Las bragas forman parte indispensable de nuestra vestimenta y es uno de los componentes de la ropa interior femenina.
Las bragas era un tipo de calzón que generalmente envolvía los
muslos. Eran de lana, lino o de algodón; incluso de estopa, es decir, de
la parte basta del lino o del cáñamo. Debajo podía llevarse otras de
lienzo.
No se conoce el inventor de las bragas. Seguramente, no fue una sola
persona, sino una evolución natural de esta prenda con el paso del
tiempo.
Se sabe que el primer pueblo, que de manera generalizada usó las
bragas fue el pueblo persa, alrededor del año 1.700 a.C., según se
desprende de unos bajorrelieves encontrados en las ruinas de Persépolis,
que era la antigua capital del Imperio Persa.
Etimológicamente, Breecches parece derivar de la raíz indoeuropea “Bhrg”, que significa “romper”, que aquí se utiliza con el sentido de “dividir”, “separar”. La secuencia consonántica “brk”
que implica un origen germánico que cambia regularmente el sonido g por
k, en lugar de pertenecer a las lenguas indoeuropeas.
Por lo tanto las
bragas era la prenda que “separaba las piernas”.
Aquellas eran bragas anchas, abombadas, de distintos tamaños, ceñidas
entre ingle y cintura o prolongadas hasta la rodilla. Una prenda, que
el mundo antiguo utilizó a menudo como pieza única del atuendo, de uso
estrictamente masculino, heredera directa del taparrabo.
Hacia el año 1500 a.C. en el Antiguo Egipto, las medias o calzas de
ganchillo eran usuales en el entorno del faraón. No terminaban en la
ingle sino que llegaban a la cintura, donde se sujetaba a modo de
braga.
Los griegos fueron siempre reticentes a su uso. Los antiguos
griegos consideraban esta prenda como propia de gente bárbara y no la
utilizaron; hombres y mujeres no llevaban nada debajo del peplo que era
la vestidura exterior empleada en la antigua Grecia.
La
braga como tal no existía antiguamente en España, las mujeres no
llevaban nada puesto. Era una cosa masculina. Se supone que la primera
prenda íntima que apareció fue el taparrabos, que se remonta al periodo
de los celtas.
Los etruscos y los romanos adoptaron esta prenda de los galos. En la
Antigua Roma, tanto los hombres como las mujeres, usaban ropajes
hermosos como la toga o la estola y una túnica larga, que les llegaba
casi hasta los pies.
No estaba bien visto en la antigua Roma las vestimentas que cubrían
las piernas. Era una costumbre de los bárbaros, que vivían más allá de
las fronteras o una forma de protección para las piernas de los más
pobres.
Las braccae nunca llegaron a ser de uso común en Roma, la capital del
Imperio, incluso algunos emperadores prohibieron su uso en la capital.
Era tan extraña esta prenda para los primeros romanos, que los
escultores y pintores para identificar a los extranjeros los presentaban
en sus obras con estas prendas.
Cuando los ejércitos romanos empezaron a aventurarse hacia el norte
entre los años 27 a.C. hasta el 476 d.C., empezaron a comprender la
utilidad de cubrir las piernas para combatir el frío.
Con el tiempo, se
convirtió en una prenda popular entre los legionarios y sobretodo en la
caballería: montar a caballo con los braccae era mucho más cómodo y
cálido en las regiones frías, que hacerlo con una falda.
Los bárbaros usaban dos tipos de pantalones, a unos les llamaron Braccae y los otros Feminalia.Los romanos adoptaron los braccae.
Los Feminalia eran Braccae que ajustaban las perneras. Era
una prenda masculina, el nombre fue dado por el ejército romano para
referirse a esa prenda bárbara, que al ajustar las perneras hacía que
los enemigos pareciesen mujeres.
