Cuando alguien se dispone a elaborar una dieta para perder peso, uno de los primeros alimentos que elimina de la lista de la compra son los frutos secos, considerados en el imaginario colectivo como grandes enemigos de las dietas por su alto contenido calórico.
La leyenda, sin embargo, es falsa, ya que las grasas insaturadas presentes en estos alimentos pueden llegar a ser unas de nuestras grandes aliadas a la hora de ver bajar el número de la báscula.
Los frutos secos, alimentos totales
Los frutos secos son fuente de grasas insaturadas que sirven para reemplazar las grasas saturadas. Además, algunos contienen omega-3, especialmente las nueces, que tal y como demostraron unos científicos de la Universidad de Praga conlleva a una pérdida de grasa en el cuerpo.
Los frutos secos también son una importante fuente de proteínas vegetales y fibra, lo que provoca en nuestro cuerpo una sensación de saciedad, lo que también ayuda a que nuestro cuerpo nos pida consumir menos calorías, tal y como demuestra una reciente investigación publicada en Obesity Medicine.
Por si todos estos argumentos no fueran suficientes, también hay que tener en cuenta que los frutos secos estimulan la masticación y el gasto de calorías que tiene el cuerpo para metabolizar lo que comemos.
Una investigación publicada en el Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition reveló que las personas que consumen frutos secos queman más energía mientras descansan.
Evitar frutos secos procesados: mejor al natural
Una vez confirmado que la presencia de los frutos secos en nuestra
dieta nos irá bien para perder peso, ahora toca decidir qué frutos secos
compramos y, sobre todo, en qué formato. Y es que en el supermercado lo
venden de muchas formas distintas, y no todas nos sirven.
En este sentido, hay que obviar todos aquellos que hayan sido
procesados, fritos, rebozados con algún sabor extra, caramelizados o
incluso en forma de crema.
La clave del éxito consiste en consumir frutos secos en su estado natural.
Aquí también entra la opción de añadirlos a nuestras recetas, para
acompañar pastas, arroces o ensaladas, o añadidos en pasteles y
magdalenas.
El top-3 de los frutos secos
Pese a que todos los frutos secos, en su justa medida, son buenos
para mantener una dieta equilibrada, según diferentes investigaciones
los 3 más recomendados son las nueces, las almendras y los dátiles.
Las nueces, a parte de ser buenas para el corazón, tienen un alto contenido en ácidos omega-3, tienen propiedades antioxidantes y son ideales para luchar contra el colesterol.
Las almendras, por su parte, son ricas en proteínas para desarrollar masa muscular sin grasa, tienen antioxidantes y ayudan a reducir los niveles de colesterol.
Por lo que refiere a los dátiles, que nos aportan dulzor a unas dietas en las que acostumbra a faltar, tienen mucho hierro, son ricos en fibra y ayudan a eliminar toxinas del organismo. Además, tiene un gran efecto saciante.
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