Conflictos mundiales * Blog La cordura emprende la batalla


sábado, 9 de enero de 2016

Las mujeres, el lavadero tenía la virtud de mostrar el anverso y el revés de lo cotidiano


.... para las mujeres, el lavadero tenía la virtud de mostrar el anverso y el revés de lo cotidiano. Allí, sin dejar de enjabonar y enjuagar oleadas de ropa, se condolían, se reían, se altercaban y se amigaban antes de levantar el balde sobre sus cabezas. De vuelta a casa, caminábamos junto a ellas, reclamándoles nuestra merienda con insistencia


De las estampas de la época, guardo entrañablemente en mis adentros, aquellas orlas de mujeres lavando ropas de sus maridos, de sus hijos..., forjando inmaculados blancos que contrastaban con sus vestidos negros, sus faldas raídas y sus zapatillas desgastadas mostrando el descaro de los dedos. Si los hombres volvían de la mina negros de carbón, ellas habitaban en una larga y oscurecida noche que sólo clareaban con la luz de su esfuerzo y de la que todos nos alumbrábamos incesantemente...



Sin remedio, en el afán del relego
están los lavaderos:
huérfanos de cantos, quejas y ajetreos
confluyendo aguas jabonosas, cuerpos
oblicuos sin descanso,
llantos y risas lavando paciencias,
callando lo que calla
la monotonía del caño que emana,
albas laboriosas en cada mano.
 

Rememoro siluetas:
mujeres con baldes en las cabezas,
iban y venían, casa y lavadero
con niños y merienda
pegados a sus faldas de tristeza.
 

Del libro: Hijos de la vara (J. Luis López Fernández)




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