El Gobierno ya había manipulado el significado del verbo “devolver” al presentar en junio de 2014 la reforma del impuesto sobre la renta. Su portavoz proclamó entonces que se pretendía aprobar “una reforma que devuelva el esfuerzo hecho a los ciudadanos”. Cuando aún no hemos notado que se nos haya devuelto ni un céntimo después de tres años de subidas fiscales y recortes de servicios, distintos dirigentes del PP se han reiterado durante estos días en un uso de ese verbo que no responde a su significado.
La buena intención nos había llevado a pensar en aquella primera
oportunidad, hace nueve meses, que la expresión podía partir de un acto
inconsciente, en el sentido de involuntario (aunque quizás también de
irresponsable). Sin embargo, la insistencia de estos días nos sugiere
ya una premeditación en el empleo de la neolengua española creada en el
PP desde algún Departamento del Vocabulario Oficial. Porque estamos
ante toda una campaña de propaganda política que supone el vaciamiento
de nuestro lenguaje para imponer el suyo, con su propia semántica
falsaria.
La víspera del debate sobre el estado de la nación, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría proclamó: “Toca ahora devolver a las clases medias el esfuerzo que han soportado”. Rafael Hernando, el portavoz parlamentario del PP, había dicho el 7 de enero: “2015 es la hora de devolver el esfuerzo a
los ciudadanos”.Carlos Floriano, otro portavoz del PP, el 2 de febrero:
“Una vez que se ha estabilizado la situación económica (...) se puede empezar a devolver el esfuerzo que han hecho los españoles”. Leandro Esteban, portavoz del Gobierno del PP en Castilla-La Mancha, el mismo día: “Todas estas medidas han hecho posible devolver el esfuerzo a
los ciudadanos en forma de bajada de impuestos”. Guillermo Mariscal,
diputado del PP por Las Palmas, reiteró el 25 de febrero: “Es el momento de devolver elesfuerzo a la clase media”...
“Devolver” significa “volver algo a su estado anterior”, “restituir
algo a quien lo tenía”. Ninguna de las medidas anunciadas o insinuadas
por el Gobierno antes, durante o después del debate sobre el estado de
la nación implica devolución alguna, por mucho que esa palabra llene
bocas y titulares. A nadie le van a ingresar un euro, no le van a
reintegrar el IRPF incrementado y abonado, ni le van a devolver el
trabajo que perdió o el comercio que debió cerrar, el IVA que se le
aumentó, la vivienda de la que fue desalojado, las fechas padecidas en
una lista de espera. A nadie le van a devolver las películas cuyas
entradas no pudo adquirir, ni la parte de la indemnización que le
quitaron con la nueva legislación laboral, ni las tasas judiciales que
ya abonó, ni las medicinas que pagó, copagó y repagó. A nadie le van a
llevar “a su estado anterior”, y sin embargo ese verbo reluce ahora
entre los dientes que antes mordían.
El Gobierno pretende quizás hacernos creer que en el último año de legislatura nos van a compensar(otro
verbo mentiroso) por todos los perjuicios, para que se nos olvide así
lo ocurrido en los tres anteriores, y aun en el cuarto; y de ese modo lo
perdonemos. Pero no hay compensación ni reintegro, sino tal vez
una leve atenuación en el nudo de la soga que, si acaso, implicará menos
sacrificios futuros, sin revertir los pasados.
Que un Gobierno adopte medidas difíciles en tiempos de crisis se puede
entender. Cada cual hace lo que puede con la mejor intención. Lo que
resulta insoportable es que, en vez de explicar con claridad las
decisiones tomadas y comprender las que adoptó el antecesor, se altere
el sentido de las palabras para manipular el pensamiento de los
electores y dominar sus emociones. La mentira adquiere así la máxima
gravedad de imperdonable, porque daña incluso al lenguaje mismo, lo más
sagrado: esa riqueza común a la que tienen acceso todos los pobres.
“Devolver el esfuerzo” no es devolver nada. Sabemos que no podrán
devolver el dinero pagado ni los derechos ni el trabajo perdidos. Pero
exigimos encarecidamente que nos devuelvan nuestras palabras.
Artículo de Álex Grijelmo aparecido en el País: http://elpais.com/elpais/2015/03/06/opinion/1425639194_348256.html
Artículo de Álex Grijelmo aparecido en el País: http://elpais.com/elpais/2015/03/06/opinion/1425639194_348256.html
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