El pozo de Darvaza, también conocido como 'La puerta del infierno', es una fallida prospección de gas realizada por geólogos soviéticos en el año 1971 en mitad del gran desierto de Karakum. Un desierto rico en petróleo y gas natural que ocupa el 70% de Turkmenistán.
Un fallo en el terreno abrió una abertura de 60 metros de diámetro y 20 de profundidad llena de gas natural, que se tragó la plataforma de perforación y el campamento de los científicos petroquímicos.
Ante el temor de una explosión y una liberación de gases tóxicos, los soviéticos decidieron como método más seguro y menos costoso prenderle fuego. En ese momento, las expectativas eran de que el gas se consumiría en unas pocas semanas pero, 40 años después, el agujero sigue ardiendo y aún no se sabe cuándo se apagará.
A este lugar, donde el olor a azufre quemado lo impregna todo, National Geographic envió el pasado noviembre una expedición con el objetivo de sondear las profundidades de la cueva y recoger muestras del suelo para estudiar si existen formas de vida extremófila capaces de sobrevivir a tales condiciones.
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