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El 31 de marzo de 2016, un niño de dos años cayó a un pozo de 90 metros en la localidad de Weifang, al este de China.
El pequeño cayó en el mismo mientras jugaba en las inmediaciones del mismo con otros menores.
Media hora después de su caída, se personaron en el lugar los equipos
de salvamento.
A fin de evitar de que el pequeño falleciera por falta
de oxígeno, se bombeó aire mientras se usaban sensores especiales para
monitorizar a distancia el estado del niño.
Debido al estrecho diámetro del pozo (27,9 centímetros) que impedía la
entrada del personal, el equipo de bomberos optó por introducir un
sistema de cuerdas de rescate.
Finalmente, el niño logró alcanzar una de
ellas y fue, poco a poco, elevado hasta la superficie en una difícil
maniobra.
Dos horas y media después de su caída, el menor fue rescatado
sin heridas de consideración.
Los bomberos de China tuvieron que esforzarse al máximo para rescatar a un niño de tres años que había caído en un estrecho agujero a 90 metros de profundidad.
El pequeño se encontraba atascado, y, mientras su madre intenta calmarle, arrojaron una cuerda para que el menor se agarrara a ella.
Lentamente, tras dos horas de trabajo, lograron sacarle en medio de un enorme júbilo.
Después, en el hospital, comprobaron que no había sufrido ningún daño.
Noticia completa en CERES TV: http://www.cerestv.com
Los bomberos de China tuvieron que esforzarse al máximo para rescatar a un niño de tres años que había caído en un estrecho agujero a 90 metros de profundidad.
El pequeño se encontraba atascado, y, mientras su madre intenta calmarle, arrojaron una cuerda para que el menor se agarrara a ella.
Lentamente, tras dos horas de trabajo, lograron sacarle en medio de un enorme júbilo.
Después, en el hospital, comprobaron que no había sufrido ningún daño.
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