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martes, 30 de julio de 2019

Cómo la teta de Sabrina cambió la historia de España



 Hasta el 31 de diciembre de 1987, el nombre Sabrina evocaba la elegancia, la sensibilidad y la delicadeza de Audrey Hepburn en la película de Billy Wilder. 

Pero a otra Sabrina Salerno, una italiana de 19 años, le bastaron tres minutos y 32 segundos para derrumbar el mito de Audrey en España y construir uno nuevo. 

El pecho furtivo que se le escapó durante su actuación en el especial de Nochevieja de TVE la convirtió en una estrella, reescribió el canon de belleza femenino y obligó a todo un país a enfrentarse a su propia mojigatería. 



 SABRINA (Boys Boys Boys) TVE1 (1988)


*

Actuación de Sabrina Salerno en Super 88, de TVE1.

 
 
Para comprender su impacto sociológico hay que recordar cómo estaba la plaza en la que toreó Sabrina aquella noche. En 1983 el grupo femenino punk Las vulpes cantó 'Me gusta ser una zorra' en el espacio musical Caja de ritmos, el fiscal del Estado se querelló contra la televisión por escándalo público y el programa fue cancelado.
 
 
 En 1984 dejó de utilizarse en pantalla el sistema de rombos para avisar a la audiencia de contenidos no aptos para menores de 14 años (un rombo en la esquina superior izquierda de la pantalla) o de 18 (dos rombos). 
 
 
En 1986 España entró en la Comunidad Económica Europea, rebautizada posteriormente Unión Europea, y se creyó por fin moderna de verdad. En 1987 se prohibió la primera campaña contra el Sida, en la que aparecía un coche dentro del cual se sugería que había una pareja manteniendo relaciones sexuales, porque "atentaba contra el decoro y el buen gusto social". 
 

Y entonces llegó Sabrina y convirtió el decoro y el buen gusto social… en otra cosa

 
La primera aparición de la italiana fue en el concurso 'Un, dos, tres... responda otra vez' donde irrumpió en las vidas de todos los españoles de golpe: cada semana, 20 millones de personas (el 70% de la población total del país) se sentaba frente a la televisión para escuchar a Mayra Gómez-Kemp decir "y hasta aquí puedo leer". 
 
 
Una semana después de esta actuación, Sabrina Salerno aparecía desnuda en la portada de Interviú en una calculada operación de marketing que no había hecho más que empezar. 
 
 
Aquella noche de fin de año en televisión contó con estrellas como Donna Summer, Dionne Warwick o Kris Kristoferson. A nadie le importó. Podía haber aparecido el Papa Juan Pablo II para bendecir a los telespectadores y aun así al día siguiente todo el mundo estaría hablando de la teta de Sabrina
 
 
Pero este relato tiene tres versiones: lo que ocurrió en realidad, lo que vimos en la tele y la revolución que desató.

  
A los 20 segundos de empezar a cantar Hot Girls (la memoria sentimental/sexual de los españoles sigue creyendo recordar que el pecho se salió durante Boys, su mayor hit, cuando en realidad aquella canción ni siquiera se llamaba Boys sino Summertime Love), a Sabrina se le escapó una teta de un top de encaje blanco que apenas podía hacer nada por contenerla.
 
 
 La cantante se pasaría el resto de la canción subiéndose el top y cerrándose la cazadora de cuero. 
 
 
Al terminar, su equipo le aseguró que no se ha visto nada y lo cierto es que la baja definición de los televisores de la época y la rapidez con la que Sabrina se cubrió el pezón habrían dejado la anécdota en un "uy, casi". 
 
 
Pero Hugo Stuven tuvo una idea mejor. 
 
 
"Al terminar le enseñé al representante las imágenes" recuerda el productor de la gala, "le dije 'oye, a tu chica se le ha salido un pecho'. Él echó un ojo, lo vio y dijo 'va bene, ningún problema' ". 
 
 
Todos se lo ocultaron a Sabrina. "De repente me dije: ¿por qué no lo ponemos a cámara lenta? Y mis ayudantes me decían que la seño se iba a cabrear".
 
 
 La seño era Pilar Miró, la directora de RTVE que dirigió personalmente la gala de Nochevieja, pero cuando Stuvel le enseñó su propuesta de dividir la pantalla en dos para mostrar a cámara lenta el pecho furtivo le dio un ataque de risa. 
 
 
"¿Lo cambio?, le pregunté.
 
 
 -Qué dices, ¡déjalo! Pero podías haberle puesto la R de repetición-  respondió Miró".








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