El Régimen se pone
nervioso cuando la correlación de fuerzas puede decantarse hacia otros
espacios y lugares. Lo vemos cuando se acusa a Pedro Sánchez de lanzar
una Moción que tendrá obligada participación, si quiere prosperar, de
los partidos -llaman- secesionistas, rebeldes, terroristas, golpistas y
un largo etcétera.
Antes, el apelativo
“feo” era el de “nacionalista”. Hoy, tras la banderona que envolvió al
Sanchismo, y tras la España Ciudadana primorriverista de Ciudadanos, y
el apoyo necesario del PNV a los presupuestos… El concepto tenía que
cambiar. Y los intratables hoy son los independentistas que quieren
romper España. Como si España no se hubiera roto ya por el saqueo
permanente, los privilegios permanentes, los recortes permanentes o la
restricción de derechos.
No hay mayor cinismo
que el de la clase dirigente española. Aquellos que han gobernado
durante las décadas pseudodemocráticas del 78 con partidos periféricos
(CiU, ERC, PNV, Coalición Canaria…) hoy niegan al dirigente del PSOE
hacer lo mismo.
La Presidenta del
Congreso, Ana Pastor, fue escogida con votos de Convergència y a nadie
se le oyó poner el grito en el cielo. No sería la primera vez que los
dos partidos hacen acuerdos. Lo que llama la atención es que se censuren
los acuerdos cuando el PP no está en “el trono”.
Así, vemos como el
hecho de presentar una Moción implica automáticamente romper España, de
la misma manera que ocurriría con el independentismo. Y siguiendo el
abanico psiquiátrico del PP, nos encontramos con una mentira
excesivamente burda como es la de interrelacionar los cambios en la
Bolsa o en la Prima de Riesgo con la Moción de Censura. Todo el mundo
sabe ya, que esos virajes se dan por el contexto italiano -también
inquietante-, no porque se presente una Moción de Censura a un Gobierno
corrupto.
El PP de todas
maneras siempre ha tenido la habilidad de poder utilizar los argumentos
que hay contra él, contra los demás. Así, habla de causa política contra
el partido en la sentencia de la Gürtel; pero son ellos los que,
comprobadamente, han utilizado recursos policiales y judiciales para
atacar a adversarios políticos. Hablan de nacionalismo, adoctrinamiento y
de actuar al margen de la ley, cuando el PP está atravesado desde su
fundación por el Nacional-Catolicismo, se refuerza la religión en las
aulas, se introducen temarios militares, o se participa a título
lucrativo de una trama criminal (como la sentencia de la Gürtel
atestigua).
Por otro lado, cual
bastón o muleta, tenemos al neofalangismo de Ciudadanos. Un partido que
hace aguas intelectuales por todas partes y que no ha sido capaz
siquiera de presentar alternativas creíbles que estuvieran en la línea
de lo que se dice (a veces) en televisión.
Resulta cuanto menos
bochornoso la actitud que lleva manteniendo Ciudadanos desde que saltó a
la palestra estatal. Manteniendo al PP en Murcia, Madrid o el Gobierno
Estatal; manteniendo a Susana Díaz en Andalucía… Para luego tener la
habilidad serpentina de presentarse como el garante de la estabilidad y
de quitar del mapa a las manzanas podridas del PP o del PSOE.
Ciudadanos, comienza
duro, eso no se lo vamos a negar. En su escasa existencia política en
territorio del Reino, más allá de la Catalonia, ha conseguido arruinar
un ayuntamiento, el de Valdemoro, -el de mayor envergadura-. También
hemos tenido que escuchar de la existencia de las cuentas en Suiza de
uno de sus fundadores: Javier Nart, los chanchullos como el de Antonio
Sánchez (Madrid), Fernando Mut (C. Valenciana), Pedro Benayas (Madrid),
Manuel Erdozain Vega, entre otros tantos…
Además de causas abiertas:
Caso Cañas (Catalunya), Caso Cazorla (Andalucía), Caso Espartinas
(Andalucía), Caso Logroño (La Rioja) o el Caso Soler (Región de Murcia).
Por ello no ha de
sorprendernos su connivencia con los partidos podres de este Reino. Bien
sea el PSOE andaluz, bien sea el Partido Popular de las meta-tramas.
Aun así, resultan más peligrosos cuando tienden a jugar al veletismo.
Jugar al despiste. Jugar en definitiva a la encuestacracia sin ninguna
propuesta latente, simplemente diciendo o repitiendo lo que se palpa en
el ambiente. Esto, así de simplista, parece valer.
Y con todo ello,
pareciera, a fin de cuentas, que el PSOE es rehén de Pedro Sánchez y
Pedro Sánchez rehén de sus palabras e igualmente del PSOE -Aka “Altos
Mandos”-. Lo fácil que hubiera sido que Pedro, asumiendo las palabras
que dijo durante la entrevista a Évole, presentara su candidatura en
aquella posible investidura con los apoyos de Unidos Podemos y el resto
de fuerzas parlamentarias que ya habían mostrado su interés.
Lo fácil
que hubiera sido que el PSOE no se hubiera abstenido en la votación a la
investidura de Rajoy.
Lo fácil que hubiera sido si el PSOE hubiera
aceptado la moción de censura presentada por Unidos Podemos. Hoy, vienen
a presentarnos una acción, parece, al final de un camino donde sigue
haciendo falta esa acción, pero que viene tarde. Lo que nos hubiéramos
ahorrado si el PSOE hubiera actuado como partido transformador, en vez
de apuntalar el edificio caído.
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