Es bien sabido cómo el heredero de Franco está “de baja” desde que fue sometido a la enésima intervención quirúrgica, en este último caso, debido a una doble hernia discal.
Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol. Lo de siempre: las visitas de siempre, los mensajes de siempre, y los partes médicos de rigor. En relación con esto último, creo que es lo que entienden por transparencia en Zarzuela. Sólo eso: partes médicos diarios que, vaya Ud. a saber, si hasta son ciertos o no. La última similar que vivimos fué la del doctor y marqués de Villaverde engañando a los ciudadanos sobre la salud del mentor e impositor del entonces Jefe del Estado.
Pero, en fin, la salud de Juan Carlos (le deseo una feliz recuperación) es un asunto aparte, si bien, origina una posible situación de interinidad que, como poco, es más que discutible.
Felipe NO es NADA con la Constitución española en la mano. Este texto legal habla de cómo el legislador deberá redactar una Ley Orgánica por la que se regule la abdicación y sucesión. Ello no está hecho, aunque todos sabemos que en ese país de pandereta su Constitución la pueden cambiar en una sola noche, eso sí, si urge, no si importa.
Dicho todo esto, Felipe puede hacer las labores de su padre en lo que a la Casa Real comporta, pero NO puede ejercer de una especie de Jefe del Estado suplente o “accidental”.
De todas formas, y vista la constante campaña de marketing sucesorio con la que nos han venido bombardeando en estos últimos años, no deja de ser la actual situación una especie de experimento para poder ver la reacción social ante tal alegal sustitución, cuyo fin no es otro que ver todo esto con una relativa “normalidad”, eso sí, con la “normalidad impuesta”.
En otras palabras, nos están metiendo a Felipe VI con calzador, de rondón, sin luz ni taquígrafos, con manifiesta alevosía, nocturnidad, y sin ningún tipo de legitimidad que no sea esa sarta de paridas de la descendencia por mandato divino, la herencia de la corona y patrañas ajenas a nuestros tiempos. Opino que se debe hablar claro de una vez por todas. Juan Carlos fué designado Jefe del Estado por un militar sublevado y genocida. El hizo que el suegro de Urdangarin fuese su sucesor y Jefe del Estado a título de rey.
En España no se reinstauró nada, sino que se instauró la dinastía borbónica que fué expulsada por la voluntad popular. No vamos a recordar cómo y porqué Alfonso XIII salió de España, pero sí cabe recordar que, de instaurar algo, esa “cosa”, esa “res”, se llama República. Era ese el régimen legítimamente establecido e ilegítimamente truncado mediante las armas, mediante la sangre, mediante un golpe de Estado protagonizado por el general Franco. Fué este militar quien impuso un férreo régimen dictatorial, una etapa de sangre y terror de la que, afortunadamente cada vez quedan menos resquicios, si bien, tampoco mentía el ferrolano cuando llegó a aseverar aquello de que todo lo dejaba “atado y bien atado”.
Y parte de esa “atadura” reside en La Zarzuela.Allí se les instaló cuando regresaron con cuatro duros de Estoril. Que nadie se confunda.
El rey Juan Carlos juró los Principios Fundamentales del Movimiento en marzo de 1968, y jamás ha jurado la Constitución que él mismo sanciona. Ha sido , pues, ésta, la herencia del dictador, y porque ello haya sido así, no creo que sea de recibo tener que aceptar con la citada “normalidad impuesta” que, automáticamente, sin consulta o refrendo (sin legitimidad democrática) sea el heredero del heredero de Franco quien tenga que asumir la Jefatura del Estado español “por la gracia de Dios”, por la “gracia de quien sea”, o por el mismísimo “artículo 33″.
No debe resultar nada extraño el hecho de reclamar la opinión de la ciudadanía a la hora de que ésta pueda dotarse de la forma de gobierno que quiera. Es un ejercicio sano y democrático eso de pasar por una cosa tan plural y libre llamada urna. Ningún ciudadano menor de 55 años ha tenido la oportunidad de expresar su voluntad al respecto. Mucha gente suele preguntar de donde saco esa cifra (55 años). Se debe a lo siguiente: En 1978 la edad para poder ejercer el Derecho a voto estaba fijada en 21 años; luego a toda la gente que tenía entonces menos de 21 años y todos los nacidos después hasta 1995 (que en 2013 tienen o tendrán 18 años, edad actual establecida para poder votar) no se les ha consultado absolutamente nada.
Por ahondar, ese segmento poblacional representa al 66%. Traducido (y restando a los actuales menores de edad), nos encontramos ante un buen puñado de millones de ciudadanos a los que se les deniega el Derecho a decidir por la continuidad o no de una forma de Gobierno impuesta por un dictador que muchos de esos millones no llegaron ni a conocer.
Es ese el Estado en el que viven con rango de súbditos.
El Estado de la crisis, la recesión, la intervención, los maletines, las burbujas y el ladrillo….
El País de los Vera, Barrionuevo, Roldán, Roucos, Guerras, Corcueras, AVES, BOES, Fabras, Bárcenas, Naseiros, confettis, Urdangarines, Infantas impunes, Corinas, cacerías, Pepiños, Micheles, Banqueros, desahucios, suicidios, Ritas, Botellas, del Gran Hermano, de Eurovisión y la OTI, de la “roja”, la paella, la salvajada taurina, de la mujer de Jesulín, de la madre de Paquirrín, el país de “sálvame”, de la fiesta, la txufla, la chirigota, la siesta, el botijo, comunistas con Mercedes, sindicalistas con Rolex, de las cabras arrojadas desde un campanario cuando no desfilan delante de los Libertadores de Perejil y de las querellas por querer cerrar al culto ultra el Valle de los Caídos.
El país dónde el que heredó el título del que yace en ese Valle da órdenes directas a la Fiscalía General del Estado cuando un valiente y humilde magistrado pone en la picota a la menor de sus hijas…
Patético país y patética Jefatura del Estado. Basta ya !!!
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