La Justicia da la espalda a la polígrafa del PoliDeluxe, Conchita Pérez Casorrán, al tiempo que sigue coleccionando denuncias: detenida por intentar simular atentado de bomba, robo con intimidación o malos tratos
Sus inquinas personales hacia su ex pareja Francisco Delgado Pérez y la
acompañante de éste, María Cristina de la Figuera de Yturralde, le han
llevado a simular infinidad de delitos
Cuando
creíamos que todo estaba visto en el mundo del polígrafo, la realidad
nos suministra una nueva dosis de dislates. Y donde decimos polígrafo,
decimos, inexorablemente, Conchita Pérez Casorrán alias “La Churrera”.
Primero fue su entuerto con José Antonio Fernández de Landa, pionero en el uso del polígrafo en España remontándonos a los tiempos de La máquina de la verdad de Julián Lago, luego las sospechas sobre la validez de sus títulos sobrevolaron la reputación de Conchita, así como los antecedentes penales
por los que llegó a ser detenida por intentar simular atentado de
bomba, robo con intimidación o malos tratos.
Tampoco se debe olvidar el
curioso caso de las pulseras o ‘Cintas de la Medida de Nuestra Señora
del Pilar’ que Conchita Pérez Casorrán promocionaba y
comercializaba a través del gancho de un cuantioso donativo solidario
que le ocasionaba a la polígrafa el consiguiente lucro sin contar con el
beneplácito del Cabildo Metropolitano de la Basílica del Pilar de Zaragoza, lo que le valió la consecuente denuncia a la polígrafa.
Todo ello fue publicado en su momento por Extraconfidencial.com
y ahora, como ya ocurrió en 2013 –cuando la polígrafa presentó una
demanda que fue desestimada y archivada-, la Justicia ha vuelto a dejar
sin efecto su requerimiento judicial de medidas cautelares de carácter
urgente contra este medio para no publicar y cesar en las informaciones
sobre su persona.
Tras un primer intento de conciliación en el que la
polígrafa reclamaba lo anterior más una indemnización de 30.000 euros, Extraconfidencial.com
esgrimió que las informaciones “se amparan en el ejercicio al derecho a
la libertad de información, el derecho a la libertad de expresión y el
derecho a la crítica como garantía constitucional en el ejercicio de la
profesión de los llamados a conciliar”.
Además, que “el
carácter molesto de una información, o la crítica evaluación de la
conducta personal o profesional de una persona o el juicio sobre su
idoneidad profesional, no constituyen de suyo una ilegítima intromisión
en su derecho al honor”. Unos argumentos que de forma similar han sido tenidos en cuenta en un duro varapalo judicial contra la polígrafa.
Así, el Auto del Juzgado de Primera Instancia nº 21 de Zaragoza, dictado por la jueza Amalia de la Santísima Trinidad Sanz Franco, deniega las medidas cautelares solicitadas por Conchita Pérez Casorrán y, además, la condena a las costas del procedimiento.
Quizá son estos problemas personales los
que la han apartado sorprendentemente a la polígrafa de su cita semanal
de todos los viernes en el plató de ‘La Fábrica de la Tele’ para atender a una nueva edición de su PoliDeluxe, esta vez practicado a la siempre excéntrica Aramis Fuster. Conchita Pérez Casorrán,
la especialista encargada de utilizar el polígrafo, no pudo asistir a
la velada aduciendo los mencionados problemas personales.
Al menos así
lo explicaba la presentadora María Patiño a la audiencia. Y como en casa del herrero, cuchara de palo, Telecinco –la
Cadena especializada desde siempre en el uso del polígrafo-, inventaba
un nuevo modo de usar el aparato. El veredicto de la máquina de la
verdad sería conocido una semana después, cuando Conchita
ya se encontrara en plató y pudiera descifrar los resultados de la
prueba realizada a la futuróloga. Un uso descabellado de la pulsión
escópica.
Líos de faldas y tribunales
Pero en todo este tiempo, Conchita no
ha permanecido precisamente inactiva. Sus litigios por problemas
personales son casi tan numerosos como los causados por conflictos
laborales. Muchos de los primeros tienen que ver con los amores y
desamores de Conchita Pérez Casorrán. Sus actos son tan
irracionales que muchas veces nos preguntamos cómo una persona de este
calibre psíquico puede decidir quién dice la verdad o quién miente en
un programa colocado en prime time.
La mayoría de las reyertas legales que ha mantenido Conchita Pérez Casorrán han sido con Francisco Delgado Pérez, ex pareja de la polígrafa. Sobre la cabeza de este hombre, Conchita Pérez Casorrán intentó
que pesaran los delitos de asalto con robo, malos tratos y hasta un
atentado con bomba.
Todas ellas resultaron ser denuncias falsas de las
que “puede inferirse sin lugar a dudas que está completamente
obsesionada con su excompañero sentimental, al que quiere perjudicar de
modo compulsivo, haciéndolo aparecer como inmoral, delincuente,
desaprensivo y de la peor catadura, poniéndose ella como víctima, y
haciendo ver que él la acosa y la persigue”.
El asalto fantasma
Sin embargo el acoso y derribo a su ex
pareja no acaba aquí, sino que la polígrafa también se ceba con la que
al menos era la pareja sentimental de Francisco en 2006, la farmacéutica María Cristina de la Figuera de Yturralde. Semanas después de comenzar su relación con Francisco Delgado Pérez, Conchita Pérez Casorrán comenzó a realizar llamadas telefónicas tanto al teléfono personal de María Cristina como al de su farmacia “haciéndole
todo tipo de preguntas sobre su relación con Fran, y diciéndole que lo
dejara que era mala persona y que a ella le debía dinero”.
Ante el hecho de que estos mensajes eran ignorados, las llamadas pasaron a ser amenazas para que abandonara su relación con Fran ya que, de lo contrario, “lo pasarían mal” tanto ella como sus dos hijos. Al poco tiempo, María Cristina fue objeto también de la ira de Conchita al intentar ser culpada, tanto ella como Francisco, de un supuesto intento de atraco.
Los hechos fueron que el 29 de octubre del 2006 interpuso una denuncia a su ex pareja, Francisco Delgado Pérez, cuando todavía mantenían un nexo sentimental, basada en los siguientes sucesos según el testimonio de Conchita:
“Cuando salía de su piso, han salido rápidamente, de una puerta próxima
a la de ella, dos personas encapuchadas de negro y sin mediar palabra
le han pegado un puñetazo en la cara a la altura de los ojos, tirándola
en el suelo boca abajo, con las llaves en la mano, intentando una de
estas personas arrebatarle de la mano las llaves del piso”.
Así también, Conchita declara al instructor del atestado que Francisco Delgado mantenía conversaciones telefónicas con “dos mujeres de origen sudamericano, hermanas entre ellas (…) al igual que las que le golpearon en la cara”.
La conclusión del sumario deja en evidencia a Conchita respecto a las dos hermanas de supuesto origen sudamericano, el instructor “habló telefónicamente” con ellas quedando corroborado el origen bielorruso de una y español, de la otra.
Así, el informe “deduce
racionalmente, a juicio de esta Instrucción, que o bien no sufrió
ningún tipo de robo con intimidación, ya que los datos obrantes no
coinciden con las afirmaciones que la denunciante refiere en su
denuncia, o lo sucedido en el portal de la vivienda fue totalmente
diferente a lo que María Concepción Pérez declaró”.
Doinel Castro
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