Carta a Mariano Rajoy Brey
Presidente del Gobierno de España
Señor: ¿Me permite que le diga (…)
que su estrella (…) está amenazada por la más vergonzosa e imborrable
mancha? Por eso me dirijo a usted gritando la verdad con toda la fuerza
de mi rebelión de hombre honrado. Es mi deber: no quiero ser cómplice.
Yo le acuso a usted como presidente del
Partido Popular de haber permitido la corrupción financiera dentro de su
organización. Aunque no fuese usted partícipe de estas actividades
–permítame que lo dude-, es usted responsable como máxima autoridad
dentro de su partido por no haber puesto los medios para evitar estas
prácticas delictivas. De saberlo, le acuso de delincuente. De no
saberlo, le acuso de incompetente.
Le acuso como presidente del Gobierno de
haber provocado con su silencio el descrédito nacional e internacional
no solo de su partido sino de la política española. Le acuso de arrojar
una sombra de duda sobre todo el país con su incomparecencia pública que
solo puedo interpretar como cobardía y temor de quien algo oculta. Si
tuviera usted la conciencia tranquila y las cuentas claras debería haber
salido de inmediato a responder a las acusaciones que pesan sobre
usted. Como no lo ha hecho cada segundo que pasa me parece usted más
sospechoso, más culpable. Como poco, culpable de faltar a sus
obligaciones de presidente del Gobierno que debe rendir cuentas a la
opinión pública cuando esta se las pide.
Le acuso pues de ser un cobarde por no
atajar de inmediato esas faltas de las que se le acusan si es que son
verdaderas. Le acuso de ser un irresponsable por dejar así que cunda el
pánico, la indignación y el desánimo entre sus ciudadanos. Le acuso de
ser un miserable por dejar que su miedo, indecisión o indiferencia se
conviertan en desconfianza hacia todo nuestro sistema democrático y
hacia nuestro país a los ojos del extranjero. Le acuso de indigno por
abandonar a los millones de personas que le votaron en las angustiosas
dudas que ahora les acucian. Y le acuso de traidor a todos nosotros por
hacer caso omiso a un clamor que le pide respuestas y por anteponer sus
propios intereses al interés común. Cada segundo que pasa y usted no
comparece es una puñalada en las espalda de los ciudadanos. Tenga esto
bien claro.
Yo acuso también a su partido de
mentirnos al afirmar que no sabía nada de los papeles de Bárcenas.
Aparte de la inconsistencia del argumento y la escasa credibilidad de su
partido, les acuso porque ya hay un miembro de su organización que ha
declarado públicamente que recibió un préstamo que consta en esos
papeles. Les acuso además porque otra persona del partido escribió
también públicamente hace unos días que existían pagos a sus miembros y
ustedes no le han denunciado por difamación. Entiendo que lo que ustedes
niegan ante la opinión pública para intentar salvarse, no lo niegan
ante los tribunales porque saben que no tienen pruebas en su defensa. Si
las tienen, les acuso del delito de ocultación.
Acuso a todos los nombres que aparecen
en los papeles de irresponsabilidad y estupidez por no presentar de
manera fulminante ante la luz pública sus patrimonios y papeles que
acrediten que están ustedes libres de toda sospecha. Al no hacerlo
contribuyen ustedes a que su honor quede en entredicho. Les acuso por
tanto de deshonestos, incluso con ustedes mismos, que es el más alto
grado de pérdida de conciencia.
Acuso demás a la cúpula del Partido
Popular de antidemocrático al amenazar con llevar a los tribunales a
quien difunda las informaciones veraces publicadas sobre los papeles. La
acuso de difamación por acusarnos a los periodistas de difamarles a
ellos. La acuso de infame por negar la evidencia de esos papeles que
hasta un examen grafológico han demostrado que pertenecen a su ex
tesorero, Luis Bárcenas, que tampoco ha negado que sean suyos.
La acuso
de indignante por atribuirse la indignación en este caso cuando resulta
palmario, como acabo de exponer, que la actuación del partido está
siendo lamentable, independientemente de las implicaciones penales del
caso. Y por último acuso a la secretaria general del partido, María
Dolores de Cospedal, de indigna de la posición que ocupa por negar ante
la opinión pública lo que toda la opinión pública está viendo.
Por todo ello, señor presidente, acuso a
su Gobierno y a la cúpula de su partido de ineficacia, ineptitud,
incoherencia, cinismo, soberbia, prepotencia, falsedad, manipulación,
ocultación, irresponsabilidad, traición, deshonor y degradación, cuanto
menos moral y política. Les acuso de ser incapaces para gobernar este
país y gobernar su propio partido. Por eso tengo que pedirles que
dimitan en bloque y lo hagan cuanto antes.
No ignoro que al formular estas
acusaciones arrojo sobre mí los artículos (…) que se refieren a los
delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los
Tribunales. Solo un sentimiento me mueve, solo deseo que la luz se haga
(…). Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se
atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.
Así lo espero.
Javier Gallego
1 de febrero de 2013
(Los párrafos en cursiva pertenecen al famoso alegato de Émile Zola publicado el 13 de enero de 1898 en el diario L’Aurore)
Fuente: http://www.eldiario.es/zonacritica/acuso_6_96650344.html
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