Las
Bragas, Braies, Breecches, Braccae en latín, es una prenda unisex, que
fue usada tanto por las mujeres como por los hombres, tenían forma de
pantalón y fue llevado por casi todas las naciones de la cuenca
mediterránea hacia el 600 a.C., incluso llegaron a vestirse en la
India. Fueron muy utilizadas por los Galos
En Roma, calzado, medias, calzas y bragas tienen una historia entrecruzada: formaron parte del calceuso
borceguí, que cubría pie y pierna, y terminó siendo prenda protectora
del bajo vientre.
Al principio, los romanos la tuvieron por atuendo de
gente incivilizada, por lo que cuando representaban a un dios bárbaro lo
vestían con bragas anchas y flotantes.
Las Braccae se sujetan por un cordón de cuero en la cintura y su
largo varía desde las rodillas hasta los tobillos según que tribus las
vestían. Más hacia el norte, las braccae eran más largas y de lana cruda
a consecuencia del frío. A diferencia de los feminalia, los braccae son
prendas sueltas.
Los sármatas que eran un pueblo bárbaro también utilizaron esta
prenda, en la columna de Trajano monumento de Roma, donde se representan
las campañas de este emperador del siglo II, se ve gran número de
romanos que las visten hasta las rodillas, llevando el resto del cuerpo
desnudo: eran las bracae, donde aparecen también un grupo de sármatas
llevando braccaes. Su uso se generalizó en Europa central gracias a los
celtas.
Llegaron a Roma después de la conquista de la Galia, siendo
usadas por todas las clases sociales.
El emperador del siglo III, Alejandro Severo, llevaba bragas blancas,
abandonando la costumbre imperial de las bragas de púrpura, y a partir
del siglo IV, los sastres tomaron como algo positivo y digno de orgullo
ser buenos bracarii.
Los romanos impondrían el uso de la braga en su Imperio y se extendería por toda Europa. La expresión de “ser un hombre bragado” es una reminiscencia de la época, así como la palabra “bragueta”,
que todavía hoy se sigue utilizando.
Los hombres bragados eran hombres
valientes, aunque también se denominaban hombres bien bragados a los que
escondían algo grande.
El
emperador Honorio prohibió su uso en la ciudad en el año 397 d. C.,
pero siguió siendo la prenda favorita de los bárbaros. Después de todo,
la palabra es de origen no latino.
Fue una prenda exterior muy utilizada por los visigodos.
Las bragas grandes y anchas eran signo de distinción durante la Edad
Media. El hijo de Carlomagno, Luis I de Francia, también llamado
Ludovico Pío, vestía camisa de mangas anchas y bragones, como se ve en
el mosaico de la iglesia romana de Santa Inés.
Guillermo el Conquistador, rey de Inglaterra, regaló a su esposa unas
calzas a modo de leotardos, que incluían bragas de colores, pero no era
prenda del gusto de la Iglesia que terminó prohibiéndolas por dos
razones: dejaba entrever el contorno de la figura, y chocaba con el
derecho canónico, que obligaba a dormir desnudos a los esposos.
La combinación de polainas y calzones o bragas originaron los pantys
en la Edad Media, y fueron anteriores a las medias, y que incluían la
braga. Las medias son el resultado de la división del panty en dos piezas.
La braga tendría un largo recorrido por la Edad Media, pero siempre
entre los hombres y sin ser ajustada al cuerpo. Era algo antihigiénico
en esa época.
Esta prenda siguió usándose durante la Edad Media hasta
mitad del siglo XV. A partir de la mitad del siglo XIII, apareciendo las
bragas cortas, que sustituyeron a las bragas largas.
Braga medieval.
La lencería o ropa interior era considerada como otra clase de
vestidos, que no eran realizados por los sastres. Lo que diferenciaba
las clases sociales era la calidad del tejido y la limpieza de las
prendas de la ropa interior.
Las prendas tintadas, así como las prendas
realizadas por los sastres no se podían lavar, por lo que la ropa
interior era una barrera de protección no sólo de los vestidos respecto
al cuerpo, sino que también del cuerpo respecto a los vestidos.
