Contra la eutanasia pero a favor de la inmolación
Así es el Partido Popular. No es que me haya pillado fuera de juego que le iban a mandar a paseo a Alfonso Alonso. Se veía venir y ya lo venía anunciando en este espacio hace 9 días. Hay quien debe tener la bola de cristal aún más grande (como el compañero de Sección, Iñaki Anasagasti).
He de reconocer su capacidad de predicción al observar que, ya el pasado 14 de enero, en su artículo «Basagoiti, Quiroga, ahora Semper y mañana Alonso. Un PP enfermo»
(https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2020/01/basagoiti-quiroga-ahora-semper-y-ma%C3%B1ana-alonso-un-pp-enfermo.html), pudo prever lo acontecido ayer mismo.
Pues nada, que Casado y «Los Cayetaners» han decidido defenestrar a Alonso. Roma no paga a traidores y, desde que el citado apoyó abiertamente a Soraya, se la tenían guardada en Génova.
Pero lo preocupante no es que descabalguen al candidato de una sucursal regional del PP sino que desautorizan y ningunean a su propia militancia vasca. ¿Se atreverían hacer los mismo en Galiza con Núñez Feijóo? La respuesta es NO, ni en cien vidas.
Así, y vía «dedazo» madrileño, no han tenido mejor idea que nominar como cabeza de lista al hijo de puta Iturgaiz.
Tranquilos, que no me he vuelto loco. Quizá no debería ponerme a su
misma altura pero estoy perfectamente capacitado para llamar a ese ultra
lo mismo que él me llamó a mí.
Me explico: Con motivo de una final de
Copa, yo reconocí públicamente que había silbado (pitado) el himno de «Marca España» cuando accedió al palco del Camp Nou el hijo del heredero de Franco.
Entre otros, el PP
lo denunció pero la Fiscalía lo acabó archivando alegando -con razón-
que el episodio se ceñía a una acto colectivo encuadrado dentro de lo
que se reconoce como libertad de expresión.
Pero los fascistas son así:
Al ver que la Fiscalía archivaba su denuncia, en un arrebato de crío
rebotado, colgó este tuit: «Yo también quiero ejercer mi libertad de
expresión para decir que todos los que han pitado el
#HimnoNacionalEspaña que son unos hijos de puta». Perfecto, a partir de
ahora, por simple alusión y agravio comparativo, le denominaré el
candidato Hijo de Puta«.
Para entendernos: ¿Yo, que reconocí públicamente en diferentes Medios
que había pitado en aquélla final de Copa, fui denunciado, apercibido,
imputado/investigado, juzgado, sancionado/multado o condenado? La
respuesta vuelve a ser NO. Pero este fascista de tres al cuarto me/nos
llamó, genéricamente, hijo de puta por el mero hecho de «pitar» un
himno.
Perfecto, yo se lo llamo a él por «no pitarlo». Se llama Derecho
Inferido y se basa en la equidad jurídica aunque, en el fondo, estamos
hablando, simplemente, de una libertad de expresión difícil de entender
dentro de todo ese «Universo facha». En realidad, yo, más que pitar el
himno de «Marca España» estaba pitando a quién presidía el evento y, ya, hilando fino, tampoco pitaba concretamente a un señor que se llama Felipe Borbón ya que «pitaba» a la Institución que representa.
Y lo volveré a hacer en la próxima Final de Copa de Sevilla. Al tiempo… Tampoco hice (ni voy a hacer) nada contrario al vigente Ordenamiento jurídico.
Al grano. Cuando Pablo Casado no quería a el hijo de
puta en puestos con posibilidades de salir elegido en las anteriores
Elecciones Europeas (de hecho le relegó al puesto 17), Iturgaiz, en un ataque de rebote, dijo que abandonaba la política: «Abandono
la política y comienzo con ilusión una nueva etapa de mi vida. Marcho
con el orgullo de haber defendido en Europa y el País Vasco, bajo la
siglas de mi partido PP, la unidad de España, combatido al nacionalismo,
luchado contra el terrorismo y haber defendido a las víctimas» (Carlos Iturgaiz, 3 de abril de 2019).
En realidad, tampoco Estrasburgo perdía gran cosa
desprendiéndose de uno de los eurodiputados con mayor índice de
absentismo en la historia del Parlamento Europeo.
Con todo, la mayor «hazaña» de Iturgaiz fue anterior y ocurrió en el Parlamento Vasco cuando se le ocurrió votar dos veces. Una por él y otra por el ausente Mayor Oreja. Fue expulsado un mes por decisión de la Mesa del citado Legislativo vasco.
En resumen, estamos ante un vendedor de humo, un gran trilero y un
tramposo (e hijo de puta). Antes de proseguir, creo que vuelve a
proceder, debo dejar claro que, mientras no exista una disculpa por
aquéllas desafortunadas declaraciones, le voy a seguir adjetivando de
igual manera, se ponga como se ponga quién quiera ponerse.
De igual
manera, si recapacita y retirase aquél impropio calificativo, yo
procedería de igual manera. Y sí, al fascismo se le combate de cara y
eso de que uno se descalifica por el mero hecho de ponerse a la altura
del ofensor nunca me ha convencido.
Volviendo a la nominación «dedocrática» en cuestión, parece que los
hay que no se enteraron del estrepitoso fracaso liderado por Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros. Como dijo Semper referido a la Marquesa de Goelandia, mientras en tierras vascas se jugaban -literalmente- la vida, «otras pisaban mullidas moquetas«. Y no le faltaba razón a Borja.
Volver al «Todo es la ETA» es un discurso que ya no tiene
recorrido en la sociedad vasca (ni entre ninguna otra). Les funcionó
mientras, por desgracia, les funcionó y, si me apuran, hasta algún
tiempo después. Hoy es algo tan anacrónico como el propio Iturgaiz.
Tampoco deja de ser curioso que el campeón murciano de lanzamiento de
güitos de aceitunas haya hecho el anuncio un 23-F. En realidad también
hubiese estado bien un 28 de diciembre.
Es lo que hay y llegan hasta
donde llegan. me llama la atención (por «extraño») que el Partido Popular se muestre fervientemente contrario a la eutanasia al tiempo que han elegido semejante forma de auto-inmolarse en Euskadi.
Por mí no hay mayor problema. Cada cual elige la forma de «pegar el
persianazo» pero, si se pone debajo el cuello, la persiana se convierte
en guillotina. Muy feo. Es pecado pero allá cada cual con su conciencia.
Si al final va a ser verdad lo de la implosión del PP en Euskadi. Y es que se han convertido, como diría Góngora, «en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada«. Mátame camión…
El caso es que, con todo este «culebrón» he tenido que variar
artículos programados. Tenía previsto hablar el martes de Carnaval sobre
disfraces (que se veían venir) y he tenido que cambiar el disfraz del «paraca de la farola» por el del hijo de puta «resucitado acordeonista«.
Y es que la actualidad manda.
Iñigo Landa Larrazabal. Bilbao, 1967. Cursó estudios de CC. Políticas y es especialista en Derecho
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