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sábado, 28 de mayo de 2022

ESCÁNDALO POR LA DETENCIÓN POLICIAL Y EL PERFIL PSICOLOGICO de Conchita Peréz ''LA DEL POLIGRAFO''


    ESCÁNDALO POR LA DETENCIÓN POLICIAL Y EL PERFIL PSICOLOGICO de Conchita Peréz ''LA DEL POLIGRAFO''

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Conchita Pérez Casorrán cuenta con antecedentes por simulación de un atentado de bomba, robo con intimidación o malos tratos


  A lo largo de su accidentada carrera poligráfica, Conchita Pérez Casorrán ha hecho gala de innumerables documentos y diplomas que hipotéticamente apoyan su buen hacer en la poligrafía. 

Desde cursos pendientes de pago promovidos por Polyscan IPS hasta títulos rubricados por  escuelas “reconocidas” por la APA carentes de toda validez y posibilidad de homologación europea.

 Sin embargo, esta no es la única ardid que ha sido desmantelada a lo largo y ancho de la trayectoria de C.P.C.    

Sentencias judiciales, evidencias portentosas y un sin número de instructores, secretarios y demás autoridades han dejado a Conchita Pérez Casorrán al descubierto sin más defensa que un empecinamiento constante y pertinaz en la reconstrucción de unos hechos que -según los Tribunales-, nunca ocurrieron. 

¿Cómo, entonces, puede llegar una persona con estos desequilibrios emocionales a co liderar un programa de prime time que basa el éxito en sus juicios?

 ¿Cómo alguien que es capaz de concebir una sucesión de acontecimientos paralela a la realidad para echar por tierra el nombre de las personas a las que guarda aversión, puede dirimir si éste o aquel miente, o dice la verdad? 

Iracunda y furibunda, la venganza ilusoria de Conchita Pérez Casorrán no deja en buen lugar a la zaragozana que sigue arbitrando el oscuro pasado de los invitados de ‘Sálvame Deluxe’ a través de una subjetividad filtrada por un crisol golpeado y manido.  

  Como adelantaba Extraconfidencial.com en su edición de ayer, su primer contacto con la poligrafía data de finales de 2006, tras toda una vida dedicada el negocio del crudo.

 El 16 de noviembre de ese año, Pérez Casorrán es detenida por la Policía de Zaragoza.

 Pero, ¿qué le mueve realmente en su obstinación por el polígrafo? 

 El inicio de su versión El 29 de octubre del 2006, C.P.C. interpuso una denuncia a su expareja, Francisco Delgado Pérez, cuando todavía mantenían un nexo sentimental, basada en los siguientes sucesos según el testimonio de Conchita: “Cuando salía de su piso, han salido rápidamente, de una puerta próxima a la de ella, dos personas encapuchadas de negro y sin mediar palabra le han pegado un puñetazo en la cara a la altura de los ojos, tirándola en el suelo boca abajo, con las llaves en la mano, intentando una de estas personas arrebatarle de la mano las llaves del piso”. 

Así también, Conchita declara al instructor del atestado que Francisco Delgado mantenía conversaciones telefónicas con “dos mujeres de origen sudamericano, hermanas entre ellas   al igual que las que le golpearon en la cara”.  

La conclusión del sumario deja en evidencia a C.P.C. Respecto a las dos hermanas de supuesto origen sudamericano, el instructor “habló telefónicamente” con ellas quedando corroborado el origen bielorruso de una y español, de la otra. 

Así, el informe “deduce racionalmente, a juicio de esta Instrucción, que o bien no sufrió ningún tipo de robo con intimidación, ya que los datos obrantes no coinciden con las afirmaciones que la denunciante refiere en su denuncia, o lo sucedido en el portal de la vivienda fue totalmente diferente a lo que María Concepción Pérez declaró”. 

  La gota de agua que colma el vaso En concreto, la causa de la detención de Conchita en noviembre de 2006 bebe de los hechos denunciados por la mujer cuando iba a recoger su vehículo. “Una vez que lo ha puesto en marcha, ha explotado una bomba fétida con mal olor, ruido y con mucho humo”, a lo que añade su sospecha “en una persona que tuvo una relación anterior y que cortó la deponente”; esto es, Francisco Delgado Pérez. 

Las diligencias de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Distrito de Centro de Zaragoza apuntan que Conchita acusó también a su expareja “de haber cometido una serie de hurtos” en dos conocidos establecimientos comerciales, y “de haber sustraído en complicidad con un amigo suyo material de construcción de una obra para instalarlo en su chalet”. 

 Tras haberse procedido a la investigación por parte del instructor y secretario del caso, no se encuentra indicio alguno de la sustracción de este material pero sí se certifica como C.P.C. se había puesto en contacto en reiteradas ocasiones tanto con el Cuartel de la Guardia Civil de Alagón, como con los encargados de los establecimientos comerciales para persuadirles de las acusaciones a Francisco Delgado y animarles a presentar denuncia contra él. 

Es bastante ilustrativo como desde el Cuartel de Alagón escenifican la desidia y dejadez con la que recibían las llamadas de Conchita, según las diligencias, “casi siempre que llamaba se la pasaban a una mujer Guardia Civil que actualmente se encuentra de baja por maternidad”.     

   Con todo, el instructor de las diligencias policiales resuelve apreciar “indicios bastantes para presumir la inexistencia de los hechos denunciados”. De la investigación del caso “puede inferirse sin lugar a dudas que está completamente obsesionada con su excompañero sentimental, al que quiere perjudicar de modo compulsivo, haciéndolo aparecer como inmoral, delincuente, desaprensivo y de la peor catadura, poniéndose ella como víctima, y haciendo ver que él la acosa y la persigue”.

 Según las diligencias policiales y judiciales, Conchita habría actuado cegada por el despecho y la “animadversión” en las acusaciones a su expareja. Con anterioridad a esta fecha C.P.C. ya habría denunciado a Francisco “en tres ocasiones en los Juzgados de la Plaza de Castilla en Madrid por malos tratos en el ámbito familiar, no teniendo hasta la fecha condena contra él ni siquiera se dictó como medida provisional la Orden de Alejamiento”.  

Una inventiva que no cesa Tras la detención por simulación de delito surge en la cabeza de Conchita una nueva maquinación. 

La mujer acude a la consulta de José Antonio Fernández de Landa para someterse al polígrafo, según éste “para avalar que estaba siendo acosada por el policía que la detuvo pues quería que le expulsasen de Zaragoza. Así continuó enviando e-mails al Jefe Superior de Policía y al Gobernador Civil hasta que el Policía optó por pedir el traslado”. 

Ante esta revelación, Landa aconsejó a la mujer “acudir a un psicólogo porque estaba dolida por su detención”.   

 Extraconfidencial.com hacía referencia ayer a un sinfín de amenazas e injurias proferidas por C.P.C. contra José Antonio Fernández. 

El 4 de noviembre de 2011 el Juzgado de lo Penal nº 30 de Madrid resolvió que los exabruptos dirigidos “con un lenguaje soez, grosero y ofensivo, evidencian su animadversión hacia el denunciado, incluso, puestas en relación con las denuncias presentadas, una obsesión con su persona”.

 Las conclusiones de las diligencias permiten dibujar un perfil psicológico aproximado de Conchita Pérez. Una mente fría y calculadora que da vida a un genuino mundo simultáneo a la realidad. Un caso es coincidencia, dos son multitud. 


 


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