Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 10 de agosto de 2013

Ahora, en que las conciencias están adormecidas por las minivacaciones





Ahora, en que las conciencias están adormecidas por las minivacaciones que a pesar de la crisis la gran mayoría de españoles disfrutan, cuando uno es ateo, viejo y sentimental es probable que le preocupen asuntos que estén fuera de la realidad del país en que vive. Una de ellas es la falta de ética y conciencia de los dirigentes políticos y de buena parte de la población ante el sufrimiento del resto de ciudadanos.

Vivimos en un sistema capitalista, que por el momento parece inevitable y que hasta cierto punto sería admisible si las condiciones económicas, laborales, sociales y morales no se tensasen hasta extremos de vejación, humillación, injusticia y explotación de libertades y dignidades mínimas exigibles por la racionalidad. Resulta inexplicable que una situación de crisis durísima ni los gobernantes ni muchos ciudadanos no tengan remordimiento de conciencia ante el sufrimiento de los más desfavorecidos.


 Es difícil comprender que no se revolucionen internamente ante el hambre, la desnutrición infantil, las dificultades para sobrevivir o la negación asistencial y económica a las personas enfermas y dependientes. Hablar de solidaridad resulta ridículo, y todo ello lleva a concluir que vivimos entre y gobernados por monstruos que todo lo justifican. Les da igual el sufrimiento du sus obligados conciudadanos. Llegan a pensar que la situación de éstos es merecida o inevitable y que ellos poco pueden hacer y en ningún caso son responsables.


Ellos, lo suyo para enriquecerse lo han ganado con su lucidez política y su esfuerzo. Están los apestados y los no apestados, y, dentro de éstos, aquellos a los que todavía hace tilín el corazón y aquellos que, sencillamente, no tienen alma ni sensibilidad alguna ante el dolor ajeno.


 Ésa es la división real de la sociedad. Es intolerable que en un país con una renta per capita de más de 20.000 dólares aun en el centro de la crisis, haya ciudadanos que tienen y disfrutan de todo y ciudadanos que no tienen ni disfrutan de nada. Los sin conciencia deben saber que ellos son ricos por sus méritos, pero también y fundamentalmente porque abusan y explotan el trabajo de los demás. Así de claro y sencillo, algo tan repetido.

La conciencia es lo más maleable moldeable que existe, y ése es el pretexto y explicación. Y el sufrimiento ajeno no nos preocupa apenas. Una sociedad así es repugnante, pero es lo que hay. Al menos no deberíamos tener las conciencias tranquilas y tratar de comprender. Pero esto raya en lo ridículo, es el ataque de buenismo, y, efectivamente, lo único que se consigue es que el monstruo seas tú y por eso eres viejo, ateo y estúpidamente sentimental. Desgraciadamente, el mundo es de los crueles, aunque los monstruos ingenuos seamos legión.





 

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