Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


viernes, 28 de junio de 2013

LA NOCHE DE LAS MANOS QUEMADAS


Cospedal, Javier Arenas ,Rajoy, y Ana Mato defendiendo a Luis Bárcenas







A medida que Álvaro Lapuerta, el sumo sacerdote de la tesorería del PP, se recupera del desgraciado accidente que sufrió en el portal de su casa tras recibir varias amenazas de muerte, los acontecimientos parecen haberse precipitado.

Pagos en diferido, sobresueldos no declarados, viajes a Eurodisney, nuevas y jugosas cuentas en bancos suizos... un sin fin de brotes no ya verdes, sino color 500€, han llenado las páginas de los periódicos y las carpetas de los juzgados, y cuando el ritmo de podredumbre parecía constante, ocurrió lo que no tenía que ocurrir. Luis Bárcenas, el elegido por Lapuerta para sucederle en el cargo de Capo di Tesoro, ha sido detenido para dar con sus lustrosos huesos en la cárcel.

A estas horas imagino al bueno de Luis (Luis el Cabrón según sus allegados) en su celda de Soto del Real, sentado al borde de su litera y repasando mentalmente los últimos acontecimientos, las declaraciones de sus compañeros de partida, y sus afanes por sacarle de prisión antes de que su paciencia se agote y comience a negociar con ese inmenso arsenal de información color hormiga que podría hacer saltar el país en mil pedazos. Le veo trazando planes, y planes dentro de esos planes, royendo un palillo entre los dientes, observando con detenimiento ese calendario de señoras desnudas que siempre lleva en la cartera, calculando con una media sonrisa la fecha en que será juzgado, la fecha en que será condenado, la fecha en que será indultado, y la fecha en que firmará su contrato con telefónica.

Otros dormirán esta noche muchas menos horas que Luis el Cabrón... otros que pusieron su mano y su carrera en un fuego que ahora es incendio... otros que en las próximas horas no van a dejar de guiñar el ojo izquierdo mientras juran su inocencia ante las cámaras... y es que son demasiadas cuentas, demasiados guiños, demasiada suciedad bajo las alfombras, demasiado tarado mental encumbrado, demasiadas bocas que tapar... y demasiado olor a quemado.

... sí, a mierda también.





















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