Más de 40.000 toros son bárbaramente masacrados cada año en plazas de
toros en todo el mundo.
Desde el momento en que entran a la plaza,
pierden toda oportunidad. Pueden ser debilitados por golpes con bolsas
de arena o con laxantes, o drogados, o tienen sus cuernos afeitados para
perjudicarles el movimiento. A los toros les aplican vaselina en sus
ojos para perjudicarles su capacidad de juzgar la distancia.
LA ONG ESTADOUNIDENSE "PETA" DENUNCIA QUE LA CRUELDAD CONTRA LOS
ANIMALES NO ES CULTURA, EN SU ÚLTIMA PUBLICACIÓN TRATA SOBRE LAS
CORRIDAS DE TOROS EN EL MUNDO
Corridas de toros en exactamente 60 segundos
La tradición no es una excusa para la crueldad.
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En una típica corrida de toros española, el toro entra en la arena y
se le aproximan los picadores (hombres arriba de caballos con ojos
vendados que disparan lanzas hacia los músculos del lomo y del cuello
del toro).
Esto le dificulta al toro subir su cabeza y defenderse.
Las
lanzas se retuercen y se cavan para asegurar una significativa pérdida
de sangre.
Después los banderilleros entran caminando, distraen al toro y se
mueven rápidamente alrededor de él mientras lanzan banderillas (palos de
colores brillantes con puntas en forma de arpón en sus extremos) sobre
el lomo del animal.
Una vez que el toro se ha debilitado por la pérdida
de sangre, los banderilleros corren en círculos alrededor del toro hasta
que termina mareado y deja de perseguir.
Finalmente, aparece el matador y luego de provocar algunos ataques
exhaustos por parte del animal moribundo, trata de atacar al toro con su
estoque. Si le erra y solo llega a mutilar al animal aún más, un
ejecutor es llamado para darle la estocada final al toro exhausto y
sumiso hasta que muera.
Se supone que el estoque corta la espina dorsal
del animal, pero también se le puede errar, dejando al animal consciente
pero paralizado mientras es encadenado por sus cuernos y arrastrado
fuera de la arena.
Si la muchedumbre está contenta con el matador, se cortarán las
orejas y cola del toro y se presentarán como trofeos. Luego de unos
minutos, otro toro entra a la arena y el ciclo sádico recomienza.
La industria turística es una de los mayores adeptos a las corridas
de toros. Los agentes de viajes y promotores de corridas de toros
describen a las corridas como una competición festiva y atractiva.
No le
dicen a los turistas que el toro nunca tiene oportunidad de defenderse,
y mucho menos de sobrevivir.
La mayoría de los visitantes extranjeros
que presencian una corrida de toros salen asqueados, disgustados y
entristecidos por la crueldad del espectáculo y no quieren volver a ver
otra corrida nunca más.
El encierro de los toros
El turismo también mantiene vigente al cruel encierro de toros en
Pamplona en España. Los toros permanecen apiñados en espacios cerrados y
oscuros, y cuando son punzados con descargas eléctricas para que salgan
a las calles, se enceguecen momentáneamente por la luz del sol.
Los
hombres corren y les pegan a los animales con diarios enrollados y les
retuercen sus colas. Los animales en pánico a menudo resbalan y caen en
las esquinas y se estrellan contra las paredes, rompiéndose los huesos y
lesionándose.
La mayoría de los turistas no sabe que todos los toros
serán posteriormente matados en la plaza de toros.
Oposición a las corridas de toros
La oposición a las corridas de toros va en aumento. En abril de 2004,
el Ayuntamiento de la ciudad de Barcelona declaró a Barcelona ciudad
antitaurina en un intento por eventualmente prohibir este deporte
primitivo y sangriento, y en noviembre de 2008, la Iniciativa Verde de
Cataluña, que es uno de los tres partidos políticos principales en
Cataluña, resolvió oponerse a las corridas de toros y a otras formas de
crueldad hacia los animales.
En total, 52 municipios catalanes se han
declarado antitaurinos, y se envió una moción al Parlamento catalán que
podría ampliar las leyes de crueldad animal para incluir las corridas de
toros.
Según una encuesta de Ipsos MORI de 2013, más del 70 por ciento
de los españoles no tiene interés en asistir o apoyar a las corridas de
toros y más de tres cuartos se opone a la utilización de recursos
públicos para apoyar a la industria de las corridas de toros.
Corridas de toros portuguesas «sin sangre»
A pesar del nombre, las corridas de toros «sin sangre» de Portugal
son todo menos sin sangre. El toro es apuñalado con banderillas por un
matador a caballo, causándole heridas profundas y una pérdida
significativa de sangre.
El toro es luego atormentado por ocho forcados,
siete de los cuales agarran la cabeza del animal mientras que el octavo
tira de la cola, eventualmente frenando al exhausto animal.
El toro es
entonces arrastrado fuera de la arena y dejado sangrando esperando su
matanza, unas horas o mismo días después.
Caballos en corridas de toros
Los toros no son las únicas víctimas de las corridas de toros. Los
caballos son usados para llevar gente con lanzas y otras armas para
apuñalar al toro y debilitarlo.
A los caballos utilizados en las
corridas de toros se les vendan los ojos y a veces se les rellenan sus
orejas con papel de periódico húmedo para que no se espanten por el toro
que viene a la carga o por el ruido de la multitud.
Estos animales son a
menudo desgarrados mientras los jinetes los fuerzan a moverse cerca de
los toros aterrorizados que tratan de protegerse a sí mismos.
Aproximadamente 200 caballos son matados cada año en corridas de toros
en todo el mundo.
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