La acusación por el delito de injurias contra la Corona se fundamenta
también en la letra de una de sus canciones, el rap ‘Juan Carlos el
Bobón’, en la que califica al rey emérito español, Juan Carlos I, de
“capo mafioso”, y le acusa de gastarse el dinero público “en juergas y
putas”.
Rapero iría a prisión por injuriar al rey de España
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“A ver si voy a ser yo el culpable de
que el rey financie sus cacerías con dinero público y a sus amantes”, ha
espetado el rapero Pablo Hasél al juez de la Audiencia Nacional,
argumentando en su defensa que las supuestas injurias a la Corona por
las que se le juzga –entre otros delitos– son hechos “recogidos por
medios de comunicación”, y que la mitad de los españoles “piensa igual”
.
Con esta actitud se ha presentado Hasél
ante este tribunal, en cuyo banquillo de los acusados se sienta este
jueves por segunda vez. Además del mencionado delito de injurias y
calumnias a la Corona, se enfrenta también a una acusación por
enaltecimiento del terrorismo.
A este respecto, sin embargo, también se ha mantenido firme en
sus argumentos: ha indicado ante el tribunal que, en su opinión, los
miembros de los Grapo [banda terrorista cuyo nombre es el acrónimo de
‘Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre’, desaparecida
hace más de una década] “son comunistas que son ejemplos de resistencia“.
Y ha remachado su argumentación señalando que defiende “la libertad
para que cada uno escoja sus ejemplos de resistencia; a mi nadie me
tiene que decir quién es un ejemplo”.
El fiscal Daniel Campos Navas solicita dos años y nueve meses de prisión más una multa total de 40.500 euros. En caso de no poder pagar la multa, la pena de cárcel ascendería a cinco años.
La Fiscalía considera que Hasél lleva a cabo en Twitter un “sistemático enaltecimiento de las actividades terroristas y de sus autores, presentándolos como héroes y ejemplos a imitar y sus actos como actos heroicos y justificados”.
En el escrito de acusación consta una recopilación con un total de 62 tuits, publicados
entre 2014 y 2016, en los que figuran frases como “¿50 policías
heridos? Estos mercenarios de mierda se muerden la lengua pegando
hostias y dicen que están heridos” o “La policía trata con racismo a los
inmigrantes y cuando reciben una hostia en respuesta, se hacen las
víctimas. El cuento de siempre”.
La acusación por el delito de injurias
contra la Corona se fundamenta también en la letra de una de sus
canciones, el rap ‘Juan Carlos el Bobón’, en la que califica al rey
emérito español, Juan Carlos I, de “capo mafioso”, y le acusa de
gastarse el dinero público “en juergas y putas”.
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En otro video, Pablo Hasél se refiere a
la Audiencia Nacional como “un tribunal heredero del Tribunal del Orden
Público franquista”. Se trata de una grabación en la que explica su
situación procesal en diferentes causas pendientes, que en total podrían
acarrearle varias penas de prisión consecutivas que sumarían 12 años en
total.
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“Aquí [en España] somos los
antifascistas quienes somos acusados de delitos de odio contra el
nazismo, y no a la inversa”, denuncia ante la cámara el rapero, que
también afirma que “en el Estado español, la libertad de expresión, como
tantos derechos más, no se respeta”.
El rapero termina el video pidiendo
ayuda en su difusión, con el objetivo de “que se sepa lo que está
pasando en el Estado español”.
Movilizaciones para pedir su absolución
La Plataforma por la Absolución de Pablo
Hasél ha organizado para la mañana de este jueves una concentración de
protesta frente a la Audiencia Nacional. Se trata de un colectivo
bastante activo en las redes sociales, que considera que el proceso judicial contra el rapero atenta contra el derecho a la libertad de expresión.
Esta plataforma ha denunciado en sus
perfiles de redes sociales que el rapero “será juzgado en la Audiencia
Nazi-onal [sic] por cantar y opinar en Twitter contra la monarquía, la
brutalidad policial y ser solidario con las presas políticas
antifascistas”.
Pablo Hasél ya fue condenado en 2014 a
dos años de cárcel por el delito de enaltecimiento del terrorismo. En
aquella ocasión, la acusación se basó en letras de varias de sus
canciones, que contenían alusiones a diversas bandas terroristas
como ETA, Al Qaeda, Facción del Ejército Rojo (RAF) y Terra Lliure.
El tribunal que le condenó entonces
admitió que no es legítimo limitar el derecho a la libertad de expresión
o información incluso cuando resulte hiriente o molesto, pero
fundamentó su decisión en que “el discurso del odio no está amparado por
la libertad de expresión en un Estado democrático”.
España y la libertad de expresión: un periodo difícil
La Plataforma por la Libertad de Información en España calificó el año 2017 como “el año de los delitos de opinión“, y declaró sin ambages que había sido “muy mal año para la libertad de expresión“.
La presidenta de esta organización
señaló, con preocupación, que “cuesta encontrar en la última etapa
democrática de España un precedente parecido al grado de represión contra la libertad de expresión al que hemos llegado en este año: se ha enviado a personas a la cárcel por simples canciones o por un tuit. Esto lo teníamos olvidado y ha ocurrido en plena Europa y en pleno siglo XXI”.
La misma plataforma denunció que en
marzo de 2017 la propia Audiencia Nacional “fue motivo de alarma” por
llegar a celebrar nada menos que siete juicios por enaltecimiento del
terrorismo en redes sociales.


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