Según datos de ONU Migración, durante 2019 se registraron 1.246 muertes de inmigrantes en el Mar Mediterráneo.
Mientras la derecha europea endurece su discurso de odio contra el
inmigrante, el Mediterráneo sigue cobrándose vidas. Al 15 de diciembre
la cifra de fallecidos en su periplo hacia costas europeas es de 1.246;
un número que revela la magnitud de un drama que los medios de
comunicación se esfuerzan en minimizar.
El partido liderado por Santiago Abascal ha pretendido instalar la
idea de que los inmigrantes “cuestan dinero”, una falacia a la cual VOX
recurre con el objetivo de endulzar los oídos de esa porción de la
sociedad española que, amnésica e ignorante, jamás podrá saber que los
inmigrantes no sólo no le cuestan dinero a España, sino que, además, uno de cada tres euros que ingresaron al país fue gracias a la inmigración.
Los inmigrantes contribuyeron durante la bonanza y pagaron más durante la crisis.
Otro lugar común del que se vale la derecha para la estigmatización y
criminalización del inmigrante, es el consabido “el inmigrante nos roba
nuestros puestos de trabajo”, una pobre interpretación de la realidad
que a las claras habla del desconocimiento y el prejuicio de quien la
efectúa.
Para que los españoles no tuvieran que fregar platos y/o
limpiar inodoros (entre otras actividades laborales de igual calibre),
fueron y son los inmigrantes quienes asumen los puestos que nadie quiere
cubrir.
También miente Vox cuando argumenta que los inmigrantes le cuestan
dinero a la Sanidad.
El Ministerio de Sanidad y el INE aseguran que las
consultas sanitarias son fundamentalmente de españoles y mucho menos las
de los extranjeros. Lo mismo pasa en las consultas a especialistas.
Frente a los más de 15 millones de visitas de los españoles al médico,
los extranjeros hicieron 1,7 millones.
Vox miente cuando dice que son
los inmigrantes los que saturan los servicios sanitarios.
Lo que ha
habido es un recorte en exceso en Sanidad y, como consecuencia de esto,
falta asistencia.
Entre 1956 y 1977 emigraron más de cinco mil españoles; más de la mitad de ellos lo hicieron de forma ilegal, sin contrato y sin papeles
No está demás refrescar la memoria de aquellos españoles que, por
prejuicio, por odio o por ignorancia, arguyen que “cuando los españoles
emigraban lo hacían con papeles”.
Entre 1956 y 1977 emigraron más de
cinco mil españoles; más de la mitad de ellos lo hicieron de forma
ilegal, sin contrato y sin papeles. El 80 por ciento de estos españoles
eran analfabetos, no tenían oficio y no sabían otro idioma que el
castellano.
Países como Holanda se manifestaron en contra de la llegada
de españoles; y en Suiza se les clasificó como “potenciales violadores”.
Gracias a las divisas que estos emigrantes españoles enviaban a sus
familiares, ellos fueron los responsables del “milagro económico” de la
España hambrienta del dictador Francisco Franco.
Las mentiras de Vox
-y de la ultraderecha europea en su conjunto- para justificar la
xenofobia, son muy simples de rebatir.
La inmigración no es el problema;
en todo caso es la consecuencia de un drama mucho más complejo, al que
se le suma la ignorancia de quienes han encontrado la excusa perfecta
para manifestar sin tapujos su desprecio, su odio, su estupidez.
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