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lunes, 17 de febrero de 2014

Estafa energética. Interrumpibilidad: cortarse las venas o dejárselas largas



A ver si me entero, porque este asunto me ha cogido con el pie cambiado. Y no, no es que no estemos acostumbrados a que todo funcione al revés, es solo que cuando ya creemos que nos las han dado todas juntas, siempre sigue quedando una de premio, y otra, y otra, y otra…


Voy a intentar resumir lo que he creído entender, y si no es correcto que algún experto me corrija.



Resulta que en España somos capaces de generar 106.000 MW, o lo que es lo mismo, bastante más del doble de energía de la que hemos necesitado en el momento en que más consumo ha habido en toda la historia de la demanda energética: 45.450 MW (18.53 horas del 17 de diciembre del año 2007).



Resulta que semejante exuberancia tiene unos costes. Y resulta también que eso no parece que haga cerrar a nadie, e incluso no parece que el ritmo de instalación de nuevos proveedores se esté frenando. Pero ese sería otro asunto.



Resulta que pese a la sobredimensión del parque de generación, hay regulado un mecanismo para prevenir el desabastecimiento por picos de demanda (aunque ya hemos visto que podemos suministrar más del doble del máximo histórico), y que consiste en poder coordinar el consumo de grandes empresas devoradoras de kilovatios (principalmente cementeras y siderúrgicas: Cemex, Alcoa, Arcelor, Acerinox, y pocas más) en un hipotético caso de emergencia para evitar el colapso del sistema eléctrico.



Y resulta que por un servicio que jamás prestarán por necesidad, solo en el año 2013 le hemos pagado a esas empresas 750 millones de Euros (¡cómo no va a haber déficit tarifario!). Resulta también que en plena crisis, y cuando el consumo no ha hecho más que disminuir, la partida dedicada a compensar a esas empresas por las molestias que jamás se les ocasionarán no ha hecho más que aumentar.



 Y vuelve a resultar que de hecho ningún gobierno precisaba acordar con nadie ninguna compensación, porque el Estado tiene potestad constitucional para ejecutar ese tipo de orden sin mayor compromiso ni explicación que la necesidad de hacerlo.
Obviamente, lo del cuento de la interrumpibilidad, que no se lo cree nadie, es una forma de tener contento y callado al insolidario sector de los grandes consumidores de energía. 



También obviamente, el ministro Soria lo ve de otra forma, y pese a que reconoce que no existe motivo para compensar por riesgos energéticos (dicho de otra forma: reconoce que nos estafan doblemente y aquí no pasa nada), en declaraciones recientes aludía a lo que siempre aluden estas alimañas mercenarias de los gobiernos: si esas grandes empresas no son competitivas, se van. Vaya, vaya: así que eso era todo. Pues a todo esto, y como quien no quiere la cosa, se le podría decir al señor ministro con el respeto que merece que: ¡y una buena mierda se iban a ir! Esto, señor ministro, es intervencionismo estatal pero en contra de las mayorías. Intervencionismo neoliberal. Intervencionismo de casta.



Resulta, en definitiva, que a un sector de grandes empresas de capital multinacional y con grandes beneficios, le destinamos desde el bolsillo de los que no tenemos ni para pipas (recordemos que esto sale del recibo de la luz), entre otras muchas partidas, una que, por contextualizar, otorga aproximadamente 15.000 euros anuales por trabajador. Y eso es así porque esas empresas que se llevan crudo el 90% del presupuesto de interrumpibilidad, en conjunto no emplean (siendo muy generosos en el dato) a más de 45.000 personas en este país. Y volviendo por ello a los temores del ministro Soria y cuestionándole como debiera haber hecho un periodista que se precie de serlo: ¿si nos tiene que costar ese dinero (y nos cuesta mucho más), no cree usted que ya pueden ir haciendo las maletas?, se lo digo porque nos saldrá muy rentable que se larguen ¿no?


Una estafa tras otra. Nos están pisoteando y no nos estamos enterando de la misa la media. Es repugnante y vergonzoso. A ver si vamos aprendiendo y algún día dejamos de votar a este tipo de mangantes que nos ha gobernado desde aquel fatídico año 78 (si alguna vez se ha podido, hoy ya no se puede hablar de él con satisfacción).


Una cosa más, y permitidme la digresión. Estaría muy bien que alguien con tiempo y conocimientos echara un vistazo al informe de la CNE del último enlace de las fuentes documentales. Resulta muy llamativo que el total de facturación por consumo eléctrico de 2004 entre las 118 empresas acogidas ese año al servicio de interrumpibilidad sumara 445 millones de euros (un año con mayor actividad industrial del sector implicado que 2013), y hoy solo en compensaciones por esta partida hablemos de 750 millones con 144 empresas (aunque en realidad consuman menos energía, y aun atendiendo al incremento en el precio de la energía).


Fuentes:
http://www.cne.es/cne/doc/publicaciones/IT005_05.pdf

 Paco Bello






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