Condenan a tan solo tres años y cuatro meses de prisión a un hombre por matar a su esposa y arrojar el cuerpo a la basura.
Los hechos ocurrieron el 11 de junio de 2012 en el domicilio familiar de Madrid cuando la pareja discutió.
Él, "con el ánimo de quitársela de encima, le propinó un manotazo que la hizo caer al suelo y golpearse la cabeza".
Sangró muchísimo, la mujer quedó inconsciente y, segundos más tarde, murió. De momento, no se ha encontrado el cuerpo de la víctima.
Los hechos ocurrieron el 11 de junio de 2012 en el domicilio familiar de Madrid cuando la pareja discutió.
Él, "con el ánimo de quitársela de encima, le propinó un manotazo que la hizo caer al suelo y golpearse la cabeza".
Sangró muchísimo, la mujer quedó inconsciente y, segundos más tarde, murió. De momento, no se ha encontrado el cuerpo de la víctima.
La Fiscalía pedía 15 años
La Audiencia Provincial impone dicha pena por un delito de maltrato en el ámbito familiar en concurso con el de homicidio imprudente y
no por el de homicidio por el que la Fiscalía pedía inicialmente en sus
conclusiones provisionales 15 años de prisión antes del acuerdo de
conformidad alcanzado con la defensa.
Se da la circunstancia que la misma Audiencia ya le condenó a quince
años en 2017 a por estos mismos hechos después de que el jurado le
considerara responsable de un delito de homicidio con la agravante de
parentesco. Pero la sentencia fue recurrida y el Tribunal Supremo dictó
otra en 2018 que anuló la anterior por vulnerar las garantías del acusado en su interrogatorio.
Fingía que seguía viva
El condemnado realizó actuaciones encaminadas a fingir que su esposa seguía viva, como enviar mensajes desde su móvil comunicando que había regresado de su país, Bolívia.
También presentó un poder notarial en una entidad bancaria con
apariencia de legalidad expedido el 5 de julio de 2012 en Bolivia en el
que supuestamente su esposa autorizaba la operación de
retirar 24.000 euros a su favor.
Denunciado por la víctima
La sentencia, además, prohibe el acusado aproximarse a las dos hijas comunes a una distancia inferior a quinientos metros y no podrà comunicarse con ellas durante cinco años.
En su escrito de acusación, la Fiscalía explica que la víctima había denunciado dos veces a su marido antes de los hechos por
agresiones pero decidió seguir con él para no impedir el proceso de
reagrupación con sus dos hijas, que se encontraban viviendo con unos
familiares en el país de origen de la pareja, Bolivia.
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