Las bragas medievales se realizaron generalmente en lino, olvidando
el material que usaron en otros tiempos los bárbaros, la lana.
A diferencia de ésta, el lino se lava sin que se encoja la prenda. El
lino incluso mejora con los lavados, ya que se vuelve más suave. La
superficie del lino es lisa, por lo tanto, más cómoda y de gran
absorbencia, por lo que la hace ideal para la función de este tipo de
prendas.
Las bragas medievales fueron una prenda de lencería masculina. Aunque
fueran lencería no necesariamente quedaban ocultas. Los trabajadores
muchas veces sólo llevaban las bragas cuando hacía calor o las bragas y
una túnica corta.
Y no sólo los trabajadores, todos los hombres que
vestían una cota corta o una cota con una apertura en el delantero
cuando estaban sentados dejaban ver sus bragas.
Las
bragas medievales evolucionaron desde su forma larga a su forma más
corta y en un segundo período se ajustaron más al
cuerpo.
Cronológicamente podemos decir, que la braga medieval larga la
encontramos a partir del siglo IX, con alguna variación provenía de los
pueblos bárbaros y la podemos datar del siglo VI.
La braga corta
podemos situarla en el siglo XIV y en el siglo XV la braga corta
ajustada. (En la imagen: Borde inferior de las bragas levantado y sujetado a la cintura. San Juan de Acre, Navarrete, la Rioja año 1185).
Las medias calzas de punto cubrían pie, pierna y zonas anatómicas
norteñas en el siglo XII, y fue prenda que conoció pocos cambios.
Eran
calzas atacadas, que se ataban a la cintura a modo de pantys modernos. Su consagración como prenda definitivamente femenina tardaría en llegar.
El ancho de la tela era de 50 hasta 90 cm. El lino generalmente se
tejía a 90 cm de ancho.
Las prendas no se cortaban a medida sobre todo
las de lencería, pues se aprovechaba todo el ancho de la tela. Para
realizar unas bragas también se utilizaba todo el ancho de la tela, por
lo que el montante era de 45 cm.
Hasta
mediados del siglo XIV las bragas cubrirían desde la cintura hasta
medio muslo o hasta la rodilla. A finales del XV las bragas acaban por
unirse a las calzas, y a inicios del XVI forma un todo
llamado calzas-bragas. Aun así, se sigue llevando debajo otra braga.
(En la imagen: “San Vicente en la hoguera”, retablo de San Vicente de Sarriá en Barcelona, año 1450).
Se deja de usar el braguero.
A la braga se le hace una especie de
cinturilla doblando la parte superior de la misma para luego hacer
varias aberturas por la se que pasa un cordón, correa o cuerda, quedando
los cabos hacia fuera.
Cuando las calzas se alargan, llegando mucho más arriba del muslo, éstas se sujetan con un braguero que a su vez une la braga.
Hay de dos tipos:
-Sumamente pequeñas y ajustadas para poder llevarlas con las calzas que iban muy ceñidas al cuerpo.
-Más o menos largas y algo más holgadas:
La braga externa, también llamada calzón es una prenda que se coloca
por encima de las calzas enteras.
Esta braga externa acabó a finales
del XV siendo sólo usada por pescadores, curtidores, tintoreros,
labradores, etc. y serían de paño.
Pasa a ser prenda interior dando
lugar a los calzoncillos a inicios del siglo XVI.
“Martirio de Santa Lucia”, de Bernardo Martorell año 1440. Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Las mujeres durante todo este tiempo utilizaban camisones
abiertos para poder ir al baño fácilmente, o pololos, que llegaban hasta
la rodilla pero seguían siendo sueltos.
Las bragas irán quedando como
ropa interior en el siglo XVI. Se vestiría bajo una nueva prenda
llamada calzas / bragas.
La braga quedó finalmente reducida a una prenda muy pequeña y
ajustada, hasta que a inicios del siglo XVII desaparece definitivamente
en el atuendo masculino.
