Sí. Este
personaje, cada vez más fachoso y vengativo, no acepta que se descubran las
barbaridades del franquismo y lo defiende con la excusa de ‘mirar hacia adelante’.
No se ha
enterado todavía de que las heridas no están cerradas.
La Transición fue un
punto de partida, nunca un punto final, y, como tal, se aceptaron ciertas
condiciones que, sin duda, tendrían que haberse corregido más adelante.
Yo, que
voté NO a la Transición, puedo entender que la mayoría de la izquierda votara
SÍ. Había que empezar una nueva etapa difícil y que estaba amenazada por las
fuerzas vivas, en primer lugar el ejército –acordémonos que tres años después
hubo un golpe de Estado fallido--, y se cedió.
Sin embargo, esa cesión se convirtió en algo permanente, porque los distintos gobiernos socialistas –del PP mejor no hablar, está tan contento con la Transición que la santifica y glorifica, con tal de no rechazar el franquismo-- podían haberla cambiado, a partir de los años noventa, y sin embargo mostraron una cobardía que los atenazó y dejó inactiva una posible dignificación y reparación de las víctimas de la guerra civil y el franquismo.
Sin embargo, esa cesión se convirtió en algo permanente, porque los distintos gobiernos socialistas –del PP mejor no hablar, está tan contento con la Transición que la santifica y glorifica, con tal de no rechazar el franquismo-- podían haberla cambiado, a partir de los años noventa, y sin embargo mostraron una cobardía que los atenazó y dejó inactiva una posible dignificación y reparación de las víctimas de la guerra civil y el franquismo.
Y, ante las
posibles acciones de justicia y reparación propuestas por el gobierno, hoy
–todavía insuficientes—, Casado se ha opuesto frontalmente a la ley de la
Memoria Histórica –nada extraño, no hace tanto llamó carcas a los que
reivindicaban justicia y enterramiento digno para las víctimas republicanas— y
pretende una ley que llama de Concordia y Libertad, y que es la Ley del Olvido,
cuyo fin ignominioso y vergonzoso es dejar las cunetas con cadáveres
republicanos y olvidar a las víctimas, por lo que se ve, ‘víctimas inexistentes
y de tercera fila’ si se las compara con otras víctimas de otros terrorismos.
Y eso que hablamos de más de 100.000 muertos y de millones de torturados, excluidos, encarcelados, emigrados y discriminados por haber defendido la legalidad vigente y la democracia.
Y eso que hablamos de más de 100.000 muertos y de millones de torturados, excluidos, encarcelados, emigrados y discriminados por haber defendido la legalidad vigente y la democracia.
Pues bien,
ahí le tienen. Al descubierto. Se ha quitado, una vez más, la careta de
demócrata y se le ha visto el plumero franquista. Éste es el individuo que ha
venido para ‘modernizar’ el PP, un tipo que sin pudor –puede ser imputado por
haber conseguido un master de forma fraudulenta--, en pocos días, ha superado
la inquina y el odio a las víctimas del franquismo que tenía Rajoy.
Si a esta
inquina que tiene a la Memoria Histórica, sumamos la que tiene a los
inmigrantes –a los que quiere cerrar puertas, sin importarle si mueren en el
Mediterráneo--, a los independentistas --de los que sólo quiere su rendición,
sin diálogo ni cesión ninguna— y el fervor que tiene a las grandes empresas --a
las que quiere seguir permitiendo que no paguen casi impuestos--, nos daremos
cuenta de la calaña de este individuo.
Digno heredero de Fraga, Aznar y Rajoy,
eso sí, con ínfulas de regeneración y modernización del partido, que sonrojan
al más pintado.
Por ello,
yo le sugeriría que a esa nueva ley le ponga un nombre que responda a la
realidad. Por ejemplo: Ley de la Victoria y el Totalitarismo.
Y así, podría, sin cobardía, acercarse mucho más a su verdadera ideología. Al
menos, sería sincero.
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