Así es y ha sido la madre de Isabel Pantoja: fría, ambiciosa y la más inteligente de la familia

 

 Si no hubiera sido por doña Ana Pantoja, la carabina más famosa de España, Isabel Pantoja no habría llegado tan lejos.

 

Cuentan que en una ocasión se encontraban varias mujeres de confianza de folclóricas hablando de la vida privada de las colegas de sus señoras en los antiguos Estudios Luis Buñuel de Fuencarral, ahora Telecinco. Plancha que te plancha, cotillea que te cotillea

 

. Que si esta es muy p…, que si la otra también. Y de repente una de ellas soltó: “Mi señora es una santa, es virgen y casta, eso sí la ch… como nadie”. La leyenda sitúa a la madre de Isabel Pantoja en aquel aquelarre como mera observadora. No es cierto, no estaba allí.

 

La anécdota ocurrió muchos años antes y la supuesta folclórica con tales habilidades era mucho mayor que la niña Isabel, la mujer que tan preocupada está por la salud de su madre después de que esta sufriera un ictus. Pero no se trata solo de un anacronismo. 

 

Doña Ana Pantoja era demasiado discreta como para hablar con nadie de las intimidades no solo de su hija, sino de otras personas.

 

 Desconfiada, dura e inteligente.  Gitana, casada con Juan Pantoja, conocido como Chiquetete, un cantante que consiguió un hit en los años cincuenta con la famosa canción

 

 “Que bonita que es mi niña”, siempre se encargó de preservar la virtud de su hija, al menos en el aspecto meramente fisiológico.

 

 Incluso cuando Baldomero Negrón se enamoró locamente de ella y le montó un espectáculo en Madrid, Isabel Pantoja mantuvo su pureza intacta.

 

Isabel Pantoja de doña Ana la ambición y la dureza

 

Doña Ana, gitana, sabía lo que era pasar penalidades. Hija de un verdulero apodado el ´lechuga´, heredó el mote de su padre, porque ella también se vio obligada a vender verduras por el mercado. Pero no solo se dedicó a los tomates.

 

  De casta le viene al galgo, la madre de la mujer que mejor mueve la bata de cola, fue bailaora en el cuadro flamenco de Juanita Reina. 

 

Después de que Isabel, la menor de sus tres hijos, triunfara siendo una niña en un programa de radio, su primo Chiquetete decidió llevársela con ella, y doña Ana la acompañó a todas partes, dispuesta a salvaguardar su virtud. Lo consiguió.

 

Nunca le dijo nada a su hija cuando decidió tomar distancia con su primo Chiquetete, que tanto le había ayudado. De doña Ana, que quedó viuda muy pronto, heredó Isabel Pantoja la ambición y la dureza que la caracteriza. 

 

Y es la persona a la que más quiere en el mundo. Semana le dedica su portada y cuentan que Isabel ha dicho que preferiría morir antes que vivir sin su madre. Tal vez sea la persona a la que más ha querido. Incluso por encima de su hijo.

 

Ana Montesinos