¿Intelectuales?

La cadena de televisión Telecinco (lo que muchos conocemos como «Telecirco«) se ha adherido al «Manifiesto Por La Lengua Común» que, el pasado 23 de junio, presentó un grupo de «intelectuales» en Madrid. No voy a dedicar ni medio minuto a quién ese medio de «telebasura» denomina «intelectuales», tales como Belén Esteban o Paqurrín, rrín-rrín.

El caso es que esa cadena de TV comparte las exigencias de este grupo de firmantes entre los que, al margen de los citados, se encuentran fachas de todo pelo, desde el peruano-hispano Mario Vargas Llosa, Fernando Savater o nada menos que Álvaro Pombo. Son quiénes piden que el Parlamento «Marca España» elabore una normativa para fijar que el castellano sea la lengua oficial de todo el territorio y la única que puede serle supuesta a sus ciudadanos.

Telecinco es la primera cadena de televisión que se adhiere a este manifiesto. Para que no haya la menor duda, en uno de sus informativos del mediodía, llegaron a afirmar que «Ponen su canal a disposición del colectivo que lleva esta iniciativa para apoyar este proyecto«.

Lógicamente es una empresa privada que puede marcar su línea editorial y solo han de rendir cuentas antes sus socios y accionistas. Ello no implica decir que, si ellos se adhieren al citado manifiesto, otros podríamos hacer una huelga de espectadores que consistiría en no sintonizar semejante bodrio. me adelanto a futuros comentarios diciendo que no estoy proponiendo un boicot, sino una huelga de espectadores.

Sé perfectamente que Telecirco es líder de audiencia en Euzkadi (también en Catalunya y en Galiza). Ocurre como con el periódico de origen falangista El Correo Español (injustamente «Ilustre de Bilbao«, no en mi nombre) que, con sus anteriores cuatro páginas dedicadas a la prostitución para cualquier gusto y sus famosas esquelas, también lidera el ranking de la Prensa escrita en -en este caso- en Bizkaia.

Pero el fondo de estas líneas tan solo persigue que el euskera, catalá o galego no sean unas lenguas (idioma en nuestro caso) relegadas y despreciadas por el mero hecho de que un puñado de fachas firmen el típico manifiesto nacionalista… Nacionalista español, se entiende.

Simplemente podemos exigir que una empresa privada española (y muy española) tenga un mínimo de respeto y, cuando la soberbia, prepotencia y el hecho de silenciar cuestione como esta, siempre tendremos un recurso infalible: Dirigirnos a sus anunciantes (que de eso viven). ¿O nadie ha visto como los suecos lo han entendido antes que los españoles?

El rincón del protestón