En un breve artículo
el Nobel de economía Paul Krugman predice un tremendo escenario para los próximos meses en España y Europa:
1. Salida del euro de Grecia, probablemente en el próxmo mes,
2. Retiradas masivas de dinero desde los bancos de España e Italia para llevar el dinero a Alemania.
3a. Tal vez, controles para prohibir transferencias de depósitos fuera del país y límites a las retiradas de dinero en efectivo.
3b. Alternativamente, o al mismo tiempo, inyecciones masivas de dinero del BCE a los bancos para evitar su colapso.
4. Alemania tiene dos opciones: aceptar inyecciones masivas de capital público en Italia y España, seguidas de una drástica revisión en su estrategia: básicamente, dar a España en particular alguna esperanza de que habrá un repaldo a su deuda para evitar que la prima de riesgo se dispare y también un objetivo de inflación para la eurozona más alto que permite hacer el ajuste de precios o…
4b. El fin del euro.
la crisis española (explicado para todos los publicos)
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La nacionalización de las pérdidas de Bankia y la previa amnistía fiscal sobre el dinero negro decretada por el Gobierno del PP constituyen el epílogo previsible para una de las historias ...más truculentas de la España contemporánea: de cómo unos pocos se enriquecieron a costa de una especulación brutal en el ámbito del urbanismo y la construcción inmobiliaria, con consecuencias devastadoras para la economía y la sociedad de nuestro país. Durante los años noventa y primeros dos mil, éramos muy pocos los que alertábamos sobre las inconveniencias y los peligros que acompañaban las dinámicas especulativas en la promoción descontrolada del suelo y en el burbujeante mercado de compra-venta de pisos y chalets. Instituciones y empresas apostaban sus recursos en el casino ladrillero, ignorando otros modelos de crecimiento más solventes. Las entidades financieras engordaron glotonamente sus balances con activos más que dudosos. Y los jóvenes dejaron de estudiar para ganar dinero a paletadas en la construcción.
Los críticos con la burbuja inmobiliaria éramos tildados de agoreros y aguafiestas. Los precios de los patatales se multiplicaban como por arte de magia de un mes a otro. Los pisos se vendían antes de escriturarse, antes de construirse y casi antes de planificarse, con grandes plusvalías. Los bancos daban créditos a granel, los ayuntamientos cobraban licencias millonarias, el Estado cobraba impuestos, el PIB crecía, había trabajo… ¿Por qué no pensar en que la fiesta iba a durar siempre?
Pero las fiestas de la irracionalidad y el derroche no duran siempre. La burbuja estalló en plena crisis financiera global, y los españoles sufrimos un castigo terrible en términos de deterioro económico, de paro y de retroceso social a cuenta de aquellas alegrías. Un millón de viviendas sin vender, millones de hectáreas calificadas sin desarrollar, 180.000 millones de euros en activos financieros “contaminados”, millones de jóvenes sin estudios y sin trabajo, índices de paro en niveles de récord, ayuntamientos quebrados, servicios públicos sin financiación, quebranto ambiental…
Ahora bien, no todos los personajes de esta historia han acabado mal. Ni muchísimo menos. Unos cuantos han acumulado fortunas extraordinarias a cuenta de la burbuja ladrillera. Supieron jugar las bazas de la codicia, la falta de escrúpulos y la “ayuda” imprescindible de los amigos en el poder, casi nunca desinteresada. El PP se ha encargado de que puedan disfrutar de sus millones en dinero negro al módico precio del 10%, gracias a ese monumento a la inmoralidad que han llamado amnistía fiscal.
Con la nacionalización de Bankia cierran el círculo del ladrillazo. Porque Bankia es el resultado de la fusión de algunas de las entidades financieras con mayor complicidad en las estrategias de la especulación inmobiliaria, desde Caja Madrid a Bancaja, siempre bajo control político de la derecha. Y Bankia está preñada de todas las barbaridades que se cometieron en el urbanismo madrileño y levantino, sobre todo. A esas barbaridades las llaman eufemísticamente “activos tóxicos”. La quiebra evidente se disfraza de “exposición inadecuada”. Y sus responsables se van de rositas con pensiones millonarias a cargo de los impuestos que pagan sus víctimas.
El PP alentó este círculo vicioso con las leyes del urbanismo liberalizador en 1998. El PP promovió la burbuja desde las instituciones donde gobernaba, en Madrid y en la Comunidad Valenciana, especialmente. Los amigos del PP se hicieron millonarios mientras firmaban la condena inexorable de la sociedad española a la depresión y el paro. El PP lavó su dinero sucio mediante la amnistía fiscal. Y ahora el PP cubre el agujero negro de Bankia con los recursos de todos los españoles.
Y todo esto sin querer acordarnos de que aquellos beneficios sirvieron incluso para comprar un Gobierno en la Comunidad de Madrid…
El expresidente de Bankia, Rodrigo Rato (Reuters).
ESPERABA QUE EL VIERNES APROBARAN SU PLAN
De manera paralela, pero desde los despachos capitalinos, Rodrigo Rato seguía convencido sacar adelante Bankia. Una semana antes, el Banco de España había aprobado formalmente los planes que las diferentes entidades financieras presentaron para sanear sus balances en relación a su exposición inmobiliaria. El regulador sólo se atrevió a decir que algunos cumplirían de manera más ajustada, aunque "presentaban razonables posibilidades de afrontarse".
Con el salvoconducto del Banco de España, el exvicepresidente del PP comenzó a perfilar el plan que debía mantener a Bankia en solitario y soltar la etiqueta de riesgo sistémico que mantenía desde el primer momento de su creación, tras la fusión de siete cajas de ahorro, con las populares Caja Madrid y Bancaja a la cabeza. Un nuevo balón de oxígeno que el mercado entendió como una tomadura de pelo, igual que la artificial cotización mantenida desde su salida a bolsa.
Luis de Guindos veía como, una vez más, tras el portazo que Rato dio a la posible unión con La Caixa, su exjefe volvía a escaparse. Pero esta vez no había más tiempo. Menos aún después de que el propio titular de Economía, tras sondear preliminarmente a los tres banqueros del Reino, recibiera en primera persona, con motivo de la reunión del consejo de gobierno del BCE celebrada en Barcelona, el visto bueno al plan de actuación a seguir para sanear una vez más el sistema.
Hasta entonces, Rato seguía convencido de que su modelo estaba aceptado, aunque el silencio de Economía no era en realidad una afirmación tácita. El presidente de Bankia tenía pensado afrontar una provisión de hasta 10.000 millones de euros con cargo a los próximos cuatro años, cuyo impacto inmediato en la cuenta de resultados del primer semestre sería de 5.500 millones. Para salir airoso, sólo necesitaba poco más de 6.000 millones de dinero público.
A cambio, Rato proponía la devolución de los 4.400 millones que ingresó con anterioridad el FROB mediante el canje de las participaciones preferentes y la deuda subordinada, más las pertinentes desinversiones que pudieran realizar de su cartera de participadas. En definitiva, de acuerdo con las estimaciones de los ratistas, el Gobierno sólo tenía que incrementar en 1.000 millones la partida de ayudas públicas para que Bankia pudiera seguir en solitario. ¿Por qué no?
Un momento procesal muy oportuno
Tenía que ser así. Por las malas o por las malas. En vista de que Rato seguía alimentando su huída hacia adelante, Guindos fue minando el camino con mensajes avalados por el FMI. La filtración del contenido del resumen ejecutivo, en poder sólo de Economía, sorprendió a todo el sector. La sentencia era firme y se dictó en víspera del puente de primero de mayo, un momento procesal muy oportuno que destapó el runrún a intervención a las primeras de cambio.
Con todo, Rato esperaba que su plan de viabilidad llegara el viernes 11 de mayo. Así se lo habían prometido. En definitiva, las bases del Real Decreto, ayudas públicas para los que no alcancen a cubrir las nuevas provisiones, coincidían con el severo plan de ajuste que había avalado el Banco de España, donde su exjefe de gabinete, José María Roldán, despacha como director general de Regulación. Podía haber sido así, pero precisamente no podía ser así.
Guindos tenía claro que había que poner fin a la carrera de Rato. En ocasiones, debió pensar, "las personas dejan de ser buenas cuando se ven amenazadas o traicionadas, porque cuando uno se siente así empieza a preocuparse únicamente de sí mismo". Y en la solución del problema Bankia, los reparos para tomar una decisión drástica estaban puramente circunscritos a cuestiones personales, a la figura de Rodrigo, el antiguo jefe, el virrey del viejo PP. Hasta que dejaron de serlo.


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