Cartel conmemorativo de la Fiesta Nacional 2015. / defensa.gob.es
El boato siempre puede ser más barato. Nada más hay que fijarse en el coste de la tribuna desde la que el rey Felipe VI de Borbón y Grecia presidirá
el desfile militar de la Fiesta Nacional: 236.857,50 euros este año
(39,47 millones de las antiguas pesetas) frente a 248.655 euros del año
anterior y a 260.000 de 2013. La empresa a la que año tras año el
Ministerio de Defensa adjudica el montaje de la tribuna y de las gradas
para las autoridades es la misma, Ink Cien por Cien Eventos SL, bajo el control de Juan Francisco Pérez Prieto,
pero los ajustes salariales con un ejército de reserva de más de cinco
millones de parados y los contratos por unas horas de trabajo
contribuyen a rebajar el precio de la instalación.
Cierto es que el gasto de la tribuna y
las gradas de quita y pon en la plaza de Colón de Madrid y el coste
total de la parada militar, estimado en unos 800.000 euros, es una gota
de agua en el piélago de la deuda de Defensa con la industria militar:
26.000 millones de euros a pagar hasta 2025 por 19 grandes programas de
armamento. Más de 15.000 millones de esa cantidad han sido financiados
por el Ministerio de Industria, lo que significa que el departamento de Pedro Morenés,
que sigue negociando la “reestructuración de la deuda” para conseguir
una quita y la prolongación de la amortización hasta 2030, debe
satisfacer al negociado de su colega José Manuel Soria los créditos adelantados para pagar aviones de combate, carros de ocupación territorial, fragatas y helicópteros.
Como si quisieran celebrar que esa
hipoteca contraída por las decisiones de los gobiernos del PP (23.000
millones de euros) y del PSOE (3.000 millones) no se traduce en
desahucios y lanzamientos (salvo de salvas y cañonazos), el Ministerio
de Defensa y no, por ejemplo, el de Educación, Cultura y Deportes, se
sigue ocupando de organizar el acto central y único del Día de la Fiesta Nacional,
también llamado de la Hispanidad. El cartel y los anuncios
publicitarios difundidos por Defensa para la ocasión dice que es el “día
de todos”, aunque lo protagonice el Jefe del Estado, el Gobierno y los
militares. Los presidentes de Cataluña y el País Vasco se abstienen de
acudir al evento y tampoco suelen asistir a la posterior recepción que
ofrecen los reyes en el Palacio Real.
Está previsto que el acto castrense
comience a las 11 de la mañana del próximo lunes con la llegada de los
reyes a la plaza de Colón, donde serán recibidos por el jefe del
Gobierno, Mariano Rajoy y el ministro de Defensa, Morenés. A continuación serán saludados por la alcaldesa Manuela Carmena, la presidenta autonómica Cristina Cifuentes, la de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Fernando García Sánchez.
El rey pasa revista al batallón de honores, preside la izada de bandera
y rinde homenaje a los que dieron su vida por España. Ya con los
presidentes autonómicos, parlamentarios, embajadores y demás autoridades
en las gradas y los reyes, los ministros, los presidentes del
Legislativo y del Judicial en la tribuna principal, comenzará el
desfile, en el que participan unos 3.000 militares.
Primero pasan las aeronaves. Los
asistentes podrán oír y ver una muestra representativa de la Fuerza
Aérea, desde los cazas F-2000 a los F-18 amamantándose en vuelo de la
panza de un Hércules a través de las mangueras correspondientes, hasta
los helicópteros Tigre, pasando por los Mister y uno de los Airbus que utilizan los reyes, el presidente del Gobierno y algunos ministros en sus desplazamientos oficiales o los Canadair
apaga fuegos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que acaba de
cumplir diez años. El coste del desfile aéreo (36 aviones, incluidos los
7 cazas C-101 de la Patrulla Águila que van soltando humo con los
colores de la bandera de España, más 17 helicópteros) se computa como
horas de vuelo.
En el desfile terrestre desde Atocha hasta Colón se ha prescindido un año más de los carros de combate Leopard
(su última aparición data de 2011), lo que favorece la conservación del
asfalto de los paseos del Prado y Recoletos. Aparte la vistosidad de
las unidades de regulares de Ceuta y Melilla y de las dos compañías del
batallón Inmemorial del Rey, la Legión y su cabra protagonizan la marcha
más veloz. En esta ocasión la cabra se llama Pablo, tiene un año, es la
mascota más joven de las unidades legionarias y acumula tanta
instrucción que no irá atada, sino suelta, acompañando a la escuadra de
gastadores.
La bandera de la OTAN encabezará la
marcha terrestre, a la que asistirán como invitados especiales el
comandante supremo aliado para Europa, Philip Breedlove y el jefe de las fuerzas conjuntas, Hans-Lothar Domröse. Como se sabe, los mandos de la Alianza Atlántica han elegido España como escenario de las mayores maniobras
de fuerzas conjuntas desde el final de la Guerra Fría. Los ejercicios
de guerra tendrán lugar desde el 24 de octubre hasta el 6 de noviembre
próximo.
Al término del desfile, sobre las 13:00
horas, los ciudadanos podrán acceder a los jardines del Palacio de
Buenavista y escuchar un concierto de música militar. Las bandas del
Ejército también tocarán en las plazas de Colón y de Cánovas del
Castillo cuando acabe la parada militar. El tradicional marco urbano
elegido en la capital del Reino de España ha permitido colocar la
tribuna de autoridades en la plaza de Neptuno unas veces y en la de
Colón, más propia de la efemérides, en otras ocasiones, pero siempre en
una zona caracterizada por el voto mayoritario a la derecha, lo que en
otro tiempo facilitó los insultos y abucheos a los jefes de gobierno
socialistas sin grandes desplazamientos.
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