Se conocen las bragas en el atuendo masculino, sin embargo, en el
femenino podemos decir, que no se ha encontrado referencias escritas ni
iconográficas de ellas. Por lo tanto, surge un interrogante.
¿Usaron bragas las mujeres?
Teniendo en cuenta, que a finales del siglo III y comienzo del IV en
el Imperio Romano las mujeres, para practicar deportes, llevaban una
prenda corta y ajustada, llamada subligaculum, que era una túnica de
diseño rectangular sujeta a nivel del talle, no se debería descartar,
que las llevaran también como prenda interior.
El zar de Rusia Pedro I estaba de visita en París en el año 1717, y
se encontraba paseando por las calles de la ciudad, cuando una mujer se
resbaló y cayó de espaldas con las piernas hacia arriba.
Pedro I
observando tan bella estampa de las piernas de la mujer parisina,
exclamó con total picardía “Las puertas del Paraíso están abiertas”.
Las mujeres francesas de esa época no usaban ropa interior, pero esto
mismo sucedía en el resto de las mujeres del mundo.
Hasta finales del
siglo XVIII, la ropa interior que usaban las mujeres consistía en
blusas largas y holgadas y blusas con ojales en la cintura o corsés, que
en sus inicios era una prenda aristocrática.
También,
las enaguas eran muy populares, especialmente cuando los médicos
asociaban la gordura con salud, en consecuencia la gordura y caderas
anchas estaban reservadas a las aristócratas.
A la gente flaca se le
asociaba con la enfermedad y la pobreza. Podemos afirmar, que las bragas
que actualmente conocemos es una invención moderna.
Las mujeres nunca llevaban nada debajo de sus vestidos por pura
comodidad. El cerrar el flujo de ventilación al ambiente húmedo de la
vagina, les provocaría como mínimo escozor e irritación. No había agua
en casa en aquella época histórica, por lo que era relativamente fácil
el desarrolló de infecciones y la proliferación de piojos y ladillas.
Solamente en los periodos menstruales, las mujeres se ponían un paño
entre las piernas, que lo ajustaban con una especie de sabana, muy
parecida a la que usan los luchadores de sumo japonés, por eso además se
llevaban varias enaguas por si acaso se escapaba algo.
Había surgido en París una insólita ley, alrededor del año 1800, que
obligaba a las prostitutas a utilizar bragas, seguramente por cuestiones
de higiene.
Si el lazo decorativo está en la ropa interior de las mujeres, es
porque las bragas no siempre han sido parafernalia femenina. Bajo sus
enaguas, las mujeres, sobre todo las de buena conducta, iban con el
trasero al aire.
Los hombres llevaban las bragas, pero era una prenda y
no ropa interior y, puesto que eran visibles, tenían que ser bonitos.
Por eso se abotonaban, señala Denis Bruna, conservador en el
Departamento de Moda del Museo de Artes Decorativas en su libro “En el siglo XVII, las bragas de los hombres llevaban botones”.
Desde el siglo XIX, las “bragas de lencería” se
hicieron populares, afirma la historiadora de moda Catherine Örmen. Con
la llegada de la crinolina, en la década del año 1850, el uso de estos “tubos del recato”
se hizo común, ya que estas prendas anchas se levantaban fácilmente. El
lazo no se concibe entonces para adornar la ropa interior. Los
primeros lazos de las bragas femeninas tenían una función utilitaria,
explica Denis Bruna:
“Cuando aparecieron las primeras bragas, puesto que el elástico aún no existía, se ponían un cordel o un cordón”
Las mujeres tuvieron que esperar hasta la época del can-can para que
se empezasen a diseñar prendar íntimas acordes a sus necesidades. “La historia de la ropa interior femenina está ligada a las bailarinas de can-can”. Por aquel entonces, la ropa interior no era más que una forma de abrigarse y evitar infecciones.
Las bailarinas también estaban obligadas para no enseñar más de la
cuenta a sus espectadores, una norma a la que también se acogieron
mujeres de más alta clase: “Estas damas llevaban las faldas con las
enaguas muy abiertas y sus partes íntimas estaban muy expuestas, por lo
que empezaron a utilizar bragas para protegerse del frío”.
Los actuales lazos planos de las bragas son una reminiscencia de
estas primeras bragas, que tenían que usarse para proteger el pudor de
las mujeres. Pero esto también explica por qué siguen allí hoy cuando su
primer uso desapareció hace tiempo.
Los lazos formaban parte del legado de la lazada bajo las prendas exteriores femeninas. “El
lazo aparece en corpiños con ballenas, el antepasado del corsé, en los
siglos XVII y XVIII", continúa Denis Bruna, antes de que se inventaran
las bragas femeninas". Las cintas y los lazos servían para ajustar el
corpiño al pecho, al escote y a los hombros”.
Existían lazos decorativos en el siglo XVIII, que recordaban a uno de
los lazos utilitarios, como el que se encuentra en la parte delantera
de las prendas interiores rígidas con ballenas, a pesar de que se ataban
en la espalda. "Se utilizaba para embellecer el objeto. Porque,
decir que la ropa interior solo se hacía para la persona que la llevaba
no es muy exacto. La ropa interior a menudo tenía un aspecto decorativo
porque también se usaba para mostrarse a la pareja”.
No sabemos si el lazo central es solo para dar equilibrio y armonía.
Los lazos podían ser un recuerdo estético del prestigio social porque,
durante el siglo XIX, cuando las mujeres por fin podían vestirse solas,
algunas damas de clase media alta siguieron vistiéndose al estilo
antiguo porque era un “signo de distinción social”.
Por supuesto, Denis Bruna afirma: “Esta transformación de un
elemento utilitario en elemento decorativo se hizo reduciéndolo: el lazo
de las bragas del siglo XIX o de los corpiños con ballenas de los
siglos XVII y XVIII era mucho más grande; son lazos pequeños”. Sin embargo, esta estrategia de asociar lazo y prestigio no desapareció dos siglos después.
Las bragas menstruales
Las bragas menstruales no son un invento moderno. Esta ropa interior
ya existía a principios del siglo XX, aunque era algo diferente. Hoy son
más cómodas, más higiénicas y constituyen una alternativa real al uso
de tampones durante la menstruación.
A finales del siglo XIX, el cinturón menstrual, que tenía similitudes
con un cinturón de castidad, se puso de moda, el vendaje esponjoso que
estaba dentro se podía lavar, el concepto de artículos desechables llegó
mucho más tarde con la sociedad de consumo moderna.
Los llamados cinturones menstruales se han usado hasta la década de
los 70, pero en ese momento con vendajes desechables. Los primeros
modelos de bragas menstruales tal como lo conocemos hoy en día eran
incómodos y particularmente poco estéticos, pero cumplieron su misión.
La industria ha trabajado en la tecnicidad del producto en el siglo
XXI. Por lo tanto, aunque sigue siendo una protección higiénica, muchas
bragas menstruales ya no pueden distinguirse, a primera vista, de la
ropa interior normal cómoda y visualmente atractiva.
La estructura de las bragas menstruales es importante. Tienen varias
capas de diferentes materiales, uno de los cuales sirve para absorber.
Esto garantiza que la sangre de la regla se mantenga alejada de tu piel
por razones obvias de comodidad e higiene, pero al mismo tiempo, la
mantiene en su lugar para que no haya fugas.
La primera capa, la que toca tu cuerpo, está hecha de un material más
cómodo, la lana merina, algodón, etc. Elimina rápidamente la humedad de
tu cuerpo y es antibacteriano. La segunda capa absorbe la humedad como
una esponja y es antibacteriana.
La tercera capa, la más externa, no deja pasar ningún líquido, es decir, evita las fugas, pero debe permanecer elástica y transpirable.
Por supuesto, las costuras deben estar diseñadas para frenar el líquido.
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