Oriana y Fani luchando en ’La casa fuerte’
Veo en los noticiarios que se estan desmantelando estos días
galleras clandestinas en Córdoba y Almeria.
Hace unos cuatro meses (16
de febrero del 2020), cámaras del Telediario de TVE-1 pudieron
ser testigos de la entrada de la policía en una pelea de gallos en El
Puerto de Santa María.
Además de los gallos obligados a matarse entre sí
encontraron a 197 personas que les jaleaban enfebrecidas y apostaban
notables sumas de dinero. Hay sensibilidad social sobre ese asunto.
No
he visto por ahora la entrada de la policía en La casa fuerte de Tele 5. Se están produciendo allí ahora mismo contiendas gallináceas terribles.
Dos señoras contratadas para amenizar este reality show, Oriana y Fani, acaban de protagonizar una reyerta muy estremecedora.
Se decían, una frente a otra, face to face, en una zona aledaña a la cocina: «¡Rata, puta, poligonera, asquerosa, callo, monstruito, ordinaria, macarra, garrula!».
Más de dos millones de personas asistieron a esta gallera.
Yo creo que la policía no intervino porque la actual legislación
prohibe las peleas de gallos, pero las riñas no. Es una curiosa
distinción. En la pelea, uno de los combatientes suele morir. Se les
insertan cuchillas en los espolones para que se produzcan letales
sangrías.
La riña es un enfrentamiento distinto. Se pegan picotazos y
zarpazos pero no se permite que se muera nadie allí mismo. Tele 5
trabaja la riña desde hace más de 20 años. Tiene mucha experiencia.
A
veces hay contacto físico, algún manotazo, pero evitan que se claven
cuchillos en la yugular, o en el hígado. La riña a cara de perro en
cambio es constante y contínua.
Bien mirado, esto de Oriana y Fani podría ser perfectamente una secuencia de archivo de cualquier edición de Gran Hermano, Sálvame, Supervivientes, La isla de las tentaciones, o del Deluxe...
Son 20 años de más de lo mismo. Los combatientes cambian, pero la riña
es la misma.
Gozan de una gran masa de público fiel que disfruta. Y los
apostantes son las firmas.
Apuestan por estos programas al anunciar ahí
sus productos.
A mí particularmente La casa fuerte me aburre.
Solo encuentro algún chispazo de ingenua alegría en Yola Berrocal.
Se empelota cada dos por tres, nos enseña, con buena intención, cómo se ducha desnuda, y cuando asiste a las riñas les dice: «¡Dejad que hable vuestro corazón!».
¡Ah! Yo creo que Yola en una santa. Desnuda o vestida.
Ferran Monegal
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