El mañana efímero (Campos de Castilla, 1912)
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
En vano ayer engendrará un mañana
vacío y por ventura pasajero.
Será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero,
a la moda de Francia realista
un poco al uso de París pagano
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacío y ¡por ventura! Pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana,
de un sayón con hechuras de bolero;
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
Si el poeta nos ofreciera este poema hoy, diríamos que habla de la España que se nos escurre entre los dedos, de los viernes negros y de la prima de riesgo; de los excesos y de las corruptelas; de los bancos-Bankias y banqueros; de los esperpentos y de la fractura social; de los indigentes y de los indiferentes; de los coches oficiales y de los comedores de Cáritas; de los culpables-víctimas y las víctimas-culpables y, sobre todo, de un pueblo indignado… Él lo escribió hace mucho tiempo y hablaba de la misma España, de la que fue, de la que era y de la que deseaba.
Tenemos que convencernos de que estamos ahogándonos en un pozo de lodo y nadie nos rescatará, el pueblo será el único que podrá salvar, con resignación maternal, a los personajes responsables de nuestra desgracia y a “esta España nuestra” convertida en caricatura de humor negro.
Si hay alguien que nos representa hoy (2012) sería él, nuestro Antonio Machado de 1912 porque entre estos números hay dos que se repiten: el 2 de las “Españas” fracturadas y el 1 que simboliza y sigue siendo:
La España de charanga y pandereta
Entonces, el poeta no se resignaba a perder la esperanza, la única posible: la del trabajo y la honradez; la del reparto solidario; la que olvida pero no perdona:
la España del cincel y de la maza
Una España implacable y redentora
España de la rabia y de la idea
Mercedes Ferraz Yanes
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