Noticias de los presos políticos
Carta de Francisco Cela Seoane, preso por ser comunista.
Es una tarde de
invierno. Desapacible. El cielo está gris, triste. Sopla el viento. Y
sin embargo, en la celda, sentado a la mesa desde la que os estoy
escribiendo, se ha levantado un mágico y cálido viento de solidaridad
que me abraza y me hace sentir exultantemente vivo.
Ese viento es vuestro
latir en la lucha y el compromiso en defensa de los presos políticos que
nos hermana y nos hace arder en los mismos sueños, en las mismas ansias
de libertad y en la misma inquebrantable determinación de sepultar a un
capitalismo moribundo que de nuevo arrastra a la humanidad al abismo, a
la guerra, a la muerte, a la barbarie...
Para nosotros, los de
aquí dentro, vosotros, los de ahí fuera, sois la sal de la vida. Sin
vuestro aliento, caería antes la noche sobre nuestras celdas y con la
noche, las sombras, el silencio... Gracias por ser, por existir, por
estar ahí, por hacer con nosotros la travesía de la Revolución a
despecho de la fiereza de las tormentas.
Y no seré yo quién diga
que la Revolución es un caminito de rosas y mucho menos un juego o una
aventura de fin de semana. No, la Revolución es algo muy serio donde a
cada envite te juegas la vida y te juegas la libertad. En todo momento, a
cada instante, le exige al militante lo mejor que lleva dentro. Pero no
hay nada, absolutamente nada, en el universo conocido y aún en él por
descubrir, que pueda darte tal plenitud de vida, tal capacidad para amar
y para convertir los sueños en realidad.
Por la contra, una
persona que no se estremezca ante la obscena barbarie que asola al mundo
a este instante, ante las guerras de rapiña del imperialismo y sus
pornográficas carnicerías; una persona que no se estremezca ante la
miseria y el hambre con la que los más viles asesinos matan sin
mancharse las manos de sangre... ¡Esa es una persona que está medio
viva, que está medio muerta! Es una persona que vive una vida mutilada
que la incapacita para amar y soñar. Como bien decía el Che Guevara:
Para capacitarse como revolucionario se precisa sentir como propia
cualquier injusticia que se produzca no importa en qué parte del mundo. Y
es claro que vosotros sois de esas personas pero que exultantemente
vivas, totalmente entregadas a la solidaridad y la lucha y, por tanto,
plenamente capacitadas para amar y soñar a tumba abierta. Para nosotros
es un honor sentiros caminar a nuestro lado.
Y por eso mismo, para
los explotados y oprimidos, para los parias de la Tierra, no hay fiesta
comparable a la lucha de clases. Y contra más se recrudezca ésta, mayor
será la fiesta. Hoy por las calles hay un rum-rum que suena a anticipo
de despertar, como si en el aire flotase una pulsión de impaciencia por
la acumulación de tanto mudo grito, de tanta callada ira, de tan fiero
odio de clases. Esa será la pulsión desde la que de nuevo emergerá la
esperanza y desde donde se desplegarán las fuerzas que por fin dinamiten
tan largo y odiado reinado de la noche y sus sombras.
Llevamos, ciertamente,
muchos años, erre que erre, empujando el carro de la Historia. Hemos
sido y seguimos siendo cuatro gatos que ni tan siquiera hemos podido
contar con el del tambor porque el muy pillo se fugó con la pianista y
nos dejó en la estacada. Muchos de nuestros mejores dirigentes, cuadros y
militantes pagaron con su propia vida la osadía de no perderle la cara
al fascismo.
Y los escasos
supervivientes que hemos llegado hasta aquí, nos hemos dejado la vida,
nos hemos dejado la piel y la salud y nos hemos hecho viejos entre el
humo de las barricadas. De la clandestinidad, previo paso por las
torturas en dependencias policiales, a la cárcel, a los regímenes de
aislamiento, a la dispersión, a las huelgas de hambre donde se dejaron
la vida compañeros tan queridos como Kepa y Sevillano. Y tras largos
periodos de encarcelamiento y un breve paso por la legalidad, de nuevo a
la clandestinidad.
Pero esta larga marcha
de lucha y combate contra el fascismo, de entrega, renuncias y
sacrificios, será siembra que no caerá en tierra baldía. Este legado
revolucionario acumulado será la llave con la que nuestra clase abrirá,
de par en par, puertas y ventanas por donde atronadores penetrarán los
amaneceres rojos.
Y porque jamás hemos
rendido la sonrisa. Y porque jamás hemos sofocado las llamas que pueblan
nuestros ojos. Y porque jamás hemos perdido la alegría loca de vivir,
de luchar, de amar a puro pulmón izquierdo, también sabremos ganar ese
futuro que nos roban.
En contraposición, este
Estado, canalla y canallesco, está hoy, a la vista de todo el pueblo,
con todas sus vergüenzas fascistas al aire. Una oligarquía depredadora y
criminal que inmisericorde arroja a cientos de miles de familias
humildes a la calle, que saquea la sanidad, la educación, que hasta le
quita a los niños el pan de la boca con tal de que la Gran Banca no vea
menguados sus pingues beneficios. Todas sus Instituciones, desde la
Monarquía hasta el último de los ayuntamientos pasando por la Iglesia
católica, se muestran en acelerado proceso de putrefacción y
descomposición. Todos los Partidos políticos y sindicatos integrados en
el Régimen se presentan corruptos y prostituidos hasta el tuétano. Y
policías y más policías... Policías de todos los colores, de todos los
tipos y pelajes. Policías por todas partes, a todas horas, a palos con
niños y ancianos, sembrando el terror entre los obreros, los
trabajadores, los estudiantes...
¡Pero cuán equivocados
están si creen que nos van a enredar en su tela de araña, que nos va a
morder el miedo a un presente de pesadilla, que nos va a paralizar el
pánico a un futuro que se desploma bajo nuestros pies!
Es su edificio, su falsa
“democracia” con la que han tratado de velar la esencia y naturaleza
fascista de su “casa”, ¡la que está en ruinas!. Todo, todo, la fachada,
las vigas, los cimientos, todo, todo está podrido. Esta victoria, una
victoria política en todas las líneas del frente, una Victoria moral de
carácter irreversible y de alcance estratégico... Esta victoria es
nuestra; es vuestra, es del Movimiento de Resistencia, del movimiento
obrero y popular, es una victoria de todo el pueblo.
Por eso, no hay nada tan
seguro como que el dique va a ceder, que el búnker en que se han
parapetado se va a derrumbar y venir abajo. Y tras esa polvoreda, veréis
emerger a un movimiento de masas revolucionario que, con su vanguardia
política al frente, se lanzará en tromba a ajustar cuentas con sus
verdugos.
No lo dudéis ni por un
instante, vosotros tendréis la dicha de vivir un estallido social que
tan brutal, pero que tan preñado de Revolución, de libertad y
solidaridad, que subvertirá toda la escala de valores de la podrida
imagen de la burguesía.
Habrá sonado la hora de salir a la calle a luchar, a abrir las anchas alamedas, a bebernos la vida a salvajes tragos.
Habrá sonado la hora de
la mágica, formidable y extraordinaria sensación de sentir a tumba
abierta que tenemos el cielo al alcance de los dedos de nuestras manos.
Y habrá sonado la hora de galopar y galopar y no dejar de galopar hasta enterrarlos en el fondo del mar.
Pues ésto va a ser todo por hoy. Que un abrazo que muy fuerte.
Valencia II, 14/02/2013
Tomado del blog difusionpresospoliticos


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