Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


martes, 26 de febrero de 2013

Hastío * Lo siento, Corinna no me interesa. La princesa rubia natural, generosa y amiga de España no me causa la menor curiosidad.



Lo siento, Corinna no me interesa. La princesa rubia natural, generosa y amiga de España no me causa la menor curiosidad. Lo mío son las libretas de cuadros, de Montessori, los paquetes de folios que escasean en los colegios, esos que se emborronan con ecuaciones y poemas de amor. Hay otras libretas que dicen que están de moda. Chulerías de Bárcenas que es un delincuente, presunto, que presuntamente tiene tanto peso como para que dos fiscales se sientan presionadas. Eso sí es una historia de Gomorra.
 
 
 Eso me da miedo, del malo, del que no se pasa en un rato. El poder que llega por medio de montañas de dinero, la idea de la propia impunidad, la estructura de poder paralela. En esos cuadernos escritos con tenacidad están las vergüenzas nacionales, los episodios que se están escribiendo cada día en los medios, regados de resentimiento, unos con mirada de lebrel, otros con rabia contenida, indisimulada, legítima.
 
 
Corinna tiene los planos del polvorín, los que la conocen se saben sentados encima de la santabárbara que perdura décadas en couché. Por fin ha llegado quien desbancase en los hígados las fotos de la boda de Ana Aznar, los ¡oh!, ¡ah!, ¡uy! ya tienen nuevo destinatario. Qué gran momento la portada principesca antes, todo hay que decirlo, que Cospedal hablase con el espíritu de Antonio Ozores dentro de ella.
 
 
El nuevo derecho laboral, esto sí es un brote verde: el directo y el diferido, la simulación y la realidad. Hace tiempo que el gobierno tiene problemas para distinguir esos conceptos, y otros como necesario-accesorio, caro-barato, público-concertado. La neolengua nos asfixia.
 
 
Esa lengua antigua pero no muerta que habla Toni Cantó. Sus intervenciones parlamentarias y tuiteras introducen conceptos como asimetría penal. Su debilidad : la denuncia falsa. Creyéndole se puede abrir una nueva primavera de las leyendas urbanas. No se puede pedir más de un día, no se puede ser más anacrónico, ni comulgar con una rueda enorme de molino sin despeinarse, ni aguantar más al señor de la peineta. Hay días que acaban por agotamiento.
 
 
 Salió la luna llena y nos hicimos con unas balas de plata, últimamente los lobos vestidos de persona respetable se acercan demasiado, toman apariencias que pasan desapercibidas hasta que sus movimientos y hechos delatan su sed, su ansia...
 
 

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