Es para tirarse de los pelos y no
dejarse ni uno.
O sea, que hay gente que no puede permitirse tres
comidas al día, o que no se atreve a encender la calefacción, o que no
puede comprar el material escolar de sus hijos, o unas zapatillas nuevas
o que no duerme por las noches por no saber con qué pagará al mes
siguiente el alquiler o la hipoteca, y al mismo tiempo, un tipo que ha
vivido del cuento desde que nació, como vivió del cuento su padre, y su
abuelo, y sus bisabuelos y sus familias, y las familias de estos, viene
hoy, un día simbólico por muchos motivos (a esta gente le encantan los
simbolismos) a premiar la labor de una niña de 12 años con una bagatela
de 50.000 euros más otros tantos del coste de la puñetera ceremonia.
Y
esto inmediatamente después del ridículo paripé de la sopita y del bochorno de lo que esta gente considera normalidad plebeya.
Quiere, dice el malcriado, que con este
gesto su hija entienda la responsabilidad que pesa sobre ella por ser la
heredera al trono –gracias además de a las tragaderas de este pueblo de
serviles y caenas, a que de momento no ha nacido ningún hijo
varón, porque como nazca uno que se olvide–. Y claro está, lo que
entenderá esa niña es que sin haber dado palo al agua va a recibir
premios toda su vida por ser quien es, porque al final a eso se reduce
lo que tiene que saber.
En fin, esto es lo que hay. Porque lo
peor de todo es que si por un milagro pudiéramos hacer algo tan normal
pero proscrito en Hispanistán como votar en referéndum y especialmente
sobre el modelo de Estado, ahora mismo, al contrario de lo que hubiera
ocurrido durante el mandato de Adolfo Suárez,
y aunque parezca mentira esa involución, es más que probable que la
gran masa de soplagaitas que saca banderitas y ve los desfiles para
gritar lo guapos que son ‘nuestros’ monarcas legitimara con su cateta
mayoría una monarquía eterna.
Solo nos queda patalear y desesperarnos asistiendo al insultante espectáculo de esta España Una que da tanta pena.
Discurso del rey en la entrega del Toisón de oro a la Princesa de Asturias..
Por si alguien quiere torturarse con esta caduca y oscura ceremonia en
la que se entrega a una niña un enorme collar de oro con un borrego
muerto, y además asistir a una torticera reescritura de la historia
reciente de España por el personaje más interesado en que la creamos,
aquí lo dejo:
*
Retransmisión en directo desde el Palacio Real de Madrid
Pepito Grillo

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