando de reojo la intervención de su
padre en la noche del 23 de febrero de 1981. Si colocó contrafuertes que
sujetaran al régimen del 78; también se dejó jirones en el empeño.
Tanto aquella noche del golpe de Estado como la del 3 de octubre, han
sido las dos únicas veces en las que Juan Carlos y Felipe se han
dirigido a los españoles al margen del tradicional mensaje de
Nochebuena. A partir de ahí, PP, PSOE y Ciudadanos acordaron el 155 que
desembocó en las elecciones del 21D.
Podemos y las confluencias
señalaron el discurso como un punto de inflexión en su relación con el
rey -IU, por su parte, siempre fue inequívocamente republicana y
antimonárquica-. Y numerosos medios se han apresurado a contribuir a la
construcción de Felipe como el salvador de la España amenazada por el
independentismo.
Aquel día, el 28 de junio
pasado, Felipe reivindicó 1977 como el comienzo de la democracia,
obviando la Segunda República; y calificó de "tragedia" la Guerra Civil y
la dictadura, sin mencionar la lucha antifranquista ni la sublevación
franquista contra el orden republicano constitucional.
Felipe saluda al dictador en el palacio de Meirás, aún propiedad de
la Fundación Francisco Franco, en julio de 1975, dos meses antes de que
Franco firmara las últimas sentencias de muerte antes de fallecer.
EFE
El rey insistió en el valor de la convivencia, pero
olvidó conquistas pendientes, así como la lista de "errores" de estos 40
años. Incluso retorció un poema de Antonio Machado señalando que "dos
Españas helaban el corazón" del poeta, cuando Machado, precisamente,
afirmaba lo contrario: que "una de las dos Españas ha de helarte el
corazón".
Así constaba en la información que López Madrid intentó borrar de su
teléfono móvil y que la Guardia Civil logró en parte recuperar por orden
de la jueza que investiga una denuncia del empresario contra la mujer
que previamente le había denunciado por acoso sexual.
Entre los mensajes destaca por su efusividad uno recibido en el
teléfono móvil del empresario y que envía la persona a la que él
identifica como “Ltzia” el 15 de octubre de 2014, a las 17.08: “Te
escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de
LOC y ya sabes lo que pienso Javier.
Sabemos quién eres, sabes quiénes
somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un
beso compi yogui (miss you!!!)”.
Los mensajes recuperados de Javier López Madrid con los reyes de España.
En el momento del mensaje habían pasado cinco días desde que trascendiera el detalle de los gastos realizados por
cada uno de los consejeros y directivos de Caja Madrid y Bankia. López
Madrid había gastado 34.807 euros con el plástico que la entidad que
acabó siendo rescatada con 23.000 millones de dinero público.
Pero de nada le sirvió a López Madrid el apoyo de los reyes. El empresario fue condenado a seis meses de prisión
por un delito continuado de apropiación indebida. Lo que el tribunal
consideró delito, para la reina Letizia carecía de importancia.
Otra amistad que ha cultivado el rey desde que es rey es la de Arabia
Saudí. Felipe viajó en enero de 2017 sellando cuatro décadas de relación
económica y personal entre ambas monarquías. En 1977, hace 40 años, el
príncipe Fahd hizo un préstamo de 100 millones de dólares a interés cero
a su "hermano" Juan Carlos cuya devolución no está acreditada.
El
entonces rey de España pidió dinero a las monarquías árabes para "el
fortalecimiento de la monarquía española". Fahd, quien pasó varios
veranos en Marbella, regaló a Juan Carlos en 1979 el yate Fortuna, que
empleó el monarca durante más de una década.
Los reyes y sus hijos, Felipe (2iz) y Cristina (4dc) acompañados de
Constantino (detrás) y Ana Mº de Grecia (3 dc) con sus hijos Alexia
(2dc), Nicolás y Pablo (3 y 4iz) y de los Grandes Duques de Luxembrugo,
Juan y Josefina y su hijo Henri (iz); a bordo del nuevo yate 'Fortuna'
regalo del príncipe heredeo Fahed de Arabia Saudi, en agosto de 1979.
EFE/aa
El comercio de armamento entre España y Arabia Saudí
presidió el viaje del rey Felipe: cuatro grupos para la defensa de los
derechos humanos solicitaron al rey y al Gobierno de Mariano Rajoy que frenaran la venta de cinco buques de guerra de
la empresa pública Navantia a Arabia Saudí. Argumentan que, en caso de
realizarse esta operación, España podría convertirse en "cómplice de las
atrocidades cometidas en el conflicto de Yemen", puesto que las
corbetas podrían utilizarse para cometer crímenes de guerra.
Felipe se hizo acompañar en ese viaje, según publicó El Economista, de
los presidentes de Acciona, José Manuel Entrecanales; OHL, Juan
Villar-Mir de Fuentes; Técnicas Reunidas, José Lladó; Talgo, Carlos de
Palacio Oriol; Navantia, José Manuel Revuelta; Renfe, Juan Alfaro;
Ineco, Jesús Silva; Typsa, Pablo Bueno; CAF, Andrés Arizkorreta; CESCE,
Jaime García Legaz; X-Elio, Jorge Barredo; Mondragón Wintec, Dorleta
Urrutia; ARPA, Clara Arpa; Cobra, Eugenio Llorente, y GRupo MCI, Carlos
Hoffmann. También de los presidentes del Consorcio Alta Velocidad Meca
Medina, Jorge Segrelles, y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN),
Fernando Marti; y otros directivos de Sacyr, FCC, Adif, Idom y Herbert
Smith.
Felipe, después de
llegar en medio de una tormenta que se llevó por delante el trono de su
padre, intentó mantener un perfil público bajo durante sus dos primeros
años de monarquía.
Hasta 2017, que empezó con su viaje a Arabia Saudí y
acabó con su actuación restauradora en una crisis territorial que supone
una nueva amenaza para el régimen del 78. ¿Cuánto se ha desgastado en
su esfuerzo por apuntalar el statu quo?
La campaña de los grandes medios
en apoyo a su figura durante su 50 cumpleaños, sufragada por las
principales empresas y anunciantes, es un reflejo de quiénes son los
compañeros de viaje del rey: su corte.
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