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Una noche más, Sábado Deluxe ha aterrizado en Telecinco. Tras varios días de especulaciones, Kiko Rivera ha roto su silencio y se ha sentado en el plató del programa de Telecinco para someterse a todas las preguntas relacionadas con sus infidelidades a Irene Rosales . Además, ha confesado que está pasando un gran bache emocional.
Hace unos días, Techi reaparecía en Sálvame para hacer públicos unos supuesto mensajes subidos de tono que le habría mandado Kiko Rivera a través de las redes sociales. Tras esto, otra de sus ex, Chabeli, también salía a la palestra para compartir otros mensajes que el DJ le habría mandado tras el confinamiento. Finalmente, llegó un nuevo testimonio, el de una camarera que aseguraba haber intercambiado mensajes con el DJ.
Al empezar el programa, Kiko Rivera ha dejado clara su intención: “Vengo a zanjar el tema y darle a mi mujer su lugar, el que se merece, porque con ella las cosas están bien”, ha asegurado. El hijo de la tonadillera ha reconocido abiertamente sus errores: “Hay cosas que son mentira y otras que son verdad, pero ya forman parte del pasado. He cometido muchos errores en mi vida y este es uno más. Lo de Techi es mentira, lo de Chabeli, igual, pero lo de Alicia (la camarera) sí es cierto”, ha confesado.
Todo empezó cuando Kiko, que estaba en su discoteca en fin de año, se puso a hablar con la camarera. Estaban fumando fuera, ella tenía frío y él le ofreció su chaqueta. Al día siguiente, la camarera le escribió a través de WhatsApp. Kiko ha explicado que roneó y habló por mensajes con la camarera de la discoteca Hoyo: “Con la tontería de la maldita chaqueta, empezamos a hablar. No he tenido nada con ella pero me pilló en un momento en el que no estaba bien con Irene. Tonteé con ella”, ha contado.
Tras varias sospechas de Irene Rosales, fue el propio Kiko el que le contó a su mujer lo que había sucedido: “Me siento culpable hasta el día que me muera. El único culpable de lo que ha pasado he sido yo. Me ha costado muchos meses que Irene me perdonara, he tenido que luchar mucho”, ha asegurado. A pesar de que no quiere que parezca una excusa, el hijo de la tonadillera ha explicado que cuando él e Irene Rosales salieron de Gran Hermano pasaron un bache como pareja.
Kiko ha abierto su corazón y ha contado que él tiene la autoestima muy baja y que cuando salió de Gran Hermano, fue la primera vez “que se vio guapo”. El hijo de la tonadillera ha confesado que está pasando un gran bache emocional: “Soy una persona complicada, que a veces ni me quiero... Mi vida no es ninguna fiesta. Estoy en un momento muy jodido. Estoy en el subsuelo, en el puñetero subsuelo. Estoy hundido”.
Kiko Rivera ha reconocido que tiene que pedir ayuda y salir de esto: “Estoy triste, decepcionado y no soy feliz con lo que conseguido en mi trabajo. Me siento defraudado, un inútil. Sé que algunas personas me hablan por interés y eso es muy duro. No tengo ganas de vestirme, raparme o perfilarme la barba. No me quiero. Me falta algo y no sé que es”, ha explicado. Incluso, ha hecho una confesión demoledora: “Si Irene no estuviese a mi lado igual no estaría vivo. Si yo pierdo a mi mujer ahora, no sé qué sería de mí”.
El hijo de la tonadillera ha asegurado que no toma drogas, sin embargo ha confesado que su dependencia sigue presente: ”Sigo teniendo dependencia de las drogas. Hay noches que no puedo dormir y hasta lloro. He preferido dejar de trabajar en la noche para no caer en las tentaciones, me cuesta muchísimo. Me han ofrecido drogas mil veces”